Crimen del arquitecto Reynaldo Flehr en Córdoba: van a juicio la hija y el yerno

El fiscal de violencia de género, Cristian Griffi, envió a juicio a Irina Flehr y Leandro Moscarello, acusados por el crimen del arquitecto Reynaldo Flehr ocurrido el 29 de diciembre de 2021 en su casa ubicada en Av. La Voz del Interior al 8.200 de la ciudad de Córdoba.

Flehr y Moscarello, hija y yerno del arquitecto, están imputados y detenidos por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. En tanto, se encuentran en calidad de coautores del crimen Samuel Moscarello, David Silvestre y David Suárez.

La víctima tenía 61 años y fue encontrada muerta en el interior de su vivienda de barrio Los Boulevares con dos heridas en su cabeza compatible con un disparo de arma de fuego. El arquitecto fue hallado atado a una silla y amordazado.

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A Irina y su pareja los acusan de instigar el crimen; a Samuel Moscarello y Silvestre, de haberlo cometido; mientras que Suárez está apuntado por haber dado, supuestamente, apoyo logístico para llevar a los presuntos asesinos en auto y esperarlos en las inmediaciones.

Irina, de 21 años, se enfrenta al peor récord: ser la mujer cordobesa más joven en terminar condenada a prisión perpetua, si es que avanza la acusación en su contra.

El arquitecto había enviudado ocho años antes de ser asesinado e Irina es su única hija. Su esposa Verónica había heredado siete inmuebles, que tiempo después pasaron a convertirse en el centro de una disputa tremenda entre padre e hija. "Irina le reclamaba que esos inmuebles eran de ella", confió por entonces un allegado a la familia.

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Se trata de siete domicilios, entre galpones, viviendas, negocios y terrenos desparramados entre la zona de barrio Los Boulevares, Córdoba y Río Ceballos. 

Irina, exalumna del Colegio La Salle y de otros establecimientos educativos (fue expulsada por mala conducta de uno de ellos), hacía un tiempo que estaba en pareja con Leonardo, un joven de la zona de barrio Patricios, en el noreste capitalino. Los familiares aseguran que ambos habrían intentado un tratamiento de rehabilitación al consumo de drogas.

Desde hacía más de un año, vivían juntos en una casa de Av. La Voz del Interior, en la mano que conduce al Centro de la ciudad capital, casi al frente de la bifurcación con la Av. Japón. Allí, convivieron un tiempo con Reynaldo, a quien finalmente echaron de la vivienda.

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El hombre contó a sus familiares que un día se topó con que Irina le había cambiado las cerraduras de la casa. Y que luego, cuando reclamó que por favor le devolvieran sus ropas, se las dieron en una bolsa orinada, según relataron testigos.

Entre los elementos que forjaron esa mala relación, se destaca que uno de los principales puntos de discusión fue la insistencia de Irina para que su padre le diera el control total de las siete propiedades que habían heredado tras la muerte de la madre. Reynaldo al comienzo resistió, aunque luego comenzaron a avanzar en un acuerdo.

Pese a que todos los alquileres se manejaban a través de inmobiliarias, los testigos aseguran que Irina se mostraba por cobrar antes de los plazos la parte que a ella le correspondía: que iba a ver a los inquilinos de manera personal o que insistía ante la inmobiliaria para apurar esas mensualidades.

De manera paralela, padre e hija fueron avanzando en un acuerdo judicial para repartirse de manera formal la posesión de estas propiedades. Tras la muerte del arquitecto, en plena feria de enero, Irina intentó avanzar en una declaración de herederos.

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Informe de Juan Federico.