La vida suele tener distintos ingredientes, claroscuros. La vida está hecha de contrastes, de éxitos y fracasos, de buenos y malos momentos. De luces y sombras.
La vida deportiva de Daniel Alberto Passarella atestigua fielmente esta aseveración.
El Passarella jugador fue extraordinario, el Passarella técnico fue moderadamente exitoso y el Passarella dirigente fue francamente impresentable.
En el intento de contar la historia de este grande del deporte, Daniel Alberto Passarella, elegimos arbitrariamente y en primera instancia, al gran Capitán, aquel levantó con dignidad y una emoción compartida por todo un país, la primera Copa del Mundo que supimos conseguir en 1978.
Al Passarella futbolista se lo puede definir como un líder, un referente, un gran capitán, un caudillo, el Káiser argentino, un auténtico ganador.
Le sobró temperamento, personalidad y voz de mando.
Fue un implacable ejecutor de penales, un cabeceador fenomenal.
Daniel Passarella era un defensor completo, un zurdo que era capaz de salvar goles en su propio arco y de convertirlos en el del rival.
Todos esos atributos sirven para definir a Daniel Alberto Passarella jugador, al futbolista fuera de serie.
Un deportista admirable, de esos que uno elige para ser protagonista de cualquier hazaña, en cualquier estadio, contra cualquier rival.
La FIFA lo considera uno de los mejores defensores de la historia.
Después del holandés Ronald Kooman, Passarella es el segundo máximo goleador del mundo entre los defensores.
Passarella convirtió 134 goles en 451 partidos en toda su carrera.
Para un defensor es una cifra notable.
En casi todos los equipos que se forman con los jugadores ideales de todos los tiempos, en River o en la Selección, seguro que está Daniel.
Fue el capitán, el que levantó la Copa, cuando Argentina se consagró en 1978 e integró el plantel, aunque no pudo jugar por un problema aparentemente de salud, del equipo fue campeón en México 86.
Junto a Franz Beckenbauer, Carlos Babington y Santiago Bernabeu son de los pocos privilegiados que han sido jugadores, técnicos y presidentes de un mismo club.
Después podemos hablar del Passarella DT, varias veces campeón con River y de buen mundial en Francia 98, donde llegó a cuartos de final.
También del Passarella dirigente, uno de los principales responsables del descenso de River en 2011.
Pero de eso hablaremos luego.
Daniel Alberto Passarella nació en Chacabuco un 25 de mayo de 1953.
De Sarmiento de Junín pasó a River en 1974, Néstor Pipo Rossi, DT del millonario. Le tiró la pesada camiseta con la franja roja, para que debute en un Torneo de verano ante Boca, jugó de 3 y el Mané Ponce, delantero de Boca al que marcó esa noche, no la tocó. Passarella jugó como si tuviera 100 clásicos sobre el lomo.
Un año después llegó Labruna, con él River terminó con 18 años sin campeonatos. Don Ángel le pidió que jugará de lateral por izquierda, pero Passarella le dijo que no, que él era marcador central.
El Gringo Héctor Artico comenzó jugando junto a Roberto Perfumo en la zaga, pero a los pocos meses Daniel se ganó el puesto que quería y fue bicampeón.
Cuando era suplente en River, Menotti lo convocó para la Selección.
Primero brilló en el equipo sub21 campeón en Toulon Francia y un año después fue designado Capitán del equipo Nacional de mayores.
En River se cansó de ganar campeonatos hasta 1982, cuando se fue a jugar a Italia.
Formó parte de aquellos grandes equipos con Fillol, Perfumo y Passarella en la zaga, JJ, Merlo y Alonso en el medio y grandes delanteros como Luque, Morete, Más y Pedro González, entre otros.
Con River ganó el bicampeonato del 75, el Metro 77, un tricampeonato entre los años 79-80 y un Nacional en el 81, ya con Alfredo Di Stéfano como DT.
Passarella fue el líder de un plantel plagado de estrellas.
En la Selección transitó todo el camino hacia el Mundial 78, donde fue figura y capitán del equipo, convirtió un gol de penal contra Francia en la primera ronda y su foto con la Copa del mundo en alto recorrió el mundo.
Siguió en la Selección y en España 82 fue titular en aquel equipo que decepcionó y fue eliminado en la segunda ronda por Italia y Brasil.
Una vez terminado ese Mundial, Fiorentina adquirió su pase.
