Roma: otoño de lluvia, sol y sínodo (II)
El encuentro de la sinodalidad convocado por el Papa entra en su ultima semana, dedicada a obtener propuestas concretas hacia el futuro de la Iglesia.
19/10/2024 | 07:19Redacción Cadena 3
FOTO: El sínodo, cuando fue el turno de escuchar a los universitarios. (Religión Digital)
No cesan en Roma las noches con lluvia y los mediodias muy soleados, con el efecto que la lógica humedad provoca en quienes visitan y quienes habitan esta ciudad mágica, deslumbrante y tan cercana que a poco de llegar ya parece ser la propia casa.
Multitudes copan las calles, las llenas de historia y las repletas de comercios siempre atestados.
Todas las voces todas. Todos los colores todos. Todas las identidades y todos los estilos se debaten entre el fastidio de cortes de calles y pasos anulados y el dejarse conquistar por el encanto de una ciudad que no por nada fue la capital del mundo durante casi diez siglos.
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Es que 2025 será el año del Jubileo convocado por el papa Francisco y Roma debe estar a la altura. Y no tanto por la belleza y encanto que siempre exhibe sino porque esperan millones de turistas. Y si de algo sabe esta ciudad es de hacer negocio con quienes la visitan y que abarcan las cuatro estaciones.
Mientras, el sínodo de la sinodalidad se prepara a su ultima semana, que estará dedicada a explayarse en propuestas concretas de camino hacia adelante y de hilar fino para que cada una de esas iniciativas pastorales sean presentada al Papa con el correspondiente sustento teológico y canónico, las dos garantías de un trabajo creíble y bien hecho.
Y será Francisco quien se tomará su tiempo para publicar con su firma el documento final correspondiente.
Precisamente del Papa Francisco y su actitud durante las sesiones del sinodo le preguntábamos a nuestra entrevistada, la hna Daniela Cannavina, religiosa argentina que participa con voz y voto.
Al papa no se lo ve preocupado, mas bien activo - quizás más aún que en la primera sesión de octubre de 2023- como sabiendo bien por dónde y cómo ir, a sesenta años del Vaticano II, para que la Iglesia no se ahogue en su propia pompa sino que defina su misión como un trabajo de todos y con todos para un mundo mejor y más justo, para un mundo donde todos vivamos en paz y dignamente... O al menos lo más posible.
