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Chile: apareció el pueblo y no era "progre"

 

05/09/2022 | 11:56Redacción Cadena 3

  1. Audio. Chile: apareció el pueblo y no era "progre"

    Siempre Juntos

    Episodios

Es impresionante el proceso que culminó este domingo en Chile con un masivo rechazo de los chilenos a que entre en vigencia la nueva Constitución. Deja una enorme enseñanza para todos: las minorías iluminadas no deben tratar de imponer reformas revolucionarias que no tienen consensos amplios.

El violento estallido que tuvo lugar en Chile en 2019, todos lo recordamos, tuvo una magnitud apabullante. No sólo diluyó a los partidos tradicionales, que perdieron el poder de liderar la agenda pública. También gran parte de la sociedad chilena, los conservadores, los progresistas racionales, perdieron la voz. Una minoría -grande y vociferante pero minoría- de populistas extremos y "progres" irracionales, impusieron su agenda. Utilizaron herramientas que acá conocemos bien: la falsa superioridad moral por la cual ellos definían como "buenos" y "populares" y todos los demás "malos" y "oligarcas". Impusieron la corrección política: si estabas en contra de que hubiera una "justicia mapuche" entonces estabas en contra de los pueblos originarios. Si proponías conservar algo de la Constitución de 1980 que le dio a Chile 40 años de estabilidad y crecimiento, eras pinochetista.

Eso llevó a una espiral de silencio a una enorme mayoría. Por eso en el primer plebiscito, el de 2020, que aprobó hacer una nueva Constitución, los sectores prorreforma ganaron con un amplio porcentaje ( 78%) pero con muy poquitos votos, porque la mitad de los chilenos no fue a votar. Los ausentes eran mayoría, pero estaban silenciados. Después eligieron constituyentes. Otra vez ganaron por afano los populistas e izquierdistas. Pero, otra vez, fue así porque la mayoría silenciosa no participó de la elección. Apenas votó el 41 de los chilenos.

Chochos con poder hacer lo que se les cantaba, una murga de demagogos y novatos de las políticas identitarias, se dedicó a redactar una Constitución utópica e irracional. Por ejemplo, una cláusula ordena que todos, todos, todos los órganos estatales estén integrados mitad y mitad por mujeres y hombres. ¿Un hospital público debe contratar a una cirujana porque es la mejor para los pacientes o porque es mujer?

Los revolucionarios que redactaron la Constitución se creyeron que representaban a todos. Cuando terminaron, ofrecieron su obra a los chilenos decidieran si la ponían en vigencia o no. Eso fue ayer. Y los chilenos esta vez salieron a votar en masa. La mayoría silenciosa sepultó la nueva constitución con un 62% de los votos, pero además con una participación del 85%. Nunca antes habían votado tantos chilenos.

Esta es la clave: en 2021 sólo 6 millones votaron a los convencionales progres que redactaron la constitución. Ayer, fueron a votar 13 millones, más del doble. Y de ellos, 8 millones sepultaron la carta magna.

Los convencionales progres les ofrecieron a los chilenos una revolución, y los chilenos abandonaron el silencio y salieron a decir: "No, gracias, dejen nomás".

Es una enseñanza importante para la Argentina, donde una minoría intensa viene diseñando desde el coflicto del campo todos los días una nueva idea -reformas constitucionales, reformas a la Justicia, leyes para controlar la libertad de expresión, leyes "contra el odio"- creyendo que es una mayoría, y repitiendo tanto que ellos son el pueblo que se lo terminan creyendo. Que no les pase como en Chile, donde al final apareció el pueblo... y resultó que el pueblo no era "progre" como ellos. Tenemos que aprender a ser democráticos en serio. Asumir que vivimos en sociedades complejas, plurales y cambiantes. Asumir que los gobiernos son elegidos siempre por un grupo, pero deben gobernar para todos, obligados al consenso, a reconocer y aceptar a los otros, incluso cuando una elección circunstancial te da la razón por un rato.

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