Gremios, barras, sicarios y narcos en la trama por el crimen de Gabriela

1. Audio. Elevan a juicio el crimen de Gabriela Pérez

   Ahora país

   Episodios

2. Audio. Elevan a juicio la causa por el crimen de Gabriela Pérez en un acto del Soelsac

   Radioinforme 3

   Episodios

Por Juan Federico

“Claramente nos encontramos ante un entramado de relaciones y disputas de poder y dinero atravesado por negocios vinculados con el narcotráfico, gremios y barras bravas. Algunos testigos alegaron en este contexto que no brindaron datos oportunos a la instrucción por miedo, por ellos y sus familias. Lo cierto es que resultó dificultoso reconstruir los hechos, la preparación, motivos y consumación de los mismos en este entramado. El presente caso no se trató de una sucesión de hechos aislados, sino de un homicidio como corolario de una escalada de violencia por la lucha de poder y mucho dinero entre dos gremios, quienes además utilizan barras bravas de un club de futbol como fuerza de choque y gente vinculada al delito”.

Pocas veces, un crimen revela una trama tan pesada. La investigación que lleva adelante la fiscal Silvana Fernández por el asesinato de la empleada de la limpieza, Gabriela Pérez, ocurrido en medio de un atentado a tiros contra el club Yapeyú, donde se ofrecía un asado sindical, deja al descubierto una densa red que vincula a sindicatos afectados a los contratos públicos, la política, las barras bravas y el narcotráfico. La Córdoba que varios se empeñan en no ver.

Gabriela Pérez, sostiene la fiscal, fue una víctima ajena a este millonario entramado. Incluso, aquel sábado 9 de septiembre de 2023, ella no tenía ganas de formar parte de aquel convite que ofrecía el secretario general del gremio de la limpieza (Soelsac), Sergio Fittipaldi.

Fittipaldi estaba en medio de una tensa puja gremial con una lista que amagaba con quitarle el inmenso poder que construyó durante años, siempre bajo el ala del Estado cordobés. Sus contrincantes, representados bajo el lema de Más Soelsac, respondían al también poderoso sindicato de los recolectores de basura, Surrbac, otra organización con fortísimos vínculos políticos en Córdoba.

Dos gremios que supieron engordar su poder bajo el amparo de la política cordobesa. Tanto Fittipaldi, como la familia Saillén, detrás del Surrbac, desplegaron un copamiento territorial similar: integraron listas del peronismo cordobés en diferentes elecciones provinciales y municipales, se hicieron fuertes en clubes de fútbol que participan en torneos locales y regionales (Argentino Peñarol y Quilmes de Villa Allende, por parte de Soelsac, y el Club Atletico Amsurrbac) y terminaron por formar sus propios grupos de choques, como una suerte de guardias privadas, a partir de vínculos con los barras de los principales clubes de la ciudad.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Cuando comenzaron a trepar en el poder sindical cordobés, Fittipaldi y los Saillén eran aliados. Ambos heredaron la escuela gremial que Hugo Moyano creó alrededor de Camioneros. Se convirtieron en sus fieles imitadores.

Mientras el gremio de la basura reúne a unos 3.000 afiliados, la masa de asociados al sindicato de la limpieza asoma como abrumadoramente mayor: 21 mil trabajadores, en su mayoría mujeres.

Durante años, juntos convivieron de manera más que armoniosa. Idearon la CGT Rodríguez Peña y tomaron el control de las 62 Organizaciones Peronistas, de la mano del abogado (y actual concejal capitalino por el PJ) Ricardo Moreno, de la que Fittipaldi fue secretario general.

A través de estas asociaciones, se codearon aún más con el poder político de Córdoba. Abundan los actos en los que sindicalistas y dirigentes se abrazaron para la foto.

Fittipaldi continuó el libreto ideado por Moyano y que los Saillén habían calcado.

Mientras que el gremio de la basura insertó su propio club de fútbol en los torneos oficiales de Córdoba, el sello de "Fittipaldi conducción" se convirtió en una marca que trascendió la sede gremial de calle Entre Ríos para insertarse en el club Argentino Peñarol, de barrio Argüello.

Y en 2023, antes de que mataran a Gabriela Pérez, tuvo su apogeo político: figuró en el puesto 31 de los cantidatos a legisladores provinciales en la lista que lideró el hoy gobernador Martín Llaryora.

Si bien aún no ingresó de manera oficial, quedó expectante de ingresar en la Unicameral si otros legisladores electos pasaban a ocupar cargos en el Ejecutivo.

Además de esta inserción política formal, tanto Soelsac como el Surrbac encararon una serie de acciones de amplio impacto territorial en los barrios de la ciudad.

Pero no fueron las únicas coincidencias. En esta red que diagramaron para ensanchar sus dominios, también sumaron a reconocidos barras de los principales clubes de la ciudad de Córdoba. Sobre todo, a aquellos que integran las diferentes cédulas que conforman "La Fiel", la poderosa barra de Talleres que en los últimos tiempos se ha visto involucrada en resonantes casos policiales. Incluso, algunos de estos afiliados-barras quedaron señalados en causas por narcotráfico.

Barras-drogas-armas-sicarios-sindicatos-poder. O, simplemente, dinero.

Los Saillén y Fittipaldi también comparten la misma holgura en su vida privada. Una posición socioeconómica que los sitúa muy por encima de los trabajadores que representan.

La alianza entre ellos funcionó durante años. Hasta que algo se rompió. Ninguno de los dos se atreve a revelar qué fue. Pero lo concreto es que en aquel 2023 Franco Saillén organizó a un grupo de afiliadas de Soelsac y comenzó a armar una fórmula para competir en las elecciones gremiales que se iban a celebrar en octubre, poco más de un mes después del crimen de Gabriela.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

A esa altura, en septiembre de 2023, la tensión entre Soelsac y el Surrbac había escalado de manera notable. Y visible: en pleno Centro, dos facciones se habían golpeado y amenazado a la vista de todo el mundo. Pero la reacción judicial no llegó a tiempo.

Pese a que había denuncias desparramadas en distintas unidades judiciales, en ese momento, nadie había sido imputado.

En la investigación por el crimen de Gabriela, la fiscal Fernández sostiene que horas antes de la balacera contra el club Yapeyú, un hombre llamó al celular de un poderoso barra de Talleres, Hugo “el Ciego” Cardozo, quien hacía un tiempo se había insertado en la custodia de Fittipaldi.

“La Fiel”, la barra que manda en la popular albiazul, juega a dos puntas: una parte de sus jefes, con Fernando “el Paisa” Larraona al frente, se reporta al Surrbac, mientras que otra ala, con Cardozo a la cabeza, terminó detrás de Soelsac. ¿Para qué los gremios necesitan de los servicios de estos barras? Profesionales de llevar los bombos y las trompetas al mejor postor sindical y político que requiera de sus servicios, que exceden por completo el arte de interpretar consignas musicales.

“Hugo ‘el Ciego’ Cardozo, persona de confianza de Sergio Fittipaldi, no solo forma parte fundamental del sindicato Soelsac sino que además es un ‘referente’ de la barra ‘La Fiel’ del Club Atlético Talleres de la ciudad de Córdoba, junto con Fernando Larraona (a) ‘Paisa’ pero éste delegado del Surrbac a las órdenes de Franco Saillen; a su vez, se encuentra enfrentado a otra facción de dicha barra, la cual que responde a las órdenes de Carlos Pacheco y en la que se encuentran enrolados entre otros Luis Mendoza y Adrián Vallejos”, resumió la fiscal Fernández al elevar la causa a juicio por el crimen de Gabriela.

