Cómo afecta la psoriasis la calidad de vida y la salud mental de las personas

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, sistémica, crónica y no contagiosa que, si no es tratada correctamente, afecta en la calidad de vida de manera significativa.

Se estima que en nuestro país impacta en el 2-3 por ciento de la población.

Es una enfermedad que se presenta en forma de lesiones rojas cubiertas por escamas blancas y secas que se localizan con mayor frecuencia en los codos, las rodillas, el tronco y el cuero cabelludo; suelen picar y en ocasiones provocan dolor.

La psoriasis compromete al sistema inmune por lo que impacta en múltiples áreas del organismo. Puede aparecer tanto en hombres como en mujeres y presentarse a cualquier edad.

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Si bien es conocida como una enfermedad que se manifiesta en la piel presenta comorbilidades y condiciones asociadas. Se estima que 3 de cada 10 personas con psoriasis puede desarrollar además artritis psoriásica, generando dolor y rigidez en las articulaciones, inflamación en los dedos de las manos y pies y dificultad para movilizarse.

Aquellos pacientes con una condición severa tienen además más probabilidades de tener un evento cardíaco mayor, de desarrollar diabetes tipo 2 y más probabilidades de tener un accidente cerebrovascular.

Bajo el lema “Juntos, frente a la salud mental” este año, se buscará concientizar sobre el impacto que la enfermedad tiene en la calidad de vida y por consiguiente en la salud mental de las personas que la atraviesan.

“La enfermedad puede generar en algunos pacientes dificultad para vincularse, relacionarse con otros, tanto en las etapas de escolaridad, como en la vida adulta en contextos laborales, sociales o familiares, esto claramente puede tener un impacto en la salud mental” explicó el Dr. Leandro Perrotat (MP: 31474), médico dermatólogo del Sanatorio Allende.

La educación y el conocimiento colaboran con un diagnóstico a tiempo y un tratamiento temprano. Esto sumado a su correcto cumplimiento, permiten evitar serias complicaciones, así como un mejor manejo de las mismas.

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Hoy el control de la enfermedad es posible porque, si bien no existe una cura, los tratamientos han evolucionado notablemente, existen en nuestro país una amplia variedad: desde las cremas, el metotrexato, la fototerapia, así como una nueva generación de medicamentos biológicos. Los pacientes con enfermedad moderada a severa cuentan con más y nuevas opciones que han demostrado una alta eficacia y seguridad, formas de administración más simples y con periodos prolongados de buena respuesta.

“Hoy los pacientes pueden alcanzar una buena calidad de vida, pero es imprescindible un diagnóstico correcto y precoz. El tratamiento debe ser personalizado acordado en conjunto entre el médico y el paciente, buscando juntos la forma más efectiva” concluye Perrotat.

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