Carne de toro: un emprendimiento circular en Alemania
El novedoso emprendimiento se sostiene en los incentivos oficiales, el reciclaje de los efluentes, la generación de energía, y un local gastronómico premium, que asegura la integración comercial.
15/11/2025 | 15:33Redacción Cadena 3
En Boke, una pequeña localidad cercana a las praderas de Lippe, Alemania, la familia Pahlsmeier cultiva sus tierras desde 1738. Nueve generaciones después, la tradición sigue viva y en plena transformación: ganadería de precisión, energía renovable y un compromiso férreo con la sostenibilidad.
Hasta allí llegó El Campo Hoy junto con la delegación de Coovaeco Turismo. Uno de los productores, Enzo González, de Bordenave (Buenos Aires), quedó impactado por la escala, la prolijidad y la lógica productiva del establecimiento.

Una ganadería con apellido y con historia
El encargado del campo es Félix Pahlsmeier, productor ganadero alemán que conoce cada animal y cada metro de tierra. “Cuidamos los animales y los campos día y noche”, cuenta. Su esposa Eva se ocupa de la parte comercial y del vínculo con la comunidad. El resultado, doy fe, es una carne de vacuno “jugosa, llena de sabor”, elaborada sobre la base de bienestar animal, alimentación natural y manejo sustentable.
La estrella del establecimiento es la raza Simmental (Fleckvieh), una de las más apreciadas en Alemania por su aroma intenso y su notable grasa intramuscular. El detalle que marca la diferencia: los animales se crían sobre cama de paja, lo que favorece su confort y mejora la calidad de la carne.

Biogás: del estiércol a la energía limpia
Uno de los puntos que más llamó la atención de González fue el sistema de generación de energía. La granja cuenta con una planta de biogás de 75 kW, alimentada exclusivamente con estiércol de toro y la paja utilizada en las camas.
“Lo que más me impactó fue cómo recolectan el estiércol junto con la cama de paja para producir biogás”, relató el productor argentino a Cadena 3. En su recorrido, observó cada etapa: desde la molienda del residuo, la mezcla con agua y la incorporación de 2 toneladas de maíz cada 20 toneladas de desecho, hasta el ingreso al digestor donde se produce la fermentación.
El sistema genera electricidad y calefacción para la propia granja y ocho casas vecinas, además de inyectar energía a la red. Los generadores trabajan en las horas en que los paneles solares no producen, optimizando la tarifa. “Muy prolijo, todo muy bien explicado, se nota la planificación”, destacó González.

Un modelo productivo distinto: animales enteros y manejo intensivo
Otro aspecto que sorprendió al productor bonaerense fue la diferencia en las prácticas ganaderas respecto de Argentina. Mientras que en nuestro país el mercado castiga al animal entero, en Alemania es la norma: “Acá no se castra, es todo animal entero”, comentó.
Respecto al consumo, González sostiene que “la carne de toro, si está bien criada y bien gorda, es exactamente lo mismo”, una idea que —según cree— podría debatirse más en Argentina.
Las condiciones productivas, en cuanto a lluvias, son similares a las de su zona (650–700 mm), pero destaca que en Alemania hay más días con baja radiación y mayor humedad ambiente, lo que reduce la evaporación.
El deseo de replicar, y la barrera del financiamiento
Si bien el sistema alemán deslumbra por su eficiencia y enfoque sustentable, González admite que sería difícil de replicar en Argentina. La principal diferencia: el acceso al crédito y al apoyo estatal.
“Acá para cualquier emprendimiento, como un biodigestor, tienen créditos a 20 años y tasas bajísimas. Hay apoyo del Estado. Allá es todo lo contrario: uno tiene que financiarse como puede”, lamentó.

Aun así, el productor regresa al país con nuevas ideas, la cabeza llena de alternativas y una certeza: la ganadería del futuro va de la mano de la sustentabilidad, la innovación y la energía limpia. Y en Alemania, ese camino empezó hace casi tres siglos.
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Federico Aguer. Enviado especial a Alemania





