A Juan Cruz Real, técnico de Belgrano y a Diego Martínez, de Boca, los separa un abismo en su forma de pensar el fútbol pero los une un denominador común: están a prueba semana a semana porque dependiendo de los resultados seguirán o no al frente de sus equipos.
Y justamente el destino los enfrentará esta noche en un Gigante de Alberdi que no le perdonará un tropiezo a Real y que podría certificar el fin de ciclo del entrenador Xeneize.
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Más allá del 4 a 2 a los tucumanos la fecha pasada, la relación entre técnico y el mundo Belgrano atraviesa un momento álgido comenzando por las ocho fechas y mes y medio que estuvo sin ganar, por la evitable eliminación de la Copa Sudamericana, por el “affaire” con el peruano Reyna, por referirse de manera ninguneada a los hinchas, por un pedido de disculpas que sonó muy forzado y por una relación que parece rota con el plantel.
Pero hay más: la dirigencia quería renovar su vínculo por una temporada más después de la derrota en Brasil ante Paranaense, pero luego de lo sucedido con Reyna y demás, aquellos directivos convencidos de estirar el contrato que se vence en diciembre venidero, no volvieron a referirse al tema. El presidente Luis Artime, en conferencia de prensa, declaró que lo de Belgrano es un proyecto y que Real forma parte del mismo.
Entre líneas se puede leer que los proyectos comienzan a tambalear cuando el hincha se manifiesta no sólo contra el técnico, sino contra la figura del presidente y eso ha sucedido.
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Y como para ponerle la frutilla al postre, en Colombia informaron que Real será el entrenador de Nacional de Medellín desde enero de 2025, es decir una vez que se termine la ligazón contractual en Belgrano. Claro, fue un hecho mediático que llegó a oído de los dirigentes que vaya uno a saber cómo toman que su entrenador siga en el cargo y arregle por afuera con otro club. Pero por otro lado, no sería ilógico que un trabajador sabiendo que no seguirá más allá de un determinado momento, se quiera asegurar el futuro.
En 26 partidos, Real además nunca puso un mismo equipo de un partido a otro porque él no cree en eso de “equipo de memoria”. Ganó 10, empató 10 y perdió 6, con un 51% de eficacia.
¿Con la situación explicada, cómo tomará el hincha todo esto?
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Boca es la Caja de Pandora, siempre sorprende (para mal) con algo y es como que no puede tener paz, ni deportiva ni dirigencial y todo eso se traslada al humor general de sus hinchas.
A doce puntos del líder Vélez en la Liga, pensar que puede pelear el título es una quimera por el contexto en el que se encuentra y si no fuera porque la Copa Argentina lo tiene con vida, a un partido de la final, la temporada es de terror.
Armado para ser campeón o para pelear una estrella, su andar es bastante irregular, en un año en donde su triunfo más importante fue en cuartos de final de la Copa de la Liga ante River en Córdoba. Se quedó afuera de la parte decisiva de la Copa Sudamericana, viene de perder el superclásico que le dejó una montaña de coletazos como la sanción a Romero y las bajas tácticas vaya uno a saber por cuánto tiempo de Rojo y Pol Fernández, y mira desde afuera cómo el archirrival quedó a tres partidos de ser campeón de América, situación que aunque no quiera, influye.
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Diego Martínez declaró tener fuerzas para seguir. Traducción: un tropiezo más es caída. Pero claro, no tiene la culpa de que Romero reaccione como amateur, que Rojo y Cavani hayan estado más afuera que en cancha aunque sí la tiene en aceptar que Riquelme le haya llevado jugadores que no pidió.
Desde afuera es probable que se vea que Riquelme confunde jerarquía con futbolistas que no pueden jugar dos partidos seguidos. A Gary Medel le queda grande la posición en la que juegue, Barinaga llegó después de la eliminación de la Sudamericana, Aguirre, Miramón y Belmonte no han demostrado por qué se los contrató y el único que zafa con el cartelito de goleador de Boca es Milton Giménez, aunque la verdad es que la mitad los hizo en Banfield.
Boca ganó 1 partido de los últimos 6. En el plano local acumula dos derrotas seguidas. En lo que va de 2024 sólo se impuso en 5 de 21 partidos oficiales en condición de visitante, empató 7 y perdió los 9 restantes, sacando 22 puntos de 63 posibles. Actualmente lleva 6 sin victorias fuera de la Bombonera.
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En 44 partidos, Martínez ganó 20, empató 14 y perdió 10, con un 56% de eficacia. Los números avalan la campaña pero no alcanza sólo con eso. Boca como dijo Basile es “DGS: Deportivo Ganar Siempre”.
Real y Martínez, tan parecidos y tan distintos. Los separa un abismo pero los une el hambre y las ganas de comer.