La fiscalía apunta a tres nombres como los eslabones materiales del atentado a balazos contra el club Yapeyú: Gustavo Herrera (hermano de Gabriela), sindicado de ser el presunto sicario que disparó aquella tarde, Vallejos y su sobrino, Mendoza.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

De acuerdo a esta reconstrucción, en medio de la puja entre Fittipaldi y los Saillén, en la madrugada de aquel 9 de septiembre de hace dos años, “el Ciego” Cardozo recibió un mensaje amenazante. Tanto él como el propio Fittipaldi, declararon en la causa que un sujeto que se identificó como “Gringo Gómez”, le exigió a Cardozo que abandonara el sindicato, ya que dijo haber invertido mucho dinero para financiar al grupo de Saillen.

En concreto, los testigos declararon en la fiscalía que, en aquel mensaje, “el Gringo” Gómez les dijo que “había puesto muchos dólares a Saillen para ganar el gremio, que era todo una cuestión de negocios y que el Ciego debía correrse del apoyo a Fittipaldi o le iban a ‘tumbar la barra’”. “Explica el declarante que esto significa que lo iban a correr del liderazgo de la barra de Talleres”, se lee en el expediente.

El audio es revelador: “…tenemos la capacidad económica con los recursos, con la gente y la capacidad operativa amigo de crearle un conflicto a cualquier persona que se meta en contra de nosotros, y se lo digo con todo respeto ¿sabe por qué? (...) nunca me gusta hablar por teléfono porque estoy tratando de evitarnos un problema mayor para todos, yo tengo muchos amigos en el barrio de usted, mucha gente querida, mucha gente respetable que no quiero comprometer a ninguna de las personas por un tema que usted amigo no tiene nada que ver y le digo la verdad caballero, no tiene nada que ver en esto, yo no sé si usted está siguiendo las órdenes de Darío, si está siguiendo las órdenes de Torres no sé, no sé, no sé quién es el que le metió la semillita esa de que pensaban que metiéndose en este gremio iban a poder ganar algo o tener algo que le iba a ser favorable, como le digo amigo, hace dos años que vengo poniendo plata, poniendo recursos, poniendo gente, poniendo cabeza, poniendo tiempo, para que de un momento para otro aparezcan ustedes que, que le digo la verdad no tienen intereses sobre, yo sé y entiendo que puede ser un negocio, que a usted lo llamaron, que usted va donde va la monedita, y yo lo entiendo caballero y lo respeto a eso, pero esta vez amigo me toca decirle que desista usted y su gente de esto que hoy día nos va a ser un problema a todos amigo, porque yo también sé que puedo llegar a tener problemas, ojo, no es que le estoy diciendo no amigo no me cabe ninguna a mi, por eso yo lo hablo con mucho respeto, es un tema amigo que nos va ocasionar problemas a todos y lo estoy tratando de evitar, le digo la verdad lo estoy tratando de evitar, tan simple como eso, yo si no, si no fuera que por eso le digo, no lo tome como una amenaza, porque si no fuera así directamente no lo hablo amigo y ya estaríamos dejando todo a la deriva y a la suerte de al que le toque le toque, y creo que estamos grandes caballero y usted tiene una empresa que cuidar, un negocio que cuidar, creo que es en vano meterse en esto amigo, le digo la verdad se lo digo de corazón, creo que es en vano y está cometiendo un gravísimo error en meterse en esto amigo, tan simple como eso, yo no me meto en la barra por el respeto y la palabra que le tengo a Franco”.

Dos años después, “el Ciego” Cardozo quedó en medio de otra controversia pública, luego de que se conocieran gruesas amenazas que desde la cárcel le enviaba el líder de “La Fiel”, Darío Cáceres, condenado junto a parte de la cúpula de “La Fiel” en una causa por un fabuloso contrabando de marihuana.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Pero volvamos al día en que mataron a Gabriela en el club Yapeyú. La fiscalía logró pruebas que dan cuenta de que aquel mediodía, cuando Cardozo iba en auto hacia el club, Vallejos lo cruzó en otro vehículo. Mientras le realizaba señas amenazantes, comenzó una persecución de alto impacto: casi cinco kilómetros por distintos barrios de la zona sudeste de la Capital cordobesa.

