Una mamá ciega adaptó libros infantiles al braille para leerle cuentos a su hijo

1. Audio. Rocío Muñoz Vergara, la madre ciega que transforma cuentos en braille para su hijo

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Rocío Muñoz Vergara, escritora y profesora de literatura nacida en Sevilla y radicada en Rosario, tiene un proyecto “Toco y Leo”, una propuesta que busca intervenir libros infantiles en tinta con adhesivos en braille para que puedan ser disfrutados por todas las personas por igual.

“Percibimos el mundo de distintas maneras y con distintos sentidos. La vista está muy centralizada como legitimadora del saber y del poder. Me interesa descentralizarla”, explicó Rocío, que perdió la visión y encontró en la literatura un territorio donde todos los sentidos pueden dialogar.

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Leer con las manos y con el corazón

El proyecto Toco y Leo, que comparte con la docente y escritora rosarina Laura Vilche, consiste en pegar sobre libros ya editados transparencias en braille, de modo que el texto original no se oculta ni se modifica. “No se trata de hacer otro libro, sino de ampliar el mismo. Así, un niño que ve y uno ciego pueden leer juntos el mismo ejemplar”, contó.

La iniciativa nació de una experiencia personal: el deseo de leerle cuentos a su hijo Delmar, de tres años. “Yo leo todo con lectores de pantalla, pero cuando fui mamá me di cuenta de que no podía leerle en voz alta a mi hijo. Ahí pensé: esto ya debe estar resuelto... y descubrí que no tanto”, relató entre risas.

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Fue entonces cuando comenzó a intervenir libros como "Cuidado con el lobo", un texto infantil que ahora puede recorrerse con la vista y con el tacto. “Los libros tienen que subrayar todos los sentidos del ser humano. Leer también es tocar, escuchar, oler”, afirma.

Una lectura universal

Rocío insiste en que el derecho a la lectura es universal y debería garantizarse desde las instituciones. “No existe un chico al que no le guste que le lean. Lo que falta son oportunidades y políticas que faciliten ese encuentro”, sostiene.

Mientras en Córdoba ya existe una biblioteca con sección braille, en Rosario —dice— todavía falta camino por recorrer. “Ojalá en cada escuela hubiera al menos un libro intervenido en braille. Sería una manera sencilla y hermosa de mostrar que hay muchas formas de leer y muchas formas de estar en el mundo”, detalla.

Además, descubrió que en Argentina hay dos editoriales que imprimen libros en braille y tinta, pero que están destinados a públicos más adolescentes y adultos, no para primera infancia. Una es Gerbera y otra Párrafo Aparte.

La naturalidad como horizonte

Delmar, su hijo, crece entre ambos sistemas de escritura: “Para él no hay diferencia. Papá y él leen en tinta, mamá en braille. Lo naturalizó desde la cuna”, cuenta con ternura. “Lo que hace la gente cuando crece es desnaturalizar lo que de por sí es natural. Pero leer con las manos o con los ojos es lo mismo: es leer con el alma”, afirma.

Antes de despedirse, Rocío leyó en voz alta —y con sus dedos— un fragmento de Cuidado con el lobo. La escena fue tan simple como poderosa: una mujer que no ve, leyendo con emoción, frente a un público que escucha y siente.

“Esto no molesta al original”, concluyó. “Lo embellece. Multiplica los sentidos.”

El proyecto puede seguirse en su Instagram, en @rocio_munozvergara donde Rocío comparte novedades y convoca a quienes quieran sumarse a la aventura de tocar y leer. La escritora visitó Córdoba en el marco de la Feria del Libro invitada por Sala Malicha.

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