Luciano Supervielle: “Mis hijos me enseñaron de empatía y sensibilidad”

Luciano Supervielle, el premiado músico francés radicado en uruguay, conocido también por su trabajo en Bajo Fondo asegura que se siente bien en el rol de papá y tiene un vínculo muy lindo con sus hijos de 10 y 8 años con quienes busca crear una relación horizontal.

El compositor es papá de Julián de 10 años, nació con síndrome de Down y Nina, de 8, una pequeña que tiene acondroplasia, la forma más común de enanismo. Ambos son fruto de su matrimonio con Eloísa (su compañera por más de 10 años) quien falleció tras una larga lucha contra el cáncer, meses antes de la pandemia.

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Desde la más profunda honestidad asegura: si uno mira las estadísticas muchos dirían que es imposible lo que me tocó, pero  aunque la situación ha tenido momentos difíciles, encontré empatía en lugares que no conocía.

“Ha sido una situación muy compleja, pero que no transité solo”, señaló.

Luciano junto a Julián y Nina

“Más allá de lo que he pasado, he tenido un entorno y una red familiar, una capacidad de poder afrontar esta situación, poder salir adelante y aún con dolor volver a sonreír” contó a Diversidad.

Tras el fallecimiento de su esposa, Luciano afrontó el desafío de continuar criando a sus hijos solo. En eso, el encierro que generó la pandemia le permitió pasar más tiempo con ellos, y estar plenamente presente para todas sus necesidades. Lo ayudó la terapia, y la contención de su familia.

“Ella estuvo como dos años enferma y de alguna manera nos fue preparando a nosotros y a los niños para soltar,  fue ahí el mayor desafío, y luego llenar el vacío de la persona que no estaba. Ahí tuve que aceptar como padre viudo que la educación de mis hijos no iba a ser la misma que le podía dar su mamá, fortalecer el vínculo y conectar con ellos al máximo entre charