Santiago Longo, el soldado de las 100 batallas en Belgrano

Era el 12 de abril de 1998. En la cancha de Juniors de Suardi, en Santa Fe, estaba todo listo para el arranque del partido. El rival de ese domingo era 9 de Julio Olímpico de Freyre, pero el choque se demoró por un motivo imprevisto: de repente, sin previo aviso, el capitán del equipo cordobés salió corriendo del vestuario y abandonó el estadio con una sonrisa gigante en el rostro.

Luciano “El Chano” Longo, volante central titular del “9” de Freyre, ni siquiera tuvo tiempo de sacarse la camiseta cuando recibió el llamado que lo hizo saltar de alegría e irse de la cancha. Mientras él terminaba de prepararse para empezar a jugar, había nacido su primer hijo: Santiago Andrés Longo.

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Santi creció entre las tribunas de las canchas donde jugaba su papá y la panadería en la que trabajaba cuando se sacaba los botines. Su papá era hincha de River, pero maradoniano. Él creció viendo al Barcelona de Messi por la tele, y Andrés Iniesta se convirtió en su gran referente futbolístico. Ya desde chico, en las inferiores del “9” de Freyre, se paraba en la misma posición que su viejo: de 5, siempre cerca de la pelota.

Rápidamente, su talento lo hizo destacarse en el pueblo y tuvo una oportunidad que le cambió la vida: con 13 años, se sumó a las inferiores de Unión de Santa Fe. Jugó dos años en el “Tatengue”, pero la distancia con los afectos se hizo difícil de llevar. Después el club le quitó la pensión y, aunque Santi tenía donde estar, decidió que era el momento de volver a Córdoba.

En 2014 empezó el que sería el capítulo más importante de su vida futbolística cuando se calzó por primera vez la camiseta de Belgrano. Arrancó jugando en Liga Cordobesa, pasó a los planteles de AFA desde séptima a cuarta división y en 2018 lo convocaron para jugar en Reserva.

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Cuando lo llamaron para entrenar con el plantel de Primera sintió que el sueño profesional estaba al alcance de la mano. Su ilusión, sin embargo, sufrió dos golpes duros en poco tiempo. Primero, lo volvieron a bajar a Reserva, y después Belgrano se fue al descenso.

Enojado y desilusionado, Longo estuvo a punto de irse del “Pirata”. Sentía que lo habían marginado del plantel de Primera injustamente. Estaba listo para aceptar una oferta de un club menor, cuando un llamado tardío para sumarse a la pretemporada en 2019 lo convenció de intentarlo una vez más. El 30 de agosto de ese año, en los minutos finales de un triunfo 1 a 0 contra Barracas Central, Longo tuvo su debut profesional con la camiseta de Belgrano. Y en esa etapa de alegría, la vida lo golpeó por sorpresa.

En plena pandemia, cuando los clubes estaban cerrados, Longo aprovechó para volver a su Freyre natal. Quería estar con su mamá, María Laura, que estaba enferma. Había tenido una bebé hacía muy poco, y entre los cuidados y la pandemia, Santi quería ayudar en su casa. No lo sabía aún, pero esos serían los últimos recuerdos con su madre: pocos meses después ella perdió la vida, luego de que una dura enfermedad se la llevó en apenas 8 meses.

Dolido por la pérdida de su mamá con apenas 22 años, y preocupado por sus hermanos, Longo pensó seriamente en largar todo y quedarse en Freyre. Fue su papá quien, aún desde la tristeza, lo alentó a volver a Córdoba y sumarse a los entrenamientos. La pelota, la rutina y sus compañeros lo ayudaron a llevar el duelo lo mejor posible. Tiempo más tarde volvió a las canchas más maduro, y con una nueva guía cada vez que miraba al cielo.

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Guillermo Farré, ídolo “Pirata” en la misma posición que Santiago, fue quien lo ayudó a encontrar su mejor versión. Longo, que había estado a punto de irse sin debutar un par de años antes, se ganó el puesto en una categoría durísima como la Primera Nacional. Afianzado como titular, metió el gol de su vida en un partido de local contra Tristán Suárez, en un triunfo que dejó a Belgrano a las puertas del título… o como le decían en aquel momento: el “coso”.

El 25 de septiembre de 2022, en San Nicolás, Santiago fue titular en la “final” por el ascenso contra Brown de Adrogué. Como en toda la temporada, fue una pieza importantísima en la mitad de la cancha. Siempre en el lugar justo, concentrado, preciso. Y cuando el árbitro marcó el final del partido, Longo no pudo evitar las lágrimas. Era un sueño hecho realidad, y su familia y el pueblo fueron lo primero que se le vino a la cabeza.

El salto a Primera División, lejos de costarle, lo potenció. Fue el jugador del fútbol argentino con más quites en la Liga Profesional 2023. Clubes importantes como San Lorenzo y Cruzeiro de Brasil quisieron sumarlo a sus filas. Y como si fuera poco, tras la venta de Pablo Vegetti al fútbol brasileño, Longo se adueñó de la cinta de capitán.

Cuando el hincha de Belgrano piensa en el volante central perfecto, la imagen que se le viene a la cabeza es la de Santiago Longo. Un joven talento surgido de las inferiores del club y que evolucionó de manera sorprendente en el ascenso. Un pibe de Freyre que nunca se olvidó de su familia y su pueblo. El equilibrio y la templanza del equipo de Guillermo Farré, aunque solo tenga 25 años y un largo camino por recorrer.

Texto de Agustín González con aportes de Gabriel Rodríguez.