La construcción de la candidatura religiosa de Cristina

Sergio Suppo

Pasan cosas raras. Este podría ser el título de una subsección de la columna y le voy a empezar a usar cada tanto. Pasan cosas raras en la Argentina. Hace tres semanas, "el Cuervo" Larroque, uno de los jefes de La Cámpora dijo que el departamento de Cristina Kirchner era un santuario.

Después ocurrió el atentado en contra de Cristina Kirchner, frente al “santuario”. Ahora, luego del atentado y de que se ponga en marcha una investigación que todavía no ha terminado y no nos permite saber si hubo más de dos personas involucradas, la vicepresidenta de la Nación se mantiene en silencio sobre ese tema. No habla.

Pero La Cámpora empezó a instalar su candidatura presidencial. O sea, pasó de ser acusada por un grave delito de asociación ilícita a ser candidata presidencial.

Este sábado habrá dos acontecimientos significativos. Por un lado, una convocatoria a un acto que hace La Cámpora en el Parque Lezama de la ciudad de Buenos Aires bajo un lema curioso: “el pueblo cuida a Cristina y Cristina cuida al pueblo”.

Algo así como una madre protectora. Y al mismo tiempo le van a tributar a la propietaria del santuario, una misa en Luján. Una misa que está cargada de polémica porque han metido a la Iglesia en medio.

Cristina está siendo entronizada como candidata presidencial, como un personaje casi mítico, al que hay que rendirle homenaje. Doy vuelta a la moneda que siempre tiene dos caras. El kirchnerismo se quedó sin candidatos alternativos porque el plan original de Cristina era que su hijo Máximo o que su hijo putativo, Axel Kicillof, fueran candidatos en el 23. Ninguno puede ser candidato presidencial el año que viene. Por lo menos mirado desde hoy, probablemente Kicillof vaya en busca de la reelección en la provincia de Buenos Aires. Pregunta con final abierto: ¿todavía el kirchnerismo cree por casualidad que el ministro Sergio Massa le va a tributar a Cristina su hipotético éxito en la economía?