República Arbitraria Argentina

Adrián Simioni

Raro que nos parezcan tan normales las declaraciones de los funcionarios. Ya ni nos damos cuenta de todo lo que está mal.

Ayer el ministro de Economía, Sergio Massa, finalmente se enteró, como el gobierno, del conflicto que tiene al país en llanta. Dijo, sin nombrar al sindicato del neumático que el país no puede ser "rehén" del "capricho" de un grupo "muy chiquito" que pone en riesgo 150 mil empleos.

Tiene razón. El problema es que a Massa nunca se le escuchó decir una sola palabra sobre los bloqueos, extorsiones, amenazas que los sindicatos de camioneros y lácteos vienen protagonizando al mismo tiempo. Debe ser que los sindicalistas del neumático trabajan para el Partido Obrero y que los demás trabajan para el kirchnerismo.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

De hecho, Massa no fue capaz de decir ayer ni una palabra sobre los sindicalistas de ATE que dejaron a pata a miles de pasajeros al suspender vuelos de golpe, sin avisar. Y eso que el área de transporte público está bajo su control político. Debe ser que para Massa está bien porque ATE es hiperK y los gomeros son troskos.

Pero el reino de las arbitrariedades no termina ahí. Tanto Massa como su secretario de la Producción, Ignacio de Mendiguren, amenazaron al Sutna con habilitar la importación de gomas, algo que la Argentina prohíbe desde hace mucho supuestamente para tener la industria que ahora la ha dejado con las gomas lisas. Es una forma decir: o terminan el conflicto no les permito seguir abusándose de los consumidores argentinos a los que obligamos pagar el doble lo que en otros países cuesta la mitad. Ya ahí, primera arbitrariedad: los burócratas que definen a quién le meten plata en el bolsillo y a quién se la roban.

Pero es peor: tanto Massa como De Mendiguren hablaron de permitirles importar con dólares subsidiados sólo a las tres empresas fabricantes. O sea: para los demás argentinos que quieran importar eso seguirá prohibido de hecho, como sucede hoy.

Es la República Arbitraria Argentina, un país donde los fiscales, los legisladores, los gobernantes y los opositores se olvidaron hace mucho, mucho, mucho de que acá debería regir la igualdad ante la ley. Es mentira. No rige. La gente como Massa decide todos los días quién puede ser igual y quien no. Como se le canta.