México se alista para el Mundial 2026: un fideicomiso millonario para transformar la experiencia deportiva

La cuenta regresiva hacia la el Mundial de 2026 ya comenzó y, en la Ciudad de México, el fútbol no solo fue protagonista en la cancha: también lo fue en las calles, en los trenes, en las ciclovías y en los barrios.

Con ese horizonte, el gobierno capitalino puso en marcha un fideicomiso privado por 4.000 millones de pesos mexicanos, con el objetivo de transformar integralmente la infraestructura y movilidad urbana antes del evento deportivo más importante del planeta.

La operación, estructurada y administrada por BBVA México, se ejecutó en dos fases —la primera ya concretada en julio de 2025 por 2.500 millones de pesos, y la segunda prevista para enero de 2026—, con un plazo total de cinco años.

Esta alianza entre sector público y banca privada no solo garantizó la financiación sin incrementar la deuda pública, sino que también respondió a una estrategia de sostenibilidad fiscal pensada para atender las demandas logísticas que implicó recibir a cinco millones de turistas adicionales, según estimaciones oficiales.

Las obras tuvieron un enfoque claro: potenciar la experiencia del espectador en uno de los estadios más emblemáticos del fútbol mundial, el Estadio Azteca. Para ello, se incorporaron 17 trolebuses eléctricos en el circuito Universidad–Estadio Azteca, se remodelaron los centros de transferencia (CETRAM) de Tasqueña, Huipulco y Universidad, y se reorganizó completamente el entorno urbano con mejoras en iluminación, accesibilidad peatonal y reordenamiento del comercio informal en la zona.

Además, el plan incluyó la creación de espacios deportivos y canchas de fútbol en zonas populares, así como la organización del Fan Fest 2026 en el Zócalo, donde miles de aficionados pudieron seguir los partidos en pantallas gigantes.

La adquisición de nuevos trenes ligeros para la línea Tasqueña-Xochimilco y autobuses eléctricos para el Centrobús también apuntó a facilitar el traslado seguro y sustentable de hinchas locales e internacionales.

En paralelo, se realizaron intervenciones turísticas estratégicas como la iluminación de edificios históricos y la modernización de corredores clave como Garibaldi, Insurgentes y Circuito Aeropuerto.

Lejos de tratarse de un simple plan de obras, el fideicomiso representó una apuesta por reposicionar a la Ciudad de México como capital deportiva global, en sintonía con los desafíos que impuso ser sede de un Mundial tripartito como el de 2026.

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