Allí jugó hasta 1986 en gran nivel. Ese año pasó al Parma, donde convirtió 39 goles y es recordado como uno de los mejores futbolistas que pasaron por ese club en toda su historia.
Passarella participó y fue clave en las eliminatorias de México 86, ya con Carlos Bilardo como DT y Diego Maradona como capitán.
El agónico gol de Ricardo Gareca ante Perú, que le dio el pasaporte al equipo a México, fue consecuencia de una heroica corajeada de Passarella a quién todos fueron a abrazar, en una jugada en la que el Tigre terminó de meterla a la red.
El Mundial fue otra historia, seguramente la verdad nunca se sabrá. Passarella era un jugador identificado con Menotti y con su fútbol.
Bilardo lo llevó, probablemente, debido a las presiones que sufrió, era sabido que su jugador en el puesto era el Tata Brown.
Passarella viajó e integró aquel plantel, pero la historia oficial indica que debido a una infección intestinal, no pudo jugar ni siquiera un minuto.
De todos modos, el Káiser recibió su medalla, que lo califica como el único jugador argentino que ganó dos mundiales.
Terminada la experiencia en Italia, Passarella volvió a River en 1988 con Menotti de DT.
En esta segunda etapa no pudo ser campeón.
En julio de 1989, con Mostaza Merlo como técnico, Daniel se retiró del fútbol, después de un clásico en el que River venció a Boca por 2 a 1.
Pocos meses después fue convocado para dirigir a River, sin ninguna experiencia previa, junto a Américo Gallego y Alejandro Sabella como ayudantes de campo.
Passarella promovió y dio vuelo a muchos futbolistas jóvenes y del club como Hernán Jorge Crespo, Leonardo Astrada y Gustavo Zapata.
En River ganó 3 torneos en menos de cuatro años.
En 1994, Julio Grondona lo designó como nuevo DT de la Selección Argentina.
Passarella abrió la era post Maradona imponiendo firmeza y rigor, controles antidoping y pelo corto.
Las consecuencias fueron controversias y renuncias, como la de Fernando Redondo.
Con un equipo juvenil y promisorio, ganó los Juegos Panamericanos de Mar Del Plata, en 1995 y la medalla de plata en Los Juego Olímpicos en Atlanta 96.
Con un plantel renovado, con jugadores como Ortega, Simeone, Zanetti, Crespo y Batistuta, Argentina llegó a los cuartos de final después de eliminar a Inglaterra por penales y de ser derrotado por Holanda en tiempo suplementario.
Passarella renunció una vez terminado el Mundial. Después dirigió la Selección de Uruguay, Parma y el Morelia de México, donde consiguió un título.
En 2006 volvió a River, donde no logró repetir el éxito de su primera etapa en el club.
En diciembre de 2009 se presentó como candidato a Presidente de River y derrotó a Rodolfo D´Onofrio por sólo 6 votos.
La historia es conocida, a la situación complicada en lo económico, en lo institucional y en lo deportivo, en que el anterior titular del club José María Aguilar dejó a River, Passarella le sumó su impericia, su carácter intempestivo y sus decisiones equivocadas.
Daniel se le plantó a Julio Grondona, no acertó al elegir técnicos y jugadores, quiso meter mano en las decisiones futbolísticas y profundizó el déficit económico.
Fue la crónica de un descenso anunciado. River ascendió al año siguiente, también con Passarella como Presidente, pero una vez concluido su mandato en 2013, ni siquiera pudo presentarse a una reelección.
Cara y cruz de un referente futbolístico que el mundo admiró y de un dirigente que comandó el ciclo más triste de River en su historia.
Fue el gran capitán del título del ‘78, el referente, el líder, el caudillo.
Fue uno de los mejores defensores de todos los tiempos, no sólo de la Argentina. Así lo entendió la FIFA.
El fútbol y la vida suelen tener luces y sombras, éxitos y fracasos, buenos y malos momentos.
Passarella jamás esquivó a las balas, ni como jugador, ni como técnico y ni como dirigente. Acertó y erró.
Nos quedamos con el jugador, uno de los mejores que pisaron nuestras canchas.
Elegimos esa imagen que recorrió el mundo.
Esa tapa de revista hecha póster, en la que Daniel Alberto Passarella levanta la Copa del Mundo, esa que soñamos tanto y esa noche se hizo realidad, de la mano del Gran Capitán.
