Mike Tyson: una vida de nocauts y escándalos

Jorge Parodi

Foto: Redgol.cl

Dicen que el boxeo es hijo de la miseria y pariente cercano de la necesidad. 

Que a veces puede ser la tabla de salvación de vidas destinadas a naufragar.

Algunas personas se aferran a esa tabla y llegan a la orilla; otras, en cambio, nunca lograr dejar de ser prisioneros de los caprichos de las olas del mar y de sus propios fantasmas.

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Mike Tyson fue uno de los mejores pesos pesados de la historia. Un noqueador explosivo, feroz e impiadoso. Su vida, fuera del boxeo, fue una sucesión escándalos, errores, tragedias y delitos.

Mike Tyson fue una figura conflictiva y problemática. Algunos lo calificaron como el hombre más malo del planeta. Odiado e idolatrado en igual medida.

Tyson, en su autobiografía, que lleva por título “La verdad indiscutible”, cuenta que de niño un diagnóstico médico indicaba de manera textual: “Se trata de un retrasado, que se convertirá en un negro inútil, esclavo de medicamentos psiquiátricos”.

Volviendo al boxeo, durante el segundo lustro de los 80 era una costumbre esperar los sábados hasta bien entrada la madrugada para ver sus espectaculares nocauts, en peleas que muchas veces no duraban más que un round.

Los rivales de Tyson besaban la lona en un abrir y cerrar de ojos, impotentes ante tanto vigor y potencia. Era pura adrenalina: sin demasiada técnica, arrollaba a sus rivales, que caían como muñecos.

Michael Gerard Tyson nació en Brooklin el 30 de junio de 1966. Su padre, a quien nunca conoció, abandonó a la familia en la época en que nació Mike, dejando a la madre de Tyson al cuidado de los hijos.

Lorna, su mamá, era alcohólica y perdió su trabajo. Y Mike, junto a sus 3 hermanos, vivió en edificios abandonados, sin agua, sin calefacción ni electricidad.

A los 7 años dejó de concurrir al colegio. De niño, protagonizaba peleas callejeras a cambio de dinero. Comenzó a robar y a los 13 años había sido arrestado 38 veces.

Esta situación motivó que fuera internado en un reformatorio al norte del estado de Nueva Cork, donde conoció a Cus D’Amato, un conocido entrenador, quien lo introdujo en el boxeo. 

En sus dos primeros años como profesional había ganado 28 combates, de los cuales 26 terminaron en nocaut, 15 de ellos en el primer asalto y 5 en el segundo.

Agresivo, intenso, potente, rápido, Mike consiguió rápidamente su oportunidad mundialista. El 22 de noviembre de 1986, con solo 20 años de edad, se consagró como el campeón mundial de los pesados más joven de la historia tras vencer por KO en segundo round a Trevor Bervick.

Más tarde, conseguiría unificar todas las coronas ante los campeones James Smith y Tony Tucker. Iron Man, parecía invencible. Se convirtió en una celebridad y ganó fortunas, que luego despilfarró.

Realizó casi una decena de defensas impecables derribando a jerarquizados rivales, como Larry Holmes (KOT 4), Michael Spinks, Frank Bruno y Tony Tucker.

Atlantic City y Las Vegas se peleaban para ser sedes de sus combates. Lo mismo ocurría con las grandes cadenas de televisión para transmitir sus peleas, ofreciendo decenas de millones de dólares.

En 1989 su récord profesional era de 37-0, con 33 victorias por K.O. A pesar de su éxito profesional, volvió a tener problemas personales y legales.

Tras un breve, mediático y tumultuoso matrimonio, se separó de su mujer, la actriz Robin Givens.

En el año 1990, su vida privada era un desastre y entrenar una excepción.

Absolutamente fuera de forma, el 11 de febrero del 90 se enfrentó a James "Buster" Douglas en Tokio. Estaba siendo derrotado en las tarjetas de los jurados, hasta que en el octavo asalto un uppercut derribó a Douglas. A los 35 segundos del décimo asalto, Douglas atacó con furia y envió a Tyson al piso por toda la cuenta. Fue un nocaut inesperado.

Fue una de las sorpresas más grandes de la historia del boxeo. Las apuestas estaban 42 a 1 a favor de Tyson. Douglas perdió rápidamente el título de los pesados contra el que sería el más emblemáticos de los rivales de Tyson y su contracara: Evander Holyfield.

Tyson fue encarcelado por la violación y sentenciado a 6 años de prisión. Fue liberado por buena conducta en marzo de 1995, regresando al ring ese mismo año.

Volvió a ganar el título mundial en 1996 al vencer a Frank Bruno por KO 6-pero lo perdió tras caer por KOT 11 ante Evander Holyfield pocos meses después.

En 1997, en la revancha ante Holyfield, durante el tercer round arrancó un pedazo de la oreja derecha a su oponente, y, tras ser advertido por el árbitro y volver a intentar morderlo, fue descalificado y sancionado durante doce meses.

Siguió peleando: en 2002, a los 35 años, volvió a luchar por el título mundial ante Lennox Lewis, pero fue derrotado por nocaut en el octavo round, retirándose tres años más tarde, en junio de 2005.

En 2003 se declaró en bancarrota después de haber cobrado alrededor de 300 millones de dólares en toda su carrera.

Luego de su retiro, Iron Man fue protagonista de más escándalos, delitos y conductas violentas.

Desde el 2010 Tyson es vegano y ha tratado de torcer el destino de su vida. Fundó una organización benéfica, se dedicó a hacer monólogos sobre su biografía y ha participado como actor en algunas películas. También tiene una empresa que organiza veladas boxísticas.

Mike Tyson ha tenido una vida de carrousel, con altos y bajos muy pronunciados.

El gran campeón, el noqueador implacable, el que ganó cientos de millones de dólares y el ídolo del boxeo por un lado.

El niño que creció entre privaciones y carente de afecto, el adolescente que se convirtió en delincuente y residente de cuanto reformatorio existiera, el adulto que creyó que el dinero todo lo podía, pero que volvió a la cárcel por delitos sexuales y abuso de drogas, además de tirar una fortuna.

El hombre que en los últimos tiempos y desde la fe pretende una reivindicación y el perdón de sí mismo y de los demás por sus errores.

A veces el boxeo suele facilitarle una tabla de salvación a los náufragos de la vida para llegar hasta la orilla. Después de naufragar sobre los mares más bravos y picados, Mike Tyson vuelve al cuadrilátero en una exhibición.

Se trata del mismo Tyson que ganó y malgastó tanto dinero que hoy viene a mendigar una nueva oportunidad.

Sólo depende de él.