Humor absurdo y particular en la nueva serie Porno y Helado

Por Francisco Vidal

El humor absurdo muchas veces es un cable a tierra para desconectarse de la rutina y pasar un buen momento cargado de risas frente a la pantalla. Pero eso también implica el riesgo de no ser algo apuntado a todo el mundo.

En esa categoría entra la comedia de enredos "Porno y Helado", serie de reciente estreno de Amazon Prime Video creada por Martín Piroyansky, quien también la coescribe y protagoniza. La participación de Susana Giménez fue uno de los fuertes atractivos a la hora de la promoción.

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La producción cuenta la historia de Ramón (Ignacio Saralegui) y de Pablo (Piroyansky), dos amigos treintañeros que no hacen cosas más interesantes que juntarse los viernes en la casa de uno a ver, inocentemente y como si fueran películas, videos para adultos acompañados de helado.

Pero la vida de ambos de un vuelco cuando conocen a Cecilia (Sofía Morandi), una joven estafadora con la que llegan a la idea de formar una banda de rock, pese a que no saben tocar ni medio acorde.

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La serie inicia así una montaña rusa cargadísima de gags, muchos causantes de carcajadas y otros de simples sonrisas. La ficción busca convencer al público con una metralladora de chistes constantes, algunos que impresionan por los creativos y otros tan básicos como el golpazo de un protagonista.

En el camino que emprende el grupo de amigos para tratar de ser famosos habrá tantos obstáculos y situaciones inverosímiles que se tornan graciosas por lo estrafalarias que son. 

Lo mejor de la serie son probablemente las pequeñas y sorpresivas parodias a otros géneros de ficción. Estoy incluye desde un improvisado musical a escenas de suspenso o de comedias románticas que pareciera que no cuadran, aunque a propósito es así. 

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"Porno y Helado" descoloca y se vuelve impredecible: uno espera con ansias qué situación bizarra resolverán en la siguiente aventura. Piroyansky se ríe así de lo ilógicos que pueden ser algunas resoluciones en las ficciones.

Nachito Saralegui y Sofi Morandi llegan desde un masivo éxito como comediantes en redes sociales y se acomodan muy bien al género en la ficción. El primero es un humorista nato y traslada a la perfección su impronta "instagramera" a este nuevo formato.

El papel de Susana Giménez fue el que más expectativa generó y está con creces a la altura: ofrece una versión seductora pero natural de Roxana, la esposa de un senador candidato a presidente, que tiene una obsesión extraña: es fanática de una cadena ferretera, en la que justamente trabaja Ramón. 

Los personajes y sus particularidades son otro logro de esta llamativa serie, como un Favio Posca genial que hace de "Picky Valeroso", un cantante sobrevalorado que canta, como Fito Páez, canciones sobre animalitos.

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"Porno y Helado" es también una caricatura de muchas exageraciones propias de la vida real; como que un niño de unos 10 años sea un famoso streamer o la competencia por quién puede ser más hipster en un bar al estilo Palermo. 

La exageración y el absurdo vuelven a esta serie un producto original e ideal para eso, simplemente pasar un buen rato, sin las pretensiones de algo inolvidable -y hasta se ríe de eso, con un final impredecible-. El bonus track es que muy probablemente dejará a los espectadores cantando las pegadizas canciones que componen estos muchachos.