El Senado, fuera de la realidad

Sergio Suppo

En esta ocasión, quiero abordar un tema que, lamentablemente, ya he tocado en varias oportunidades: el escandaloso aumento de sueldo de los senadores argentinos. Este año, sus ingresos se han multiplicado por cinco en varias tandas. A pesar de que parece que están considerando revertir esta situación, aún no hay una decisión definitiva. La voluntad política es clave, y espero que finalmente se convoque a una sesión para discutir este tema.

Los senadores habían optado por enganchar sus sueldos con los aumentos paritarios de los empleados, lo cual, en principio, podría parecer una medida sensata. Esto les impide fijarse a sí mismos sus aumentos. Sin embargo, el verdadero problema radica en que están cobrando treinta y tres veces el salario mínimo vital y móvil de la Argentina, y once veces el salario promedio de los argentinos, que se sitúa en 800 mil pesos. Es importante recordar que la mitad de la población trabaja en la informalidad, y el salario mínimo vital y móvil se encuentra en 200 mil pesos. Estas cifras son las que realmente nos alejan de la realidad.

Los senadores parecen estar más preocupados por equipararse con sus pares en otros países que por la situación económica de los argentinos. Por ejemplo, un senador en Chile gana 7.970 dólares, en España 3.517 dólares, y en Brasil 8.000 dólares. En Argentina, con el dólar blue, el sueldo de un senador se aproximaría a 6.500 dólares. Si bien pueden argumentar que sus sueldos son comparables a los de otros senadores en el mundo, la realidad es que viven en un país donde la mayoría de la población no puede acceder a un ingreso digno.

No estoy justificando el aumento de sueldos, pero es evidente que los senadores están desconectados de la realidad argentina. No estaría mal que un senador gane un salario acorde a su función, siempre y cuando el resto de la población también tenga acceso a un ingreso digno. Este año, los senadores comenzaron cobrando un 1.900.000 pesos y el aumento actual es solo del 6,9%, lo que significa que seguirán recibiendo sumas exorbitantes en comparación con los sueldos de los argentinos.

Ahora, con el anuncio de que se desengancharán de los aumentos paritarios, queda por ver qué criterios utilizarán para actualizar sus dietas.