Infantes cuentistas toman la palabra en la Feria del Libro: "Sorprenden"

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En el Espacio Infantil de la Feria del Libro de Rosario, las risas y la curiosidad se mezclaron con la emoción. Allí, el Club de Cuenteras y Cuenteros de la Biblioteca Argentina presentó la colección infantil de la Editorial Municipal de Rosario, una iniciativa que desde hace más de una década da voz a infantes a través de cuentos escritos en todo el país.

“Venimos del Espacio Infantil, donde los cuenteros contaron los relatos de la colección. Leímos los libros, los chicos eligieron los que más les gustaron y hoy cinco de ellos los narraron para el público infantil y sus familias”, contó Ayelén Romero, coordinadora del Club, en diálogo con Viva la Radio por Cadena 3 Rosario.

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La colección, impulsada por la Editorial Municipal que dirige Óscar Taboada, reúne tres volúmenes con 10 cuentos cada uno, seleccionados entre miles de textos recibidos desde la primera convocatoria en 2010. “Fue una experiencia poco frecuente en el país.

Consideramos a los chicos verdaderos autores: con nombre, apellido y edad. En la primera edición participaron unos dos mil niños”, recordó Taboada. Las siguientes tandas se realizaron en 2014 y durante la pandemia, esta última con el desafío de sostener la iniciativa en un contexto de aislamiento.

Entre las historias que hoy cobraron vida en voz de los narradores, hubo humor, ternura y misterio. Romero relató uno de los favoritos: “Un gato no es para mí”, la historia de un nene que insiste en tener una mascota hasta descubrir que el gato no quiere jugar, ni comer, ni salir, y termina devolviéndolo.

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También mencionó “La chica misteriosa”, un cuento que generó silencio y sorpresa entre los chicos: “Era la historia de una nena que se encuentra con otra de vestido blanco con la misma mirada que su madre, hasta que se revela que era la mamá en su infancia. Fue un momento mágico”, recordó.

Las historias y la edad

La experiencia no se limita a la lectura: también involucra la oralidad, la ilustración y el encuentro intergeneracional. En las primeras ediciones, los autores infantiles se reunían con ilustradores jóvenes para discutir cómo representar a los personajes y escenas de sus cuentos. “Era maravilloso —contó Taboada—, los chicos llevaban sus propios dibujos y veían todo el proceso de cómo se hace un libro”.

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Las reacciones del público, tanto infantil como adulto, son una prueba de que las buenas historias no tienen edad. “Madres nos cuentan que sus hijos son fanáticos de determinados cuentos, o que algunos se asustan y ríen con El diente cantante o Historia de terror. Son relatos que sorprenden por su imaginación y síntesis”, dijo el editor.

La presentación cerró con una invitación abierta. “Queremos que las familias se acerquen a la Biblioteca Argentina, que lean, escuchen y participen. El espacio infantil es una casa imaginada: con libros, almohadones, agua fresca y lugar para encontrarse”, expresó Romero.

Antes de despedirse, la coordinadora resumió el espíritu del proyecto: “A los niños y niñas les encanta escuchar historias, mirarnos a los ojos, compartir la palabra. En ese intercambio no hay pantallas, no hay intermediarios: solo la voz y la escucha. Y ahí es donde sucede la magia”.

Entrevista de Cecilia Moro y Eugenia Iermoli.

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