Malvinas: el regreso a una política de acercamiento

Sergio Suppo

El humo y los hechos concretos suelen estar separados por una distancia significativa. En medio del estruendo de la política argentina, me gustaría dedicar unos minutos a un hecho que ocurrió la semana pasada: el nuevo acuerdo impulsado por la canciller Diana Mondino sobre Malvinas. Muchos lo interpretan como un nuevo enfrentamiento entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Villarroel, pero el verdadero foco debería estar en el acuerdo y su trascendencia.

La vicepresidenta se opone al acuerdo, lo que provoca que la atención se desvíe hacia la interna del gobierno, dejando de lado lo realmente importante. Este acuerdo con Malvinas es un paso significativo en la historia de la relación entre Argentina y las islas, así como en la estrategia que el país ha seguido para acercarse a la posibilidad de recuperar su soberanía. Hace 42 años, Argentina cometió un error grave al intentar recuperar las islas por la fuerza, retrocediendo un siglo en sus posibilidades. La derrota sufrida en 1982 alejó a Argentina de la posibilidad de recuperar Malvinas.

No se trata de abrir juicios sobre el crimen de la dictadura que tomó la decisión equivocada, sino de entender lo que representa este nuevo enfoque. Diana Mondino ha recuperado una política de acercamiento que Argentina había seguido en el siglo pasado, permitiendo en la década del 70 un acercamiento notable con las islas. Esto se tradujo en asistencia en áreas como combustible, vuelos, salud y educación, además de vínculos personales entre isleños y argentinos.

En 1974, se ofreció un acuerdo de coexistencia que no prosperó debido a la muerte de Perón y la falta de capacidad política de Isabel Perón para llevarlo adelante. Tras el regreso a la democracia en 1983, Carlos Menem restableció relaciones con Inglaterra y reinició la política de acercamiento, aunque la guerra había cambiado el escenario. Los isleños ahora tienen derechos de pesca que les otorgan un ingreso per cápita elevado, lo que complica la situación para Argentina.

El restablecimiento de la política de acercamiento por parte de Mondino incluye la posibilidad de aumentar los vuelos entre Argentina y Malvinas, así como establecer una colaboración en la preservación de la fauna y la pesca en la zona. Sin embargo, esto también beneficia a los intereses isleños. La vicepresidenta Villarroel, con un padre que fue combatiente en Malvinas, marca la diferencia, pero lo que realmente se destaca es el intento de recuperar una política que se interrumpió durante los años de kirchnerismo.

Es importante recordar que, a pesar de la dificultad para recuperar las islas, esta política de acercamiento ha sido una constante en la historia argentina desde el regreso a la democracia. La realidad es que perder una guerra tiene un costo extraordinario y, lamentablemente, eso se siente en la actualidad. Este nuevo acuerdo sobre Malvinas, más allá de las disputas internas, representa una oportunidad para reanudar un camino que ha sido parte de la historia argentina.