Cómo un matrimonio creó un restaurante familiar que da trabajo a jubilados
Desde una necesidad en 2016 hasta tres locales en Buenos Aires, Débora Ibáñez y Diego Quinteros crearon un emprendimiento que combina tradición, inclusión laboral y el sabor de la cocina casera.
17/10/2025 | 14:56Redacción Cadena 3
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Audio. En plena crisis abrieron un restaurante que emplea a personas mayores
La Argentina Posible
En el corazón de La Paternal, a pocas cuadras del estadio de Argentinos Juniors, funciona uno de esos lugares que huelen a infancia, a salsa casera y a pan recién horneado. Se llama Las Nonas Ramona y Petrona, y detrás de su nombre se esconde una historia de esfuerzo, amor y homenaje a las abuelas.
El proyecto nació en 2016, en plena crisis familiar. Débora Ibáñez estaba embarazada y su esposo, Diego Quinteros, se había quedado sin trabajo. “Empezamos haciendo empanadas por necesidad. Diego salía a venderlas y de a poco fuimos creciendo”, recuerda Débora. “Siempre tratamos de buscarle la vuelta, como nos enseñaron nuestras abuelas: salir adelante con honestidad y trabajo”.

De aquella primera tanda de empanadas surgió Abuela Maruca, su primer local, y con el tiempo llegaron Las Nonas Ramona y Petrona y Simona, en homenaje a las abuelas de ambos. Hoy, el emprendimiento se convirtió en una pequeña cadena gastronómica que emplea a adultos mayores y les devuelve la posibilidad de sentirse útiles.
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“Desde que empezamos, trabajamos con jubilados. Nuestra primera ayudante, Mónica, tenía 52 años y no conseguía empleo. Entró a cuidar a mi hija, pero después empezó a cocinar conmigo. Así fue como incorporamos a más adultos mayores al equipo”, cuenta Ibáñez.
En cada local, las abuelas son las protagonistas: preparan pastas, estofados y postres con la generosidad que caracteriza a las recetas de siempre. “Los clientes nos felicitan porque los platos son abundantes, como los de antes. La lasaña, los canelones y las empanadas tucumanas son los más pedidos”, asegura.

La propuesta no se limita a lo gastronómico. En Las Nonas, los mayores enseñan sus recetas a los jóvenes empleados, creando un espacio intergeneracional donde se mezclan experiencia, aprendizaje y afecto. “Somos una familia, no una empresa con jefes. Compartimos cumpleaños, historias y cocina”, dice Débora con orgullo.
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La historia de Las Nonas Ramona y Petrona es también un ejemplo de resiliencia. “Abrimos en pleno cambio de gobierno y muchos nos decían que estábamos locos. Pero seguimos adelante. Nos tocó sobrevivir a la pandemia, reinventarnos haciendo panadería y abrir nuevos locales. El secreto es la perseverancia: hay que buscarle la vuelta, esté quien esté en el gobierno”.
Hoy, con tres locales funcionando y una parrilla en camino, Débora y Diego siguen apostando por lo mismo que los impulsó en 2016: la familia, el trabajo y el sabor de la cocina hecha con amor. “No hay que tirar la toalla —dice ella—. Siempre se puede salir adelante, como nos enseñaron las nonas”, cerró.
Entrevista de Claudio Giglioni y Fernando Genesir.





