Un sanguinario narco brasileño, de paseo por Córdoba y Buenos Aires
Acusado de pertenecer a una peligrosa organización narco, a la que le endilgan 150 homicidios por encargo, estaba prófugo y era buscado por Interpol. Los atraparon el viernes en Caballito.
02/08/2025 | 13:31Redacción Cadena 3
Armado. Peligroso. Propenso a la evasión. Violento. Notificación roja.
En el cuello, una cruz tatuada, y las inscripciones: "God is Love" (Dios es amor) y "Faith" (Fe). Un dragón dibujado en el brazo derecho. Una mujer, en el izquierdo. Y, en las piernas, una patineta, naipes, letras japonesas, un diamante y una telaraña.
De esta manera, Interpol había enviado hace dos años una circular mundial para intentar atrapar a Fabio Rosa Carvalho, un criminal brasileño que nació el 30 de diciembre de 1983 en Encruzilhada do Sul, un municipio brasileño del estado de Rio Grande do Sul, que limita con Uruguay y Argentina.
En aquel momento, 2023, Carvalho se quitó la tobillera electrónica y pasó a convertirse en un fantasma. Aún debía purgar varios años de condena, tras ser sentenciado a 16 años y 10 meses de prisión en 2014, luego de que un año antes, el 24 de abril de 2013, fuera sorprendido con un cargamento de crack, una droga que hace estragos entre sus consumidores.
Pero el informe de Interpol iba más allá. Alertaba que Carvalho era un miembro clave de la poderosa y sanguinaria organización criminal "Os Manos", que desde 2009 había comenzado un impresionante baño de sangre por el control del delito en el estado de Rio Grande do Sul.
A este grupo se le endilga haber cometido al menos 150 homicidios, ejecutados por sicarios, sobre todo en la ciudad de Canoas, ubicada a unos 20 kilómetros de Porto Alegre.

Vinculada al narcotráfico y al sicariato, la organización tenía contactos con el poderosa banda "Primeiro Comando da Capital (PCC)", sindicada como más importante detrás del crimen en Brasil.
Con casi 30 mil miembros distribuidos en todo el país, los tentáculos del PCC se han ido expandiendo más allá de las fronteras.
Fue a raíz de todos estos antecedentes que Interpol colocó a Carvalho como uno de los prófugos más buscados de la región.
En este tiempo, los informes de inteligencia advertían que Carvalho se refugiaba en Paraguay y en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde tenía aceitados contactos para no ser delatado.
Había logrado salir de su país utilizando una identidad falsa, la misma que continuaba presentado para movilizarse entre las porosas fronteras de Sudamérica.

El martes último, una llamada desde Brasil alertó a la Policía de Córdoba. Carvalho, indicaron, estaba en territorio argentino y acababa de llegar al centro del país.
Una comisión de policías brasileños viajó esa misma noche y ya el miércoles comenzaron las reuniones en la Jefatura cordobesa.
Esa mañana, la división Investigaciones Criminales, con el comisario general Alberto Bietti a la cabeza, recibió a sus colegas de la Policía de Investigación Criminal de Río Grande do Sul.
Se reunieron en la oficina que Ameripol (la Comunidad de Policías de América) tiene en la Central azul cordobesa.
Para los recién llegados, todo era desconfianza: la experiencia les marcaba que Carvalho tenía un gran poder para corromper. Y, también, para matar.
No obstante, mostraron algunas de las cartas que tenían guardadas. Sabían que el prófugo había llegado a Córdoba. Sus movimientos, advirtieron, lo ubicaban rondando por el valle de Calamuchita. ¿Cómo habían obtenido estos datos? No lo revelaron. Pero sí indicaron que no lograban las coordenadas precisas para atraparlo.

