Genética bovina, el arma contra la garrapata
Investigadores del INTA junto a la Asociación Brangus desarrollan un protocolo que permite identificar individuos resistentes a la infestación, para seleccionar a los que cargan menos parásitos y así reducir la diseminación de la plaga.
28/11/2025 | 07:14Redacción Cadena 3
FOTO: Grave. La plaga se expande sin reconocer fronteras.
El impacto económico del parásito que afecta a la ganadería bovina es de suma significancia, extendiéndose en todas las zonas tropicales y subtropicales del mundo, desde Asia y África hasta América, incluyendo el sur de Estados Unidos y por supuesto, Argentina.
En ese contexto, El Campo Hoy entrevistó a Santiago Nava, Biólogo Investigador del Laboratorio de Inmunología y Parasitología del INTA Rafaela y del Conicet, quien detalló que este parásito provoca una serie de consecuencias físicas directas en el ganado, como una disminución en la ganancia de peso, anemia e inmunosupresión.
Además, al parasitar a los bovinos, transmite microorganismos patógenos de los géneros babesia y anaplasma, causando una enfermedad conocida como el complejo de la tristeza bovina, que resulta altamente letal para el ganado.
“Las altas tasas de mortalidad en toda América, no solo en nuestro país, son consecuencia de esta plaga”, advirtió Nava. Esto se traduce en importantes pérdidas para los productores, quienes deben afrontar costos asociados al control de la garrapata y las enfermedades que transmite. “El movimiento de la plaga se sigue extendiendo a otras regiones del país debido al cambio climático”, agregó.
El clima juega un papel crucial en la permanencia del parásito. “Cualquier escenario de incremento de la temperatura expande su capacidad de colonizar zonas hacia el sur de su distribución actual en nuestro país”, explicó el especialista. Esto también afecta a las zonas libres de parásitos en Argentina, ya que el movimiento de hacienda debe cumplir con regulaciones que aseguran que los animales estén libres del parásito, lo que se vuelve un desafío en el contexto actual.
Control y descontrol
El control de esta parasitosis se realiza principalmente a través de acaricidas químicos, pero el fenómeno de resistencia a estos tratamientos se ha vuelto un problema significativo. “Una vez que la resistencia está instalada, es muy difícil manejarla”, señaló. Además, el uso intensivo de estas drogas genera limitaciones en la comercialización de la carne, especialmente en el comercio exterior.
Como alternativa, se ha comenzado a trabajar en la incorporación de genética bovina resistente. “No todos los bovinos son igualmente susceptibles a este parásito. Hay biotipos que presentan una constitución genética que les permite ser resistentes”, explicó Nava. Este enfoque complementa el control químico y representa un avance tecnológico significativo en la lucha contra el parásito.
En este sentido, la Asociación Argentina de Brangus ha tomado la iniciativa de diseñar un protocolo que permite a los establecimientos ganaderos seleccionar individuos más resistentes. “Esto no es privativo de la raza Brangus, se puede aplicar en otras razas”, aclaró. La selección de bovinos más resistentes podría resultar en una reducción del 50% en los tratamientos químicos anuales, lo que representa un impacto económico significativo para los productores.
“La incorporación de la genética bovina resistente en planes de control integrado sería uno de los saltos tecnológicos más importantes que podría dar la ganadería argentina afectada por esta plaga”, concluyó.
Este enfoque no solo promete mejorar la salud del ganado, sino también facilitar el manejo de enfermedades como la tristeza bovina, que se complica en escenarios de alta parasitación.
