El mundo despide a Francisco, el Papa apasionado por el fútbol y San Lorenzo de Almagro

Francisco, conocido como el "Papa futbolero", había demostrado su pasión por San Lorenzo, el club de sus amores, desde su elección como Sumo Pontífice en 2013. A lo largo de su papado, llevó consigo la alegría de este equipo al Vaticano, participando en celebraciones especiales y manteniendo viva la conexión con sus raíces futbolísticas.

En uno de los momentos más destacados de su vida como hincha, Francisco recibió la Copa Libertadores en 2014, un evento que quedó marcado en la memoria de los seguidores de San Lorenzo. Gracias a su fervor, el nombre del Pontífice se unió a la historia del club, especialmente durante aquel partido decisivo contra Nacional, donde el equipo logró revertir el resultado y obtener el trofeo más importante en su historia.

Los hinchas recordaron con cariño que en los momentos críticos, como aquel partido decisivo en Montevideo, se decía en voz baja: “Habría que preguntarle a Francisco”, como si la bendición papal les otorgara una ventaja especial. Desde su infancia, Jorge Bergoglio vivió la pasión por el fútbol con equipos icónicos y grandes jugadores, siendo un devoto seguidor de San Lorenzo desde 1946.

Más allá de los partidos y las camisetas, Francisco celebró misas en la capilla del club, en la Villa Olímpica y en el oratorio de San Antonio, donde se fundó la institución. Su amor por el fútbol se manifestaba en cada gesto, cada palabra y cada sonrisa al recibir obsequios de su querido equipo.

Durante su papado, Francisco se destacó no solo como líder espiritual, sino también como un ícono en el ámbito futbolístico. Se reunió con figuras reconocidas, desde Lionel Messi hasta Gianluigi Buffon, así como con leyendas de San Lorenzo, quienes compartieron momentos memorables con el Sumo Pontífice.

Uno de los recuerdos más emocionantes fue cuando los históricos del club lo sorprendieron con una camiseta en la que se podía leer "Francisco Campeón", en honor a la victoria de 2014. Su legado trasciende la esfera espiritual, fusionando la fe y el amor por el fútbol, lo que lo convierte en un hincha inmortal.

Hoy, San Lorenzo llora la partida de un gran referente, pero lo celebra como parte esencial de su historia. Desde lo alto, seguro seguirá alentando a su querido equipo con la misma pasión que lo acompañó a lo largo de su vida.

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