"La palabra clave es: eficiencia"
En el marco de la conferencia presentada en TodoLáctea, Alejandro Castillo destacó las tendencias globales en la producción lechera, comparando los sistemas intensivos de California con los sistemas pastoriles de Nueva Zelanda. ¿Y Argentina?
19/05/2025 | 19:13Redacción Cadena 3
Para comenzar el segundo día de Todo Láctea 2025 y también el de las Jornadas Lecheras Nacionales, desde temprano el Auditorio Argentina se colmó para escuchar a grandes especialistas seguir hablando sobre sistemas productivos, equipos de trabajo y lo que viene para el sector.
La propuesta inicial contó con la moderación del periodista Federico Aguer (El Campo Hoy- Cadena3); en el cual Alejandro Castillo, consultor internacional; y Miguel Taverna, como presidente de FUNPel, expusieron sobre “Desafíos y amenazas de la lechería global. ¿Hacia dónde van los sistemas? Sustentabilidad. Prospectiva desde diversos bloques productores”.
Según describió Castillo, en California, en los últimos 43 años la cantidad de vacas trepó 460 por ciento, con un promedio por tambo de 1.560 animales, mientras que los tambos se contrajeron en 60 por ciento, con una producción anual de 18 mil millones de litros al año. La misma tendencia se lee en Nueva Zelanda, con una pérdida del 40 por ciento de las unidades productivas, llegando en la actualidad a 10.500 unidades, con 270 por ciento en crecimiento de vacas y más de 20 mil millones de litros anuales.
“Ambos casos se intensifican de forma similar y fuertemente, siendo ambos los lugares de mayor innovación tecnológica”, aseguró Castillo. De todas maneras, avizora una expansión progresiva para Oceanía, mientras que en el oeste de Estados Unidos hay una limitante de tierras, por restricciones ambientales y el avance de otros cultivos, mientras que la única variable que podría hacer la diferencia es la genética.
Ya en 2007 se demostró que se podía producir 50 por ciento más de leche con el 64 por ciento menos de vacas, con la reducción del 40 por ciento del impacto ambiental, por lo tanto “la herramienta clave es la eficiencia en los tambos”. Esa regla se sostiene hasta hoy, donde el manejo de la alimentación puede hacer la diferencia en el impacto ambiental, sin depender de los sistemas.
La clave para sobrevivir y crecer
Luego del encuentro, Castillo insistió a El Campo Hoy que "la palabra clave es eficiencia", subrayó, haciendo hincapié en la necesidad de reglas claras en la economía argentina para impulsar el crecimiento del sector lechero.
También mencionó que "pocos países en el mundo tienen la posibilidad de desarrollarse y crecer", y resaltó que "Argentina tiene mucho por crecer y puede ofrecerle al mundo una gran alternativa". A sus más de 70 años, reflexionó sobre su trayectoria en agronomía y afirmó que "la leche es un negocio, no un emprendimiento familiar", enfatizando la importancia de la sostenibilidad económica en la producción lechera.
Productores de leche (y de caca)
Durante la charla, se abordó el manejo del estiércol, un subproducto del tambo que, a pesar de su potencial contaminante, puede transformarse en un excelente fertilizante. "El productor que hace una planificación para crecer siempre tiene que pensar que no solo va a producir más leche, sino también más estiércol", advirtió. Por eso, propuso dos reglas básicas para su manejo: "Primero, cómo contener el estiércol para evitar la contaminación del suelo, y segundo, aplicarlo al suelo a tasas agronómicas".
El especialista también hizo hincapié en la necesidad de aumentar la productividad en los tambos argentinos. "La sustentabilidad de un sistema lechero depende de tres variables fundamentales: el impacto ambiental, la sustentabilidad económica, y la opinión pública", explicó. En este sentido, subrayó que "los costos fijos de los sistemas de producción de leche han ido incrementando", y que la única forma de diluir esos costos es "creciendo en escala".
Por último, defendió el valor nutricional de la leche frente a críticas infundadas. "La leche es un alimento que contiene nutrientes", argumentó, y concluyó que "hay que darle importancia a la gente que habla con sustentos científicos, no con opiniones sin ningún tipo de sustento".