Daniel Habif, el escritor mexicano que cautiva con sus charlas motivacionales

1. Audio. Daniel Habif, el escritor mexicano que cautiva con sus charlas motivacionales

   La Argentina Hoy

   Episodios

Tras el éxito de tus libros y conferencias, y dada la repercusión de tu trabajo, mucha gente demanda una palabra de ayuda o asistencia. ¿Es ese el propósito principal que persigues cuando estás en el escenario? 

No, no es el objetivo inicial. La principal razón siempre fue expresarme, comunicarme y ser un cronista de mis vivencias. Si bien el mensaje ha mutado y se ha desarrollado—como en esta tercera gira, "Ascender", que ahora incluye música en vivo e iluminación—, mi propósito fundamental fue construir un espacio para el debate a pesar de las diferencias de opinión, la indiferencia, o las distintas posturas políticas o religiosas. Creo que apenas estoy comenzando a lograr este objetivo después de muchos años. La gente sale mejor de cómo llegó; al menos eso es lo que indican los testimonios que recibo.

Ver ese crisol de público tan diverso -jóvenes, mayores, ateos, cristianos- debe ser gratificante. Usted mencionó que no planeó este camino. ¿Hubo un primer momento en el que sintió la necesidad de escribir o expresar cosas que ayudaran a la gente a reflexionar y luego llevar ese contenido al escenario?

No siempre fui consciente del talento que habitaba en mí. Fueron otras personas, como mi esposa, las que lo vieron. Ella fue quien subió un video mío a las redes sociales sin mi autorización, y eso se convirtió en una bola de nieve que fue creciendo. Creo que a veces uno teme hacerse responsable de su propia virtud. Yo he ido aprendiendo a ser un buen custodio de lo que se me ha otorgado. Empecé escribiendo cartas a mi padre, quien era marino. La pluma siempre me ayudó a conquistar cosas fuera de mi competencia, incluso a mi esposa. Como era malo para comprar regalos, escribía cuentos o agradecimientos. Además, como era tartamudo de niño, la pantomima me ayudó a subirme a un escenario, y luego me enamoré del teatro clásico. Escribía mucho sobre mis propios procesos, era la forma que encontraba para desmantelarlos y hacerlos conscientes.

¿Descubrió en algún momento que el proceso de solucionar sus problemas a través de la escritura también le servía a otras personas? 

Sí, por supuesto. Mis amigos me pedían que les ayudara a escribir cartas porque yo sabía expresar lo que ellos no podían, o compañeros de secundaria me pedían ayuda con narraciones. Nunca imaginé que mis miedos o ansiedades se convertirían en algo que, al ser leído, provocaría catarsis en otros. Mi esposa siempre me animó a escribir libros y a motivar a la gente. Ella notó que en mi naturaleza siempre encuentro la flor en la grieta.

¿Qué importancia le atribuye a la mirada de los demás en la realización personal, considerando que depender completamente de ella también es un riesgo? 

Hay que ser muy sofisticado. La mirada del otro es una oportunidad, pero también conlleva un riesgo, ya que hay personas que te verán roto y usarán esos pedazos de ti. El corazón no es un lugar para turistear; hay que ser cuidadoso con quién dejamos entrar. No obstante, considero que es importante que te rompan el corazón, ya que aunque no es placentero, el corazón necesita esa fortaleza. El desafío es que no se te hagan callos o te vuelvas piedra por las traiciones. Un corazón roto es una oportunidad de reconstrucción. Aquello que te rompe el corazón, pero te abre los ojos, es una victoria. Te ayuda a ser más selectivo, a querer más a menos personas, y a entender que no todos merecen tu atención. Hay que ser sofisticado al elegir a quienes te ayudan a reconocerte. Las personas que elegimos nos ayudan a descubrirnos o a sostener la mirada en el espejo, porque todos somos un pedazo de otro. Todos hemos sido inspirados o hemos encontrado un rumbo gracias al consejo de alguien. Quien dice no necesitar a nadie está negando nuestra esencia, ya que somos seres gregarios que vivimos inevitablemente en sociedad. Aunque actualmente se aplaude la actitud del "lobo solitario", los mejores lobos son los que andan en grupo. Cuando crees que eres el más grande del mundo, tu mundo se vuelve muy pequeño. Entiendo que pedir ayuda requiere ser vulnerable y muy valiente.

¿Dónde nació? Hago esta pregunta porque, si bien mucha gente ya lo conoce, hay quienes lo escuchan por primera vez. 

