El único sector eficiente capaz de alimentar, traer dólares y subsidiar a otros está bajo ataque. El gobierno lo pinta como privilegiado, pero está ahogado.

Kicillof ofreció un aumento que es la mitad del nacional. No habrá huelga. El año pasado, Vidal les dio cláusula gatillo más casi 16%. Baradel aceptó y al día siguiente igual hubo paro.

En Córdoba hay casi un cuarto menos de tractores que hace 16 años. Pero la cosecha se duplicó, se cuidó más la tierra y se quemó menos gasoil. Y es gracias al combo glifosato-transgénicos.

En Europa el campo protesta. En Argentina está a punto de hacerlo. Allá es por los subsidios que reciben. Acá, por la confiscación que no deja de crecer. La diferencia: una camioneta al año.

El artículo IV del Fondo era propagandizado por el kirchnerismo como una entrega de la soberanía. El respaldo de Estados Unidos se presenta como un intento por frenar a China.

El real acumula una devaluación de casi 10% en el año. Cada vez es más difícil exportar. Empresas brasileñas sin inflación, con menos presión impositiva y crédito barato.

La brecha entre lo que pagamos por la luz y el gas y lo que cuesta producirlos se agrava más rápidamente que en la época de CFK. Es por la alta inflación. Es casi imposible no subir tarifas.

La nueva "solución": comprar a granel. Pero resulta que los precios mayoristas de alimentos y bebidas subieron 62,9% en 2019. Y los minoristas 56,8%. Todo sea por no hablar del déficit fiscal.

El negocio de Córdoba no puede ser rogar 17 millones de pesos, sino exigir que dejen de confiscarle 300. El riesgo de que el FS salga por ley y no se pueda eliminar jamás.

Es un ajuste: babea, mueve la cola y generará un ahorro de 50 mil millones al año. Pero ese monto es el mismo que exige Kicillof sólo para subsidiar la luz del conurbano. Otros ejemplos.

¿Por qué suben mucho más los precios en el interior? Por el tipo de política que usa el gobierno nacional. Después del conurbano, esta Nación es retórica.

La Nación defaultea. Las provincias piden defaultear. La UIA pide reperfilar. Los UVA sueñan con una licuación. Falta una rebelión fiscal y estamos todos.

El G6 se queja por los impuestos en Córdoba. Hay que exigir que los estatales cobren sueldos parecidos a los privados, que banquen sus propias jubilaciones y que no haya un solo contratado más.

El presidente insiste en pesificar tarifas. Pero ya están en moneda nacional. Y tienen un atraso de 50% ¿Vuelve la discriminación al interior?

Fernández necesita que a partir de esta semana el kirchnerismo no saque los pies del plato y le milite el ajuste.

En Córdoba se pone como excusa la "equidad". Pero para eso ya se paga Ganancias y Bienes Personales. Las tasas no responden a un servicio. Se desvirtúan gravámenes. Y se inventan otros, carísimos.

Al final, hasta el sector más radicalizado del kirchnerismo terminó pagando. Los bonistas pueden pensar que Kicillof se tiró un lance para no tener que seguir administrando la escasez y tener más dinero a mano para financiar su carrera política.

El ministro de Santa Fe se queja: queremos tributar como congoleños y vivir como suecos. El tema es que bancamos policía, escuelas, hospitales y después tenemos que comprar otra vez a privados.

Otra vez se gastarán fortunas en simular que se extrae un carbón que hace décadas nadie necesita, mientras se caen las energías limpias, todo bajo el comando de Aníbal F. ¿Qué puede salir mal?

Una moratoria significa reconocer que los contribuyentes están asfixiados. Y es lo que lanzó el gobierno. El mismo que acaba de subir impuestos. Y el que habilita más tributos provinciales.

Fernández tiene 3 meses para no desperdiciar el ancla salarial para la inflación que le está ofreciendo la CGT.

El ala K más radicalizada presiona para estatizar Vicentin. Otra fábrica de pérdidas para colocar militantes, como Aerolíneas. Y otra competencia desleal para abortar privados que no reciban subsidios

Schlumberger deja su concesión. Las acciones de YPF siguen para abajo. Alberto Fernández ratifica que precios de la nafta y tarifas de gas y luz seguirán pisadas.

Nadie desea la caída del acuerdo Mercosur-Unión Europea con más fervor que Francia. Y a pocos le conviene más que a la Argentina. Sin embargo, Fernández le pediría a Macron que lo resista.

