Gramática: "Cambio el título de NFL por ser jugador de Boca"

Martín Gramática sigue siendo hasta hoy el único argentino en haberse consagrado en el deporte rey de los EE.UU.: el fútbol americano. Sin embargo, en una divertida entrevista con La Central Deportiva, programa que se emite en Cadena 3 Santa Fe (101.7), dejó en claro que su fanatismo está depositado en la redonda y no en la ovalada. “Soy fanático de Boca, de Maradona y del fútbol” dijo sin dudar, quien actualmente dirige una academia infantil de soccer en Tampa, donde también cumple funciones de entrenador.

Pero si esa afirmación inicial no alcanzara para demostrar su amor por el fútbol y sobre todo por el club xeneize, Gramática fue más allá: “Cambio el titulo de la NFL por ser jugador de Boca”, sostuvo sin pensarlo dos veces. De hecho, recordó que en una pretemporada que hizo en Sarasota el plantel que dirigía Rodolfo Arruabarrena, tuvo la chance de darle una charla a los jugadores. “Les dije que aprecien estar en Boca, hay gente que haría cualquier cosa por ponerse esa camiseta”.

El vínculo con el fútbol soccer no se agota allí. “Cuando tenía 15 años, estuve una semana a prueba en el Necaxa. Estaban Alex Aguinaga, Angel Bernuncio, Ivo Basay. Saporitti era el técnico y Andrés Fassi el preparador físico”, señaló Gramática, quien remarcó que desde esa época en México mantiene una fuerte amistad con el actual presidente de Talleres. “Además de Boca, siempre quiero que gane Talleres. Uno de mis tres hijos es muy futbolero, le voy a decir a Andrés que se lo lleve a jugar a Córdoba”, bromeó.

Con 44 años y ya retirado del deporte, aún sigue siendo un referente dentro de los pateadores en el mundo del fútbol americano, a pesar que la función que cumplía no le agradaba demasiado en sus inicios. “Entraba poco en juego y hasta me resultaba incómodo el casco y las hombreras”, confesó. Pero paradójicamente, un hecho desgraciado como una lesión iba a cambiar el rumbo de su vida. “En 1996 me rompí los ligamentos cruzados. Pensé que se terminaba mi carrera. Pero me maté en el gimnasio y volví mejor. Metí 19 de 20 patadas”, manifestó quien por la precisión de sus patadas se ganó el apodo de “Automática”.

Antes de quedar en la historia grande, Gramática dejó su sello en el fútbol universitario. De hecho marcó un récord que se mantiene hasta hoy. “Jugando para la Universidad de Kansas City metí una patada de 65 yardas que me abrió las puertas a la NFL. Después de eso me empezaron a prestar atención los equipos profesionales”, expresó. Sin embargo, el argentino reconoció que se lo cuestionaba mucho por su físico chico. “Tampa Bay se la jugó al contratarme” dijo Martín, casi estableciendo una comparación con la elección que San Antonio Spurs hizo de Emanuel Ginóbili en el draft de la NBA. Hablando del bahiense, las historias de ambos se cruzaron en algún momento. “Recuerdo que una vez fuimos a comer, cuando él era novato, y se quejaba porque Duncan no le pasaba la pelota” contó Gramática, quien calificó a Manu como un “fenómeno” al que admira por poner siempre a su familia por delante. Eso sí, le dejó un reclamo al aire: “Antes hablábamos por teléfono, pero después ganó 4 anillos y no me llamó más. Ahora habla con Messi”, dijo entre risas.

En la temporada 2002/2003, Gramática se consagró campeón, al ganar el Super Bowl con los Bucaneros de Tampa Bay. En esa final contra Oakland, anotó 12 puntos (con dos goles de campo y 6 puntos extra). Un partido inmejorable que, sin embargo, había empezado mal según sus propias palabras. “El peor calentamiento de mi vida fue ese día. No metía una. Eran los nervios. Cuando llegué al estadio me temblaban las piernas”, reconoció. Asimismo, explicó que en la final, que lo deportivo queda relegado: “En el Super Bowl primero está el negocio, después el show y por último el partido”.

Después de conocer la gloria, el camino de Gramática se escribió en varias franquicias pero sin el mismo éxito debido a las recurrentes lesiones. “Los americanos patean con la potencia de la pierna. Yo tenía que usar todo el cuerpo. Aguanté un tiempo y después me desgarré todo en el final de mi carrera. Me hubiese gustado ganar más, pero con un título de NFL estoy conforme. Más si te pones a pensar que tipos como Dan Marino no tienen ninguno”, reflexionó.

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