Cómo disfrutar de los encuentros de diciembre sin desbordar la salud

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Diciembre llega con una agenda tan cargada como las mesas de fin de año. Reuniones, brindis, despedidas y ese mandato tácito de “vernos ahora” después de doce meses de corridas. El problema aparece cuando ese agite se paga caro en enero: cansancio, excesos y un cuerpo que no acompaña el arranque del nuevo año. ¿Se puede disfrutar sin desbordar? La respuesta es sí, y pasa por cambiar el foco.

Con esa inquietud, dialogamos con la licenciada en Nutrición Bárbara Henrich, especialista en nutrición deportiva, materno infantil y clínica, con un fuerte eje en la educación alimentaria. Su premisa es clara: alimentarse es mucho más que comer, y en las fiestas la comida debería acompañar al encuentro, no convertirse en su protagonista.

“La idea es no firmar un cheque que después pagamos con la salud”, advierte. En ese sentido, propone correrse de los extremos y pensar mesas más livianas, variadas y compartidas. Ensaladas frescas y coloridas —que no se limiten a lechuga y tomate—, con vegetales de estación, legumbres, frutos secos y distintas texturas. También opciones simples a la parrilla: pollo, cortes magros, brochettes y vegetales asados que luego pueden transformarse en dips o untables, como hummus o cremas de berenjena.

El formato también importa. Henrich sugiere mesas grandes con múltiples opciones, donde la comida circule y se combine con juegos o dinámicas compartidas. “Armar tacos entre todos, por ejemplo, hace que la comida sea parte del momento y no el centro absoluto”, explica. Lo mismo ocurre con el alcohol: reducirlo al brindis y evitar que atraviese toda la reunión puede marcar una gran diferencia, sobre todo cuando los encuentros se repiten día tras día.

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Como cierre, la nutricionista dejó una receta simple, distinta y perfecta para compartir, incluso con la ayuda de los más chicos: bolitas de queso hechas con mascarpone, queso crema y un toque de yogurt griego, condimentadas con hierbas, rebozadas en frutos secos y frutas deshidratadas. Un bocado crocante, proteico y equilibrado para acompañar el brindis sin excesos.

El mensaje final es tan sencillo como potente: en diciembre, lo importante no está solo en lo que se come, sino en lo que se comparte. El abrazo, la charla y los recuerdos que se construyen alrededor de la mesa son, al fin y al cabo, los verdaderos protagonistas.

Informe de Verónica Maslup

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