¿Cómo Te-vez, Central?

Gabriel Rodríguez

Una tendencia cada vez más marcada se propaga en el fútbol. Varios clubes apuestan por entrenadores jóvenes, que rondan los 40 años, que fueron muy exitosos futbolistas en el pasado y que no cuentan con experiencia al timón de un primer equipo.

Obviamente hay casos anteriores, con resultados distintos. Quizás el más emblemático a nivel mundial y que posiblemente dio paso a que aumentara la tendencia en las grandes ligas fue el de Pep Guardiola, quien en 2008, a punto de cumplir 37 años, tomó las riendas del Barcelona, con la única experiencia de haber sido campeón con el Barcelona B y en su primera temporada respondió ganando todo lo que había en juego.

Ejemplos como ese se transformaron en soporte para hacer una jugada que siempre suena arriesgada y que hoy se proliferó en las ligas y hasta en las federaciones para elegir un seleccionador. A nosotros nos toca de cerca. Lionel Scaloni fue muy resistido, por dos cosas, por cómo llegó al cargo siendo parte del cuerpo técnico de Sampaoli y por su nula experiencia dirigiendo. El tiempo, el título de la Copa América, la aparición de jóvenes figuras y el ensamble del equipo grafican que hasta aquí “Chiqui” Tapia tenía razón.

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Tomando la primera división, encontramos que 16 de los 28 equipos tienen técnicos sub-50, dos con menos de 40 años, superando a la legión de otros 12 clubes que son dirigidos por hombres de más de 50 y dos de ellos con más de 60 años.

Esos dos con menos de 40 son Fernando Gago de 36 años, cuyo primer trabajo fue en Aldosivi y luego agarró Racing, no sin antes instalarse una especie de sentido común entre los hinchas académicos por su falta de trajín en el cargo y los 13 partidos perdidos sobre 26, quizás una cuenta injusta que no siempre refleja el trabajo realizado.

Y el otro es Carlos Tevez, con 38 años, quien tomó el desafío de la primera vez en Rosario Central, una brasa caliente. “Voy a ser técnico, tomé la decisión que voy a dirigir. Me entusiasmé, estoy muy enganchado. Estoy para dirigir ya”, había dicho el Apache hace unos días en una entrevista con Alejandro Fantino.

El último partido de “Carlitos” como futbolista fue el 31 de mayo de 2021, luego de la derrota ante Racing por la Copa de la Liga. Días después convocó a una conferencia de prensa para anunciar que dejaba el club de sus amores. Y uno de los motivos, o el motivo principal, contaría en la charla con el programa “Animales Sueltos”, fue la muerte de su padre y el desgaste mental que venía arrastrando.

En su conferencia de prensa de presentación no le esquivó a las balas, sabiendo a dónde llegaba y con una frase clave para entender el momento: “Tenemos que despertar a este gigante dormido. Rosario Central tiene que volver a competir”. Lo dijo porque el año de Central es flojísimo en números y hay mucha preocupación.

En su formación, viajó a Europa en abril para ver entrenamientos y se llevó consejos de Massimiliano Allegri y de Stefano Pioli, técnicos de la Juve y el Milan, respectivamente. Y doblegó en la compulsa a un hijo de la casa como Vitamina Sánchez quien significa más para Central que Tevez, pero por trayectoria futbolística no hay discusión.

Su cuerpo técnico incluía al Chapa Retegui, de brillante carrera en el hockey sobre césped con Leones y Leonas porque a su proyecto le quería sumar de manejo de grupo con un tipo que coronó mundialmente con Argentina y aunque sea de otro palo como el hockey, no es muy diferente al fútbol. De hecho, Ariel Holan salió de ahí y logró imponer un nombre. Pero el mismo Chapa se bajó al no poder compatibilizar su función en el Gobierno de CABA y esta oportunidad.

¿Sorprendente? Puede que para algunos, pero para otros, no tanto. Antes de Gago, quien salió a la aventura fue Israel Damonte con 38 años, en Huracán, cuando aún le quedaban seis meses de contrato en Banfield. Damonte hoy dirige a Sarmiento. Y después de Gago, fue Mauricio Caranta el que se animó en Instituto, tres meses después de atajar por última vez, en este caso para Talleres.