Se sospecha que Carvalho estuvo al menos 48 horas en la provincia de Córdoba. ¿Con quién? ¿Haciendo qué? Aún son preguntas sin respuestas.
Sí se sabe que evitaba repetir los lugares donde dormía.
Ante la gravedad de la situación, se puso al tanto de todo a una fiscalía local, a cargo de Horacio Vázquez. Como este funcionario estaba de licencia por cuestiones familiares, su colega Juan Pablo Klinger quedó al frente de las directivas más urgentes.
Un narco más que peligroso, con una orden de búsqueda mundial, estaba de paseo por Córdoba y nadie podía precisar para hacer qué. El enigma era ante qué se iban a enfrentar si lograban ver a Carvalho en la provincia. No había datos si estaba solo o acompañado por un ejército de guardaespaldas.
El jueves a la noche, el grupo llegado desde Brasil recibió un nuevo dato. Carvalho, ahora, iba a viajar a Buenos Aires. Su plan, indicaron, era pasear por la Capital argentina.
Fue entonces que decidieron viajar hacia allí. Pero antes, le solicitaron a sus colegas cordobeses si ellos podían acompañarlos. En estas 48 horas, ya habían tejido una confianza que para los brasileños era fundamental.
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Operativo Palak. Socióloga afirma que penetró en el país el crimen organizado
La especialista en narcotráfico Laura Etcharren dijo a Radioinforme 3 que "necesitamos dejar la acefalía que tiene la dirección de inteligencia criminal" y dar una "lucha proactiva".
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Fue entonces que se armó una nueva comisión, de policías cordobeses, que se acoplaron a los brasileños. Juntos, llegaron el viernes temprano a Capital Federal y comenzaron a seguir las pistas que ya tenían.
Pasados algunos minutos de las 19 del viernes, cantaron "bingo". En calle Goyena al 800, en el barrio de Caballito, vieron a Carvalho paseando. Vestía una camiseta de Boca y sólo los policías que lo seguían podían imaginar, en ese instante, que aquel turista era en realidad un criminal impiadoso.
Pero no era la primera vez que Carvalho caminaba esa zona residencial de la ciudad de Buenos Aires. Un veloz repaso de los domos de seguridad le permitió a los sabuesos establecer que solía pasear por esas cuadras tomado de la mano de una jovencita. Y que frecuentaba un local, en el que compraba sushi, y una barbería atendida por ciudadanos dominicanos.
A esa altura, el operativo ya tenía varias firmas.
Por jurisdicción, intervenía el Juzgado Nacional en lo Penal de Rogatorias, interinamente a cargo de Alejandro Adrián Litvack, y el Juzgado Criminal y Correccional Federal 9, de Paula Sanz. A los policías brasileños y de Investigaciones Criminales de Córdoba se les sumaron, además, los agentes de la División Capturas y Prófugos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.

A Carvalho no le dieron tiempo a nada. Ni siquiera a resistirse. Apenas salió de la barbería, los policías se le fueron encima y lo detuvieron en medio de la calle.
Con el pelo corto y la barba recién emprolijada, fue trasladado bajo severas medidas de seguridad a una celda metropolitana. Allí quedará custodiado hasta que se ordene su extradición.
Ahora, quedan varios interrogantes por delante: ¿desde hace cuánto tiempo Carvalho ingresaba y salía del país sin ser detectado? ¿Por cuántas provincias paseó? ¿Qué hizo en Córdoba? ¿Cuáles son sus contactos locales?
En Córdoba, las alertas volvieron a prenderse.
A comienzos de 2024, la familia del poderoso narco ecuatoriano Adolfo "Fito" Macías fue descubierta viviendo cómodamente en un country camino a Falda del Carmen.
Si bien fueron expulsados del país, la Justicia Federal nunca determinó a qué habían venido efectivamente ni cuáles habían sido (o continúan siendo) sus nexos locales.
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Se presume que la casa que habitaban había sido comprada a fines del año pasado. Tenían choferes y guardias propios.
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Otro sanguinario narco local, el rosarino Fabián Gustavo “Calavera” Pelozo, fue detenido en 2022 por Gendarmería en una mansión del country Lomas de la Carolina, entre Córdoba y La Calera.
Dos años después, fueron capturados su esposa y su suegro, acusados de haber montado una llamativa operación de lavado de dinero en zonas residenciales de la Capital cordobesa.
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En 2022 fue detenido en una lujosa vivienda del country Lomas de la Carolina. Ahora, fueron capturados su esposa y su suegro, acusados de haber montado una llamativa operación de lavado de dinero.
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Se sabe, también, que "Los Monos" están echando raíces en las sierras de Córdoba.
Tanto en el caso de la familia del ecuatoriano "Fito" Macías, como ahora con el brasileño Carvalho, la inteligencia local no ha detectado que hayan desplegado en territorio argentino el arsenal narco o de fuego con el que cuentan sus organizaciones. Pero sí advierten cómo han logrado infiltrarse en el interior del país para, según sospechan, comenzar a lavar dinero.
Al igual que los narcos colombianos en Nordelta, se teme que la provincia de Córdoba empiece a ser vista por poderosos narcos sudamericanos como un saludable "dormitorio". Por eso, la detención de Carvalho lejos está de haber sido el punto final de esta investigación. En la provincia, significa todo lo contrario: se trata del comienzo.
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El juez de Control le dio la razón al fiscal y negó la prescripción en la acusación contra un exmilitar acusado de generar imágenes de abuso sexual infantil. El extraño rol de un exintendente.
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