Ni mandar fruta ni tirar verdura
22/10/2022 | 09:35Redacción Cadena 3
En la medición del Índice de Precios al Consumidor de septiembre, publicada hace 8 días por el Indec, sorprendió el incremento de los productos “estacionales”: 11,7%, explicada por la suba de la ropa, las frutas y las verduras. Casi el doble de la suba promedio de los precios (6,2%).
Tras conocerse estos datos, los ojos de la mayoría se posaron sobre la industria textil y la controversia generada en un sector hiperprotegido. Alza de sus precios en torno al 400% en lo que va del gobierno de Alberto y Cristina Fernández.
Pero en las últimas jornadas, tanto los oyentes como los periodistas de Cadena 3 advirtieron que en octubre el impacto de los precios se sentía con fuerza en las otras dos categorías de fuerte estacionalidad. En las recorridas de los distintos móviles por verdulerías, mercados, ferias y supermercados constataron que en los primeros 20 días de este mes se aceleraron los valores en las frutas y verduras.
Al comparar la canasta que usa el Indec para esta categoría (Ver cuadro) se observa que entre agosto y septiembre adquirirla costó 115 pesos más. Para octubre, se necesitaron 334 pesos más que el mes pasado, según el relevamiento propio.

Obviamente los datos oficiales toman miles de precios, los promedian y luego se utilizan. Pero el sondeo de este medio sirve para ver que la canasta de frutas y verduras lejos está de hacerle un favor a nuestros bolsillos. Y a nuestra salud.
La magnitud del impacto se nota cuando esa información se cruza con la Canasta Básica Alimentaria de septiembre, cuyo valor se difundió el miércoles y que traza la línea monetaria para que un adulto no sea indigente. En el noveno mes del año fue de 18.360 pesos; 612 por día.
Con ese dinero, si esa persona quisiera comprar diariamente alguno de los productos de la canasta de verduras y frutas solo podría acceder a, por ejemplo, tres huevos, una papa, una cebolla. Con lo que le queda, adquirirá una manzana y una banana. Apenas una tortilla chica y una fruta para desayunar y merendar. Si tuviese más gastos -alquiler, transporte, luz y gas para cocinar, por caso- ya caería a las profundidades de la indigencia.
El ejemplo estremece y sirve para entender que no son tiempos para que aquellos con poder de decisión se concentren en temas menos urgentes. En materia de inflación, no deberían mandar fruta ni tirar verdura.