Nací en Mazatlán, Sinaloa, en el norte de México. Es curioso porque a mi vocabulario se le han adherido muchos modismos, por lo que podría usar términos argentinos o expresiones venezolanas. Mi forma de expresión corporal es muy circense, proviene del universo de la pantomima. Sin embargo, el público cambia mucho según el país. No es lo mismo un público argentino, con su cultura importante de cine y teatro y su respeto por la escucha, que un público en Uruguay o en República Dominicana.

¿Qué públicos le resultan más complicados o difíciles de abordar? 

Los lugares que han sido más golpeados por la violencia, como ciertas zonas de Colombia o México, o las fronteras, resultan más complicados. Por ejemplo, Cúcuta, en la frontera entre Venezuela y Colombia, o Tijuana, en la frontera con Estados Unidos. Chile también es un público que siempre me ha costado discernir. Sin embargo, muchas veces hay una combinación de nacionalidades en la audiencia, lo que le da un sabor diferente al encuentro, como el público de anoche que, aunque era 90% argentino, incluía bolivianos, cubanos y venezolanos.

Dejando a un lado las reacciones del público, ¿encuentra similitudes entre las audiencias latinas en cuanto a dolores, preocupaciones, esperanzas y soluciones? 

Sí, claro, compartimos miedos interconectados, como ser asaltados o secuestrados. Irónicamente, son a esas personas a las que luego ponemos en puestos importantes del país. También compartimos la capacidad de sonreír mientras estamos quebrados. Encuentras sonrisas hermosas repletas de dolor y sufrimiento. Compartimos infiernos terrenales, economías quebrantadas, culturas marginales, pero también nos encontramos con grandes soñadores, miradas compasivas, y personas dispuestas a morir en sus patrias.

La migración es un acto doloroso, pero también de esperanza y expectativa, como si los latinos no supiéramos rendirnos. 

Lo es. Los latinos somos la cintura del continente. Cuando vemos a un argentino o a un venezolano enviando remesas a miles de kilómetros, vemos el verdadero rostro del coraje. Por ejemplo, un mexicano en Estados Unidos que sostiene los sueños de su familia con una mano y el sueño de abrir su propio negocio con la otra, a pesar de tener el corazón roto. Ahí encontramos la razón para luchar por nuestra libertad, o la herencia de la educación de nuestros padres, en ese joven que migra para luego regresar y levantar su barrio. Es el caso de aquellos que abren brecha para otros. En México, por ejemplo, la comunidad argentina ha transformado áreas como la publicidad, el marketing, el cine, el teatro y la música. Son brutalmente creativos y han influido en la cultura.

¿Podría nombrar a algunas personas que para usted sean referencias de esperanza y expectativa, ya sean figuras conocidas o gente anónima que usted conozca?

La primera persona que se me viene a la mente es Fernando Landeros, presidente del Teletón en México. Es difícil encontrar a alguien que sea igual a su mensaje y que realmente lo camine. Con él inicié una fundación llamada Freedom, con la que hemos salvado a 450 niñas de la trata infantil en mi país. Él es una persona disciplinada que mantiene un corazón generoso y que se detiene a dar su tiempo a otros, incluso sin cámaras. También incluyo a la gente que trabaja conmigo, a quienes llamo "los invisibles". Yo pongo la cara, pero mi trabajo no sería posible sin ellos. Hablo del técnico de luces de más de 50 años que lleva 70 días fuera de casa, mi iluminador de Iztapalapa, o mi asistente de video que no regresa a su casa en España hace un año.

Retomando el inicio de la conversación, vemos que nunca se está solo. 

Exacto. Por ejemplo, mi asistente Rolando lleva 10 años trabajando conmigo. Él tiene tres hijos y está aquí conmigo sin haber dormido en 17 horas. Estas personas me inspiran; son mis escuderos. Sin ellos, nada de lo que hago sería posible.

Antes de finalizar, ¿podría recomendar uno o varios libros para la biblioteca virtual? 

Recomiendo "La vida es sueño", de Calderón de la Barca; "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde, y cualquier obra de Dostoievski, como "El idiota". También sugeriría el libro sapiencial "Eclesiastés" de la Biblia y a autores como Quevedo y Juan Rulfo. "Pedro Páramo" y "El llano en llamas" de Rulfo me cambiaron la vida. Rulfo escribía así porque era fotógrafo y la mente fotográfica tiene la capacidad de ver más allá de la realidad y de encontrar auras donde nadie más ve. También creo que nadie debería dejar de leer "La Divina Comedia" de Dante.

Además de "Inquebrantables", "Trampas del miedo" y "Ruge", entendemos que acaba de terminar su cuarto libro. ¿Podría decirnos el título? 

Se llama "El amor no se ruega" y lo terminé de escribir hace tres días.

Entrevista de Sergio Suppo.

Temas