La energía renovable transforma la economía global, según un nuevo informe

Los líderes mundiales se reunieron en la cumbre climática de la ONU (COP30) en Belém, Brasil, en medio de preocupaciones sobre el lento progreso en la reducción de las emisiones de carbono a nivel global. A diez años del histórico acuerdo de París, el mundo se encuentra fuera de curso para cumplir su objetivo principal: mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2°C en comparación con los niveles preindustriales.

A pesar de estos desafíos, surgen destellos de esperanza, siendo el más significativo el notable avance en la energía renovable. Las energías renovables se han vuelto tan asequibles que la transición hacia la energía limpia ya no se considera una carga económica, sino una oportunidad monumental.

Los defensores del cambio climático suelen ver las energías renovables como una necesidad ambiental, una forma efectiva de reducir las emisiones. Sin embargo, también son un poderoso motor de inversión, generación de empleo y crecimiento económico, transformando así la economía global. En un nuevo informe de mi equipo, se presenta la evidencia de estos beneficios.

El primer dividendo económico de las energías renovables es la inclusión. El acceso a energía asequible sigue siendo un objetivo crítico de desarrollo sostenible, que influye en todo, desde la educación hasta la salud y el empoderamiento de las mujeres. Las energías renovables distribuidas, que van desde sistemas solares domésticos hasta microredes, representan nuestra mejor oportunidad para llevar energía asequible a todos.

A lo largo de Africa, Asia y América Latina, los emprendedores en energía renovable están logrando lo que las redes nacionales han luchado por hacer: alcanzar aldeas remotas y reemplazar generadores diésel contaminantes con energía limpia y confiable.

Gracias a su modularidad, la electricidad renovable puede construirse rápidamente, expandirse de manera flexible y mantenerse localmente. Las empresas de energía renovable están combinando estas ventajas técnicas con nuevos modelos de negocio que hacen que las energías renovables sean más accesibles (por ejemplo, a través de modelos de pago por uso) y mantienen los beneficios en la comunidad local (ofreciendo servicios energéticos como almacenamiento en frío, carga de teléfonos y bombeo de agua, además de electricidad).

Inversión, empleo y crecimiento

Si la inclusión es el primer dividendo, la inversión es el segundo. Cada dólar invertido en energías renovables genera más actividad económica que un dólar gastado en combustibles fósiles. El Fondo Monetario Internacional estima que las inversiones en energía limpia generan aproximadamente 1.5 veces su costo en actividad económica, mientras que los combustibles fósiles rinden menos de uno por uno. Las energías renovables no solo devuelven la inversión; la multiplican a través del gasto en cadenas de suministro y salarios locales.

Las cifras son asombrosas. Entre 2017 y 2022, los flujos de financiamiento climático hacia los 100 países en desarrollo más grandes (excluyendo a China) aumentaron su PIB en un total de 1.2 billones de dólares (0.9 billones de libras esterlinas), lo que equivale al 2%-5% del PIB para la mayoría de las naciones. En Brasil, el país anfitrión de la COP30, las inversiones renovables elevaron el PIB en 128 mil millones de dólares durante esos seis años, según nuestro informe.

Sin embargo, los flujos de financiamiento climático siguen siendo insuficientes. Para aumentarlos, se necesita más financiamiento concesional, más garantías de riesgo y más asociaciones entre gobiernos, inversores y comunidades locales.

En la República Dominicana, una combinación de reformas políticas, incentivos claros y financiamiento combinado ha ayudado al país a movilizar más de 6.5 mil millones de dólares en inversión en energía limpia y duplicar su capacidad renovable en solo tres años.

La transición energética a menudo se pinta como un asesino de empleos, pero la evidencia dice lo contrario. Las organizaciones intergubernamentales proyectan que habrá 43 millones de empleos en energía limpia para 2050, superando con creces los perdidos en combustibles fósiles.

Para nuestro informe, analizamos más de cerca el mercado laboral en Sudáfrica. Durante 12 meses, recopilamos datos de anuncios de empleo y encontramos un hecho sorprendente: los empleos en energía limpia pagan un 16% más en promedio que todos los demás roles anunciados. En su mayoría, los salarios más altos reflejan el hecho de que los empleos en energía limpia son trabajos de alta calificación, que requieren experiencia, capacitación y habilidades para resolver problemas.

Los altos requisitos de habilidades son un desafío, pero también una oportunidad. Aprovechar al máximo la revolución de los empleos limpios requerirá un desarrollo proactivo de habilidades, tanto en el aula como en el trabajo. Pero para las jóvenes fuerzas laborales de muchos países en desarrollo, el mensaje es claro: las energías renovables no son solo una estrategia climática, son una oportunidad laboral.

Quizás el beneficio económico menos apreciado de las energías renovables concierne a la productividad. La energía barata y eficiente es el alma del crecimiento industrial. La energía renovable es ahora mucho más barata que los combustibles fósiles, especialmente cuando se tiene en cuenta lo que se pierde al convertir energía (por ejemplo, combustible para automóviles) en servicios utilizables (propulsión).

Calculamos que con una rápida conversión a energías renovables, la productividad del sector energético podría duplicarse para 2050, en comparación con los niveles actuales y un futuro basado en combustibles fósiles. Dado que la energía es un insumo tan ubicuo para todas las demás actividades económicas, esto tiene beneficios significativos para toda la economía. Para algunos países en desarrollo, el aumento del PIB podría ser de hasta el 9%-12%, simplemente por tener servicios energéticos más eficientes.

Estos aumentos de productividad no se distribuyen de manera uniforme. Por primera vez, podrían ser los países en desarrollo los que más se beneficien. Los países industrializados se enriquecieron gracias a la energía barata y abundante. En una economía baja en carbono, serán los países en desarrollo ricos en sol los que tendrán las fuentes de energía más baratas y abundantes. Este cambio crítico en la ventaja comparativa podría ayudar a reducir finalmente la brecha de prosperidad global.

En la COP30, los líderes debatieron sobre objetivos climáticos, mecanismos de financiamiento y cronogramas de transición. Pero también deberían reconocer esta realidad más profunda: las energías renovables no son un freno al crecimiento, sino su nuevo motor. En un mundo ansioso por el crecimiento y la prosperidad, la transición hacia la energía limpia es una estrategia económica tanto como ambiental.

El desafío, como recuerda nuestro informe, es compartir estas ganancias de manera equitativa. Sin una distribución justa de beneficios, la transición corre el riesgo de repetir las inequidades de la era de los combustibles fósiles. Pero si se hace bien, las energías renovables pueden impulsar no solo economías más limpias, sino también más justas.

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