Los molinos de viento del campo alemán
Junto a Coovaeco, El Campo Hoy visitó dos establecimientos agrícolas en Sajonia, donde prevalece la apuesta a la inversión en una agricultura integrada con la generación de energías limpias.
10/11/2025 | 18:13Redacción Cadena 3
Las decisiones de planificación de las empresas alemanas, como las de toda la Unión Europea, se piensan primero en Bruselas. A través de la Política de Agricultura Común, disponen de 80 BILLONES de Euros por año para SUBSIDIAR al campo.
A partir de allí, surgen planes de infraestructura, el diseño de las áreas de biodiversidad, el plan de manejo de plagas, etc, en donde cada productor informa lo que va a hacer.
Además, Alemania está replanteando su matriz energética, desmantelando sus centrales de energía nuclear (proveían hasta el 70 por ciento), para favorecer el biogás, lo que propicia el cultivo de algunas especies. Pero vamos por partes.

Remolacha para azúcar y biogás. Aquí, la apuesta es integrar y agregar valor.
Cosechando conocimiento
Antes de llegar a Agritechnica, queríamos ver de primera mano qué y cómo producen los alemanes. Y por eso, luego de una visita a Berlín (donde el encuentro con la historia ayuda a entender adónde están parados, luego de la Segunda Guerra Mundial; el Holocausto y la Guerra Fría); salimos al campo. A pisar el barro, a hablar con los productores.
La primera escala fue en la zona rural de Magdemburgo, a 160 kilómetros de la capital, en medio de una zona que fuera parte de la Alemania Oriental, y cuyos suelos son los más ricos para la agricultura (la hectárea cotiza hasta 40 mil dólares). La empresa se llama Bördegrün (se pronuncia Bordegrin), compuesta por unas 3.100 hectáreas cuyos 3 socios siembran trigo, maíz (sólo para picar como forraje y BIOGAS), remolacha azucarera, colza y algo de leguminosas.

Más que un mosquito, un moscardón. Esta bestia es utilizado para la aplicación de fitosanitarios.
En su comedor dan de comer a los 1.000 alumnos de la escuela rural y a sus 20 empleados. A 20 kilómetros de allí tienen una fábrica de azúcar y en el campo una planta de biogás. La biodiversidad aquí es transversal: implementan REFUGIOS; y bajan el nivel de nitrógeno en el trigo, para SEGREGAR la producción (pierden rinde pero ganan calidad industrial).

Cosechadora de remolacha en acción. El cultivo cumple un rol clave en el esquema agrícola.
Más tarde, a pocos kilómetros de allí, y luego de atravesar algunos pueblos tan pintorescos que parecen congelados en el tiempo, llegamos a la sede del Landwind Gruppe en Gevensleven (se pronuncia Givensliven). Un establecimiento de 2.000 hectáreas que crece con viento a favor. Es que apostaron (y fuerte) a la incorporación de unos 100 molinos de viento y paneles solares, con los que aportan unos 600 MW a la red troncal, que alcanzan para una población de 400 mil personas.

En primera persona
El guía de la recorrida es el Ing. Agr. Jens Gehl, un curtido profesional que se forjó en los campos de toda Europa, junto con los de Brasil y Paraguay, donde aprendió el idioma a través del cual nos transmite su experiencia.
"Visitamos campos que implementan prácticas de agricultura convencional en extensiones significativas, una de más de tres mil hectáreas y otra de dos mil seiscientas hectáreas", destacó. Estas prácticas, aunque no son biológicas, utilizan fertilizantes y productos químicos permitidos para asegurar la productividad y rentabilidad de las cosechas.
El especialista destacó la importancia de la biodiversidad en la producción, afirmando que "no basta solo reservar unos tantos hectáreas del país para el monte. Queremos que la producción agrícola también garantice la biodiversidad". En este contexto, mencionó varios proyectos y programas que ofrecen subsidios a quienes implementen prácticas que aumenten la biodiversidad en sus campos.
Las iniciativas incluyen el uso reducido de abonos y herbicidas, la siembra con más espacio para favorecer la luz y la vida de los insectos, así como la cosecha escalonada para minimizar el daño a la fauna local.
Dicho así suena todo muy lindo, pero Jens admite que muchas de estas ideas se diseñan detrás de un escritorio, y son de difícil implementación y dudosos resultados. A pesar de la buena intención detrás de estas medidas, se reconocen desafíos en su implementación.
"Como agrónomo, ves muchas veces que hay cosas que también se pueden seguir mejorando", admite.
Sin embargo, también señaló las limitaciones de estos proyectos, ya que muchas veces, "los esfuerzos para controlar, fiscalizar o monitorear son más caros que el beneficio".
Más allá de esto, la tendencia en Europa apunta hacia una reducción en el uso de moléculas activas y un aumento en las áreas dedicadas a la biodiversidad, con la comunidad europea utilizando subsidios como herramienta para fomentar estas prácticas.
Federico Aguer. Enviado Especial a Alemania





