Argentina Impotencia
07/10/2022 | 12:08Redacción Cadena 3
Argentina Potencia fue el lema nacionalista, muchas veces chauvinista, acuñado por Perón para su tercera presidencia. Cuando murió, toda esa charlatanería se convirtió en una farsa de terrorismo, inflación y desabastecimiento.
Hoy habría que adoptar otro lema: Argentina Impotencia. Al menos nos permitiría empezar a aceptar la realidad. Hace 70 años que somos impotentes para resolver problemas que prácticamente han desaparecido del mundo o que muchísimos países han reducido con éxito.
Hay dos que son obvios: la inflación y la violencia deportiva, que anoche se cobró otra víctima en el partido Gimnasia-Boca. Como si se tratara de una clave cifrada, los dos fenómenos, la inflación y la violencia en el fútbol, se nos hicieron carne en la década de 1940.
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La primera tragedia masiva en el fútbol sucedió en julio de 1944. Fue en un San Lorenzo-River. Nueve muertos. Desde entonces, nunca paró. Desde 1990 hay 7 muertos al año, sólo en el fútbol. Y a nadie se le mueve un pelo. Un eterno siga-siga para la industria de la pelota y los negocios turbios de los barrabravas.
Incluso en los dos últimos años, con la cuarentena de la pandemia y las hinchadas visitantes prohibidas, hubo 8 muertos, según la ONG Salvemos al Fútbol.
Y a nadie se le mueve un pelo, como con la inflación. Desde 1944 el promedio de inflación anual fue 77%. En la violencia en el fútbol todavía nos acompañan algunos países, aunque cada vez menos. En la inflación ya casi nadie: Cuba y Venezuela en América, y algún que otro país africano.
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Podemos agregar algunas cosas más a la lista de la Argentina Impotencia: los 180 días de clase que nunca logramos alcanzar mientras en el mundo los chicos tienen no sólo cada vez más días sino más horas al día; o la infraestructura vial de miseria donde morimos en accidentes como moscas; o la logística de transporte que entierra nuestra economía o la pobreza que no podemos bajar del 30%.
Pero lo de la inflación y la violencia en el fútbol es inaudito. Todo el mundo aprendió a resolverlo. Las recetas son archiconocidas. Están probadas. Pero nosotros nos negamos a aplicarlas, como si nos sintiéramos orgullosos de nuestra Argentina Impotencia.