Cómo el dólar va quedando atrasado, se desalientan exportaciones. E importar se transforma en gran negocio. Entonces un burócrata vuelve a tener el poder de decidir a quién le permite importar y a quién no.

El anuncio sobre cómo se trasladará la restitución del IVA a ciertos alimentos es vago, ambiguo y aislado. Pero a nosotros nos encanta creerlos.

Si los precios suben por codicia de los súper, entonces en los demás países también deberían subir. Si es por monopolios, sólo esos precios deberían aumentar. ¿No será que el Estado gasta de más?

Fernández no se anima con los combustibles, pero necesita dólares. El precio promedio del mundo: 110 centavos el litro. En Argentina: 96. También es de las más baratas en América latina.

El acuerdo larga con un par de cosas claras. Una, es que el Estado sigue inflando sus precios (impuestos le ganan a la inflación). La otra, es que las empresas y asalariados deben contener los suyos.

Para las petroleras mundiales, Argentina tiene menos palabra que Bernardo, el ayudante de El Zorro. Nielsen tendrá que prometerles lo que nunca nadie se animó a darles.

Tienen que dar aumentos que ordena el gobierno, despedir les cuesta el doble, afrontan más impuestos, si exportan las complica el dólar oficial y, encima, el gobierno quiere que congelen precios.

¿Los sindicalistas van a aceptar aumentos inferiores a la inflación? Es lo mismo que sancionó el kirchnerismo en Diputados para los jubilados. 

Por suba de retenciones, US$ 1.200 M más dejan de entrar a los pueblos. Se pierde recaudación. 300 mil empresas resignan ingresos y capital. La tierra empeora. Cuanto más al oeste y al norte, peor.

Ahorrar en dólares: 30% de impuestos. Ahorrar en pesos: tasas por debajo de la inflación. La idea es emitir y que los pesos se te incendien en el bolsillo.

Entre 2003 y 2018 el aporte del campo en retenciones se multiplicó por 12. Pero el gasto público se multiplicó por 43.

El Estado no parece dispuesto a ningún sacrificio. En cambio sobran planes para subir impuestos y retenciones. Casualidad: 11 años después la Justicia embarga a piqueteros del campo.

No caer en el default, no gastar más de lo que entra y conseguir dólares: una trama compleja que va de la Anses a Vaca Muerta.

El acuerdo social podría contemplar sumas fijas. Si reemplazaran paritarias y ley de movilidad, los sueldos se achatarían y la Anses reduciría su gasto.

Desde 2006, al agua y las cloacas del Gran Buenos Aires la pagamos todos. La cosa mejoró bastante con Macri. Pero puede volver la pesadilla.

El momento de la verdad, nunca es agradable. Y le va a tocar a Alberto Fernández lidiar con esa herencia que le deja Macri, igual que a Macri le tocó heredar el cepo de Cristina.

Casi 20 años después, la tentación de exportar con devaluación, retenciones, proteccionismo forzado y sin insumos importados no parece muy segura.

Fernández dice que no quiere plata, que quiere tiempo. Pero son lo mismo. Si quiere tasas más bajas y plazos más largos, tiene que dar certezas de que va a pagar.

Si Carlos Caserio ocupa ese lugar en el gabinete, recibirá un premio envenenado. Para alguien del interior, implica administrar la mayor fábrica de privilegios del Gran Buenos Aires.

Cómo pasar de que un proveedor concentre el 50% de la góndola incumpliendo la ley de Grabois y Carrió a que concentre el 70% cumpliendo redondamente la ley.

Las energéticas pueden amenazar con no invertir si les suben impuestos o retenciones. La agroindustria, no. Medidas que Centralia debería exigir, aunque sea para negociar.

Se rasgan las vestiduras por 400 mil empresas en quebranto ante la Afip. Y para eso evalúan una motoria. Pero todos proponen subir impuestos en lugar de bajarlos.

Insiste en que el pan sube porque hay una concentración del 80% en un solo fabricante. Y que el 100% del mercado lácteo está en manos de dos empresas. Son cifras absurdas.

Brasil dio tres avisos en una semana: se va a liberalizar. Argentina, ante el riesgo de quedar sola en el museo del siglo 20.

Puede que suban las retenciones. A los dólares que le queden, el campo los va a tener que vender baratos. Y la inflación morderá los talones.

En 2008 había 11 estatales provinciales y jubilados cada 10 empleados privados en blanco. Ya era un desastre. Pero ahora hay 14. Hace falta una alianza de los que trabajan antes de que sea tarde.

¿Tiene futuro la industria del calzado?