Mientras escapaba, “el Ciego” comenzó a alertar a sus compañeros dentro de la guardia de Soelsac, que salieron en dos autos desde el club Yapeyú para ayudarlo. Fue así que, a unas pocas cuadras del club, estos dos vehículos interceptaron al auto en el que iba Vallejos, al que obligaron a frenar a punta de pistola. De esta manera, Cardozo logró llegar al club, donde se refugió en medio del asado sindical.

A todo esto, en la causa se sospecha que Vallejos avisó a su sobrino, “Luisito” Mendoza, para que lo ayudara en la persecución. Mendoza llegó después, pero no se habría quedado quieto. Al tomar conocimiento de que su tío no había podido alcanzar a Cardozo, comenzó a rondar con su auto por los alrededores del club Yapeyú.

Se internó en ese barrio, donde habría buscado por su casa a Herrera, a quien conocía por un pasado en común dentro de la cárcel. Herrera es ajeno a la barra “La Fiel” y también a ambos sindicatos. Entonces, ¿cómo terminó metido en toda esta historia? La fiscalía sospecha que Mendoza le ofreció alrededor de 300 dólares para que fuera a tirar tiros en contra del club Yapeyú.

Y Herrera accedió a la propuesta. Para la fiscal, es él la persona que se ve en una filmación cuya nitidez está lejos de ser la ideal. La secuencia es de segundos: llega caminando por la vereda del frente, se agacha detrás de un auto estacionado y aguarda un instante, hasta que observa que al club llega caminando Gonzalo Fuentes, mano derecha del “Ciego”. Es entonces que se pone de pie y comienza a disparar, sin herir a su blanco. Sólo la mala puntería hizo que uno de los proyectiles se colara dentro del gimnasio en el que Fittipaldi ofrecía el asado. Proyectil que terminó por impactar en el cuello de la propia hermana de Herrera, Gabriela Pérez.

El defensor de Herrera, Sebastián Lascano, se opone a esta tesis. Asegura que va a apelar la elevación a juicio porque sostiene que el sicario era otra persona. En ese sentido, apunta a que los indicios que sostiene la supuesta autoría de Herrera no han logrado conformar una prueba sólida. Y, remarca, por ejemplo, de que no existe ninguna evidencia concreta del supuesto pago que su cliente habría recibido para ir a descargar una pistola frente al club Yapeyú.

La fiscalía acaba de mandar a juicio a Herrera (a quien además le suma otra causa por presunta violencia de género) y a Vallejos por homicidio agravado. Pero falta un tercer eslabón, acaso la pieza que pueda terminar por explicar cómo se pergeñó todo: Luis Mendoza. 

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Hace más de dos años que este barra se transformó en un fantasma, al que la Policía de Córdoba no logra atrapar. Su auto apareció en una concesionaria de Rosario. Hasta allí fue una comisión a buscarlo, pero se escabulló justo a tiempo. 

Pese a la gravedad de la acusación, Mendoza no figura dentro de los registros provinciales como un prófugo cuya captura sea una verdadera prioridad. ¿Con qué recursos ha logrado permanecer tanto tiempo en la clandestinidad? ¿Quién o quiénes más no quieren que Mendoza caiga?

A todo esto, en la causa aún no se identificó al “Gringo” Gómez, el autor de aquel mensaje amenazante que recibió “el Ciego” horas antes del crimen de Gabriela. No obstante, experimentados policías no dudan en apuntar hacia la zona de Villa El Libertador. Allí, el “clan Gómez” hace tiempo que tiene su propio poder territorial.

Temas