De miércoles a miércoles: la medida de Massa

Guillermo López

Una suba de las tasas de interés, el miércoles pasado, y una fuerte (al tiempo que preocupante) venta de dólar futuro acordada con Alberto y Cristina.

Esas fueron las dos medidas económicas que tomó la semana pasada Sergio Massa como ministro del área sin haber asumido como tal. Logró descomprimir la presión cambiaria y bajar los dólares paralelos en torno a los $290/$300.

A eso se sumó la ayuda de manos amigas para comprar bonos, lo que permitió reducir el riesgo país.

Le sumó otras en el ámbito político/mediático: su salida de la Cámara de Diputados pisando una alfombra roja y una conferencia de prensa para dejar bien chiquito al "Pichichi" Scioli.

Su insistente arenga desactivó la protesta frente a la sede de la Sociedad Rural anunciada por piqueteros kirchneristas para el sábado pasado y, ese mismo día, le envió un amigable mensaje de Whatsapp a Nicolás Pino, el presidente de esa simbólica entidad.

El mensaje llegó después del discurso en el que este último acusara al Estado de "especulador" y de dilapidar los recursos que obtiene gracias al campo.

Ayer domingo anunció un "deudatlón" por Estados Unidos, Francia y Qatar para conseguir fondos (o patear pagos) que den musculatura a las reservas del Banco Central.

Hoy lunes anunciará a su equipo de trabajo. El Mercado está expectante de los nombres, que tomará como señales.

Massa asumirá después de renunciar como diputado y presidente de la cámara baja mañana martes.

¿Qué podrá anunciar el miércoles?

1) Una suba de las tasas de interés más cercana a la inflación, para que aumenten el incentivo a poner los pesos en plazo fijo en lugar de comprar dólares.

2) Una devaluación más profunda del dólar oficial, para que los exportadores reviertan la tendencia de las últimas semanas y desincentivar anticipo de importaciones.

3) Una reducción en el gasto público, para morigerar su monetización y bajar las expectativas inflacionarias.

Pero tirar de esa manta -cada vez más corta- tiene consecuencias: 1) Crédito más costos, menos inversión, producción y empleo. Al mismo tiempo, más deuda cuasifiscal. 2) Impacto en alza de precios y riesgo de una espiralización inflacionaria. 3) La clave es reducir los subsidios energéticos, al transporte y la asistencia social. Hacerlo provocará más inflación.

Cualquiera de las tres medidas ajusta los ingresos. Genera más pobreza. Quién paga ese ajuste es la gran disyuntiva que enfrenta Massa.

Por ahora las dudas sobrepasan las certezas y todo está en el marco de las expectativas. ¿De Mendiguren permitirá que las tasas de interés reales sean positivas? ¿Grabois aceptará una devaluación fuerte? ¿La "clase media" aceptará que quien le pida hacer el esfuerzo de pagar un 200% más de luz sea quien no cumplió en "terminar con ñoquis de La Cámpora"?

De miércoles a miércoles, esa es, hasta ahora, la primera medida de Massa. El descalabro es tal que todo será semana a semana. Cuando mucho.