Es decir que los jóvenes técnicos tienen cada vez más lugar dentro de nuestra Liga y pareciera que llegaron para quedarse. Pero ahondemos más. Entre los 37 equipos de la Primera Nacional, 21 tienen entrenadores con menos de 50 años, cuatro de ellos con menos de 40 y otros cuatro de 41 años. Mientras que los restantes 14 clubes tienen técnicos de 50 años o más y entre ellos contamos a tres que tienen más de 60.

Y hay más. Vayamos a la vereda del frente de Central. Casi que en los últimos 50 años, 15 entrenadores que se hicieron cargo de Newell’s, no tenían experiencia previa. El último fue Héctor Bidoglio, quien sin embargo comparte con sus antecesores la identificación leprosa, como el emblemático caso de Marcelo Bielsa o de Juan Carlos Montes. A los demás les costó trascender (Bernardi, Vojvoda por ejemplo), más allá de que Alfredo Berti estuvo cerca de un título y Fernando Gamboa, la primera vez, dejó una campaña decorosa.

¿Se tira el lance Central con Tevez? Puede ser. Pero con Somoza también lo hizo y alguna vez lo intentó con Coudet y mal no le fue, y eso que “Chacho” reemplazó nada menos que a Miguel AngelRusso, palabra mayor en el Canalla, porque a veces la experiencia y el conocimiento tienen un efecto contrario como el de Troglio en San Lorenzo. 

Luis Zubeldía a los 23 años, cuando muchos jugadores apenas comienzan a hacer sus cimientos, ya estaba retirado por una lesión de rodilla. A los 27, cuando la mayoría de los futbolistas está en la mejor edad para encontrar estabilidad, ya debutaba como técnico del primer equipo de Lanús. Hoy con 41 años, está disfrutando su séptima experiencia en el exterior.

Guillermo Barros Schelotto, un genial futbolista, ídolo de Gimnasia y Boca, tuvo en Lanús a los 39 años, un inicio curioso: primero porque cabrón y desalineado en cancha, era difícil imaginarlo centrado. Y después, lo lógico era que comenzara en algunos de los clubes en donde brilló. El Granate apostó fuerte por él con resultados admirables como subcampeón del Final 2013, campeón de la Copa Sudamericana 2013 y cuartos de final de la Libertadores 2014.

Ramón Díaz, enorme goleador y campeón juvenil en 1979, dejó de jugar en 1995 pero con dos tremendas etapas en River que lo elevaron a la categoría de ídolo y le valió ser designado entrenador con cero experiencia. Cuando asumió, River aún extrañaba a Passarella y había despedido a Babington por no saber imponerse a los Francescoli, Berti, Cedres, Ortega y Gallardo. Ramón sufrió al comienzo pero la Libertadores del ’96 lo volvió intocable, siendo además dueño del último tricampeonato en el país: Apertura 96, Clausura y Apertura 97.

El currículum de un técnico está hecho de victorias y derrotas, y de las grandes en ambos casos, aunque siempre haya excepciones, más de un lado que del otro; aunque algunos se hagan fama y otros le hagan mala fama. Qué habría sido de River si la evaluación sobre Gallardo se hubiera quedado en que sólo tenía un año como técnico de Nacional de Montevideo. Y sin embargo ahí está, lleva ocho años y aún escribe la historia. ¿Y Battaglia? Lleva más de 40 partidos en Boca, fue campeón de la Copa Argentina, de la Copa de la Liga y tras un comienzo con dudas, está vigente y coleando en la Libertadores.

Queda claro que la capacidad de los entrenadores en nuestro fútbol no admite debate. Lo que sí toma fuerza es una nueva camada que está pisando fuerte y que es el complemento ideal a aquellos de más experiencia, que siguen vigentes, pero que de a poco van dejando su lugar por una cuestión lógica. La llegada de Tevez es un golpe de efecto tremendo. Un impacto que sólo podría ser comparado con un hipotético arribo de Luis Suárez a River o de Arturo Vidal a Boca. A los 38 años, el Apache decidió comenzar una nueva era en su brillante carrera.