Se termina el largo silencio previo a la coima

Adrián Simioni

Se comenzó a reglamentar parte de la ley Bases. Uno de los puntos, publicados hoy en un decreto, es el del silencio positivo. ¿En qué consiste? En que las reparticiones estatales van a dejar de tener la posibilidad de tomarse todo el tiempo del mundo para responder un permiso, un reclamo u otro tipo de trámites ante las oficinas públicas. Que es lo que venía sucediendo. 

Por ejemplo, alguien pide un certificado de discapacidad o reclama a por una jubilación a su juicio mal liquidada. Para ir a la Justicia, sí o sí tenés que hacer un reclamo administrativo. ¿Qué pasa si la Anses no te responde? Tenés que esperar sentado. ¿Qué pasa si viene un Moreno y te clava una multa de millones porque no tenías arroz en la góndola? Podés reclamar, pero antes tenés que pagar la multa.

Acá la idea es modificar la ley de procedimientos administrativos e imponerle plazos al Estado: si no responde en x tiempo, entonces, según el caso, se tomará su silencio como una respuesta. Entonces podés ir a la Justicia. Y podés ir sin pagar antes la multa.

Los ejemplos posibles son muchísimos. ¿Qué pasa si una aerolínea privada quiere volar de Rosario a Mendoza y el órgano regulador ni se mosquea en autorizarla? ¿Qué pasa si querés construir un edificio, habilitar un comercio o sembrar 5 hectáreas que figuran como “bosque” pero en las que no hay ni un solo arbolito? Eventualmente, si no te responden, agarrás y construís, abrís al público o sembrás.

Los ejemplos son a groso modo. Hay leyes específicas o fallos de la Corte que han sentado el precedente. Y hay trámites que son de orden nacional –alcanzados por esta norma- y otros que son provinciales y muncipales y quedarán afuera. Además, falta todavía. Lo que se hizo fue darle 15 días a la Jefatura de Gabinete para que elabore un cronograma de entrada en vigencia. Interesante: esto se hizo en base a artículos de la ley Bases basados en un proyecto de ley previo de la diputada tucumana de Juntos por el Cambio Paula Omodea y modificado con la intervención de varios diputados. Tiene consenso. Sería muy importante que provincias y municipios vayan para el mismo lado.

El silencio muchas veces es resultado de la inutilidad o de la indolencia de los burócratas. Vagancia e ineptitud. Pero, además, a veces ese silencio es un cajoneo extorsivo, que busca una coima: el trámite no avanza si no hay una gratificación. El coimero tiene todo el tiempo del mundo.

Típica queja de los desarrollistas inmobiliarios, por ejemplo. Trámites, permisos, autorizaciones que demoran una curiosa eternidad, como si alguien estuviera diciéndole, en silencio, “vení a vernos y charlamos”. Es corrupción. Ojalá funcione. Y ojalá municipios y provincias se contagien. Y se le acabe al Estado el monopolio del tiempo.