Una joya oculta en Netflix cuenta una historia de espías con aire tarantinesco

Por Francisco Vidal

Una protagonista eléctrica llena de sed de venganza es el motor de "Kleo", una serie alemana de ocho episodios que se puede ver en Netflix protagonizada por una increíble Jella Haase.

Kleo es una sicaria -una killer en todo sentido- que trabaja para la Stasi, la agencia de gobierno de la extinta Alemania comunista del este durante la guerra fría. 

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Antes de la caída del Muro de Berlín y tras una misión en un boliche que presencia un detective, es repentinamente encarcelada y encerrada por algunos años. Cuando sale en libertad, el muro se derribó y todo cambió, excepto su impulso por asesinar a quienes la arruinaron.

Con colores estridentes y una estética elegante y retro, la serie sigue la búsqueda de esta mujer que es perseguida en un juego del gato y el ratón por este policía de la otra Alemania, Sven Petzold (Dimitrij Schaad), que presenció su último trabajo. Con un trabajo estancado en la dependencia, encuentra una oportunidad para resolver un gran caso -sobre el que, como típicamente pasa, sus jefes le piden que no avance-.

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Entre medio de personajes estrambóticos y el impacto de una sociedad nueva de la que estuvo aislada, Kleo explora sus orígenes y forja un potente vínculo con este agente en una serie que combina la acción con una comedia negra honestamente divertida.

La ficción creada por Hanno Hackfort, Richard Kropf y Bob Konrad, que ya tiene segunda temporada confirmada, es un viaje entre asesinatos tarantinescos en lugares mágicos de Europa (como las playas de Mallorca).

La ternura y hasta la ridiculez -por momentos exagerada en algunos personajes- se chocan con la muerte en una serie que se pregunta hasta qué punto nos puede llevar la venganza

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