¿Hay que inventar una policía municipal o mejorar la provincial?

Por Adrián Simioni

Hay dos temas que no nos podemos sacar de la cabeza: la inflación y la inseguridad. Y eso se traslada a la campaña electoral. Los que compiten para gobernar una provincia, no pueden hacer demasiado con la inflación. En cambio, la responsabilidad de la seguridad es centralmente de las provincias. Así que es central en las campañas a gobernador.

En Córdoba, el candidato de Hacemos por Córdoba, Martín Llaryora, sorprendió con una propuesta: transformar la patrulla preventiva municipal que armó como intendente de Córdoba en una policía municipal igual a las que tiene cada partido del conurbano bonaerense. Dice que para eso necesita cambiar leyes para que los futuros policías municipales puedan llevar armas no letales, entre otras cosas.

Proponer eso en campaña puede rendir electoralmente. Pero es bien riesgoso. Primero, por un tema de superposición de funciones. La seguridad es una responsabilidad de la Provincia. Un municipio como el de Córdoba primero debería aprender primero a tapar bien todos los baches, a coordinar la onda verde de los semáforos, a evitar que las calles sean ríos de caca, a diseñar un transporte público digno y a iluminar bien las calles antes de meterse en una camisa de 11 varas. La Municipalidad de Córdoba ya cometió ese error cuando Ramón Mestre padre abrió escuelas municipales, metiéndose en una función provincial. Hoy hay que mantener una especie de ministerio municipal de educación para manejar apenas una treintena de escuelas cuando la Provincia podría manejarlas junto a sus 4.500 escuelas estatales por el mismo precio.

Otra: Llaryora se basa en la experiencia de la patrulla preventiva. Pero ese experimento empezó hace nada en el parque Sarmiento. Recién ahora la quieren extender a 17 vías comerciales. Eso dista de ser una policía.

Una más. Tener varias policías puede ser un infierno de jurisdicciones, donde al final todos se terminen tirando la pelota entre sí. En Córdoba ya es un clásico por ejemplo el entuerto entre la Policía Federal, responsable por el narcotráfico, y la Policía Provincial, responsable del narcomenudeo. Nadie sabe bien qué debe perseguir qué. ¿Le vamos a agregar un entuerto más? Quién va a ser responsable de perseguir un delito que comienza en Córdoba y termina en Villa Carlos Paz: ¿la policía municipal de Malagueño? ¿La de Córdoba, la de Carlos Paz, la provincial? Llaryora da el ejemplo del conurbano. No es bueno: ahí operan la Federal, la Bonaerense, la Gendarmería, las policías de cada intendente y a veces la Prefectura. Y la inseguridad es un desastre. Peor que en Córdoba.

¿Y si en lugar de armar un matete, un enredo, los intendentes se dedican a hacer bien lo que tienen que hacer y la Policía Provincial se dedica a hacer mejor lo que tiene que hacer?

Algo de eso propuso Luis Juez, el candidato a gobernador de Juntos por Córdoba. Con su estilo efectista, dijo que él va a ser su propio ministro de Seguridad, como Kirchner, cuando dijo que iba a ser su propio ministro de Economía y armó el sistema de subsidios que hace años carcome a la Argentina. Está muy bien que ponga en primer plano la seguridad. Ahora, ¿cómo lo va a hacer? Dijo que va a aumentar el presupuesto en un 50%. Suena genial. Pero va a ser mejor que se ponga a buscar plata ya. Este año para pagar los 26 mil empleados, las inversiones y los insumos de la Policía hay que poner 157 mil millones de pesos. Si es gobernador el año que viene Juez va a necesitar 80 mil millones más, todo ajustado, a su vez, por inflación. ¿De dónde los va a sacar?

Está interesante el debate electoral de la inseguridad. Recién comienza. Hagámoslo en serio. Nos va la vida en ello.

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