Sorpresas te da el empleo
19/12/2025 | 10:49Redacción Cadena 3
Salieron los datos de empleo del Indec y, oh sorpresa, bajó el desempleo. Bajó en el país, bajó en Córdoba. En algunos lugares subió, sí, pero el promedio general cayó. Y la verdad es que llama la atención. No porque esté todo bien —no lo está—, sino porque el contexto no invitaba a este resultado.
Estamos hablando del tercer trimestre del año, junio-septiembre. Plena previa electoral, tasas de interés por las nubes, incertidumbre total, clima de tembladeral. Con ese panorama, cualquiera hubiera apostado a un deterioro fuerte del mercado laboral. Sin embargo, el desempleo nacional pasó de 6,9% a 6,6%. En Córdoba la baja fue más marcada: de 8,8% a 7,4%. Una caída de 1,4 puntos no es menor.
Más importante todavía es que creció el empleo. No solo cayó el desempleo: hay más gente ocupada. A nivel nacional la tasa de empleo pasó de 45% a 45,4%. En Córdoba, de 45,8% a 46,9%. En el Gran Córdoba, eso se traduce en unos 22 mil puestos más. Ese es el vaso medio lleno, y no es chico.
Ahora bien, agreguemos todo el vaso medio vacío, que existe y pesa. El empleo crece, sí, pero lo hace con mucha informalidad: 43,3%. Hay subempleo, salarios bajos, precariedad, changas, ingresos que no alcanzan. El salario formal crece poco y pierde contra la inflación acumulada. Todo eso es cierto. No hay que maquillarlo.
Pero tampoco es verdad que todo sea vender pastelitos en una esquina. Hay sectores donde la actividad se mueve. La construcción privada es uno de ellos: albañiles, carpinteros, herreros, obras chicas y medianas que se reactivan. Un dato que lo sintetiza bien: en octubre, los despachos de cemento alcanzaron el nivel más alto en dos años, con una suba mensual del 5,5%.
Otro indicador clave es la recaudación de la Anses, que refleja el empleo registrado. En noviembre creció 30,6%, prácticamente en línea con la inflación. Es decir, la masa salarial declarada, en blanco, no se desplomó. En un contexto recesivo, ese dato no es menor.
Hay además una cuestión geográfica que suele pasarse por alto. El Indec mide 31 grandes aglomerados urbanos. Eso introduce un sesgo claro hacia el Estado y la industria tradicional protegida, dos sectores hoy directamente golpeados por el ajuste. Cuando el Estado reparte y la industria vive bajo protección, esas ciudades muestran crecimiento explosivo, pero no reflejan el esfuerzo del interior productivo que lo financia. Ahora ocurre lo inverso: el ajuste pega ahí y el Indec muestra más debilidad porque solo mira esos lugares.
No mide lo que pasa en el agro en Villa María, Rafaela o San Francisco. No mide Vaca Muerta en Añelo. No mide la pesca en la Patagonia ni la minería. No mide buena parte del interior profundo, que también genera empleo y actividad. Eso no invalida los datos, pero sí obliga a leerlos con contexto.
Por eso, mirando de dónde veníamos y lo que creíamos que iba a pasar, la caída del desempleo es un dato fuerte. No resuelve los problemas estructurales del mercado laboral argentino, pero rompe una expectativa. El empleo, a veces, también sorprende. Y cuando eso pasa, vale la pena detenerse a mirar qué nos está diciendo.
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Datos del INDEC. Bajó la desocupación al 6,6%, pero aún hay 1,4 millones de personas sin empleo
Según el Indec, mejoraron la tasa de empleo y la actividad económica, aunque persisten altos niveles de informalidad y presión sobre el mercado laboral.
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