81 quintales por hectárea, un récord en San Luis
En una zona considerada marginal para el cultivo, un planteo de trigo bajo riego alcanzó rindes récord. Los secretos detrás de una cifra inédita.
31/12/2025 | 07:36Redacción Cadena 3
La campaña triguera dejó números extraordinarios en gran parte del país, pero una experiencia desarrollada en la provincia de San Luis logró destacarse con luz propia. En una zona considerada marginal para el cultivo, un planteo de trigo bajo riego alcanzó rindes récord, demostrando que, con planificación, inversión y precisión agronómica, el potencial productivo puede sorprender incluso en los ambientes más desafiantes.
“El trigo en San Luis fue noticia porque logramos un rendimiento techo para el cultivo”, resume a El Campo Hoy el Ing. Agr. Martín Ibarra, uno de los responsables técnicos del planteo. Lejos de atribuir el resultado a una sola causa, Ibarra insiste en la idea de sistema: “Fue un trabajo integral que funcionó de principio a fin”.

Un engranaje aceitado
El proyecto involucró a varios actores clave. La empresa Cinco María apostó al cultivo, Renovales Group —liderado por Marcos Gasman— estuvo a cargo de la operación a campo, cumpliendo cada labor “en tiempo y forma”, y la estrategia agronómica fue diseñada por Filo Campo. A ese combo se le sumó un factor no menor: el clima.
“Tuvimos un invierno lloviznoso y temperaturas favorables durante el llenado de grano. Eso acompañó muchísimo”, explica Ibarra. Un dato clave fue el arranque del cultivo con el perfil hídrico completo hasta los dos metros, gracias a las lluvias otoñales, luego de un verano extremadamente seco.
Decisiones de alto riesgo… y alto potencial
Hacer cultivos bajo riego implica costos elevados, por lo que el objetivo estuvo claro desde el inicio: apuntar a alto rendimiento. “No teníamos antecedentes en trigo pan en la zona; sí en trigo candeal, que es menos rendidor. Pero decidimos apostar”, cuenta el agrónomo.
El planteo se basó en un trigo de ciclo corto sembrado entre el 9 y el 12 de julio —“para las fechas patrias”, bromea— con la variedad Alerce (Don Mario). Se trabajó con alta densidad de siembra, tratamientos de semilla con fungicidas, insecticidas y bioestimulantes, fósforo arrancador y una fuerte estrategia de fertilización nitrogenada: 150 kg de nitrógeno a la siembra y otros 150 kg en macollaje.
“El manejo del riego fue clave, al igual que el control de malezas desde el inicio y la protección sanitaria, con fungicidas en hoja bandera”, detalla Ibarra. Incluso el estado del suelo jugó a favor: “En la siembra se veían lombrices, señal de un suelo bien nutrido”.

Calidad y aprendizaje
Aún resta conocer los parámetros finales de calidad industrial del trigo, ya que los análisis están demorados. “En estos casos de rindes tan altos suele esperarse cierta dilución de calidad, pero habrá que ver”, aclara el técnico.
Más allá de los números, la experiencia deja aprendizajes valiosos. Para Ibarra, no hay recetas mágicas: “Fueron muchas cosas que se alinearon. Pero cuando un sistema funciona de principio a fin, los resultados llegan. En ese sentido, es extrapolable”.
Mirando hacia adelante
El riego aparece como una herramienta central para ganar previsibilidad, aunque no exenta de dificultades. “Tiene costos altos y el contexto financiero argentino no ayuda”, reconoce. Sin embargo, también permite aprovechar los equipos durante el invierno y diluir costos fijos, mejorando el margen global del sistema.

De cara a las próximas campañas, el grupo seguirá apostando a planteos de alta tecnología, tanto bajo riego como en secano, en soja, maíz y cultivos de invierno. “Nos ocupamos de generar el escenario para que las cosas sucedan. Después, claro, tiene que acompañar”, concluye Ibarra.
En San Luis, este trigo récord dejó un mensaje claro: aun en zonas marginales, el potencial está. La clave está en animarse a buscarlo.





