Del cordobesismo al "partido cordobés"
10/12/2023 | 10:53Redacción Cadena 3

Al asumir esta mañana como gobernador y, con algunos anuncios de acciones, Martín Llaryora apuntó esta mañana a lo que parece ser el faro político que se ha impuesto: consolidar lo que él define como el “partido cordobés”, una fuerza superadora del peronismo, que viene actuando como Hacemos Unidos por Córdoba.
Desde el momento fundacional de su gestión, José Manuel de la Sota incursionó en la alianza de partidos, con el justicialismo como columna vertebral de la Unión de Fuerzas Sociales, luego convertida en Unión por Córdoba, y más tarde, con Juan Schiaretti. Entonces, viene siendo Hacemos por Córdoba y Hacemos Unidos por Córdoba.
Todo sirvió de paraguas para convocar al “cordobesismo”, entendido como una masa de votantes que no adscribía a ninguna fuerza tradicional, sino a una postura en defensa de la provincia.
Esto adquirió particular fuerza en 2008, durante el conflicto del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el campo. De la Sota encabezó la rebelión y hasta se montó arriba de los tractores.
El interior, entonces, quedó directamente alineado con él y luego con él y luego con Schiaretti. De hecho, el tono antikirchnerista fue esencial para que Mauricio Macri conquistara Córdoba.
Pero hasta ahora ninguno de ellos había hablado de “partido cordobés”, como lo hizo Llaryora.
Ya no alianzas, sino una estructura, para la cual ya llevó para su lado a la vicegobernadora, Myriam Prunotto, de extracción radical, y al viceintendente de Córdoba, Javier Pretto, macrista.
Para la oposición, todo forma parte de la estrategia de Llaryora de quedarse con todo, en particular porque la escasa diferencia entre él y Luis Juez en las elecciones pasadas, dejó a la Legislatura literalmente partida en dos.
Lo que ocurra en el recinto legislativo con los distintos proyectos que serán la columna vertebral de la gestión llaryorista, marcará si el “partido cordobés” puede ser una realidad o es apenas un sueño de un 10 de diciembre.
Por fuera, la identidad propia de este modelo de consolidación del cordobesismo dependerá de cómo le vaya a Llaryora en estos años turbulentos por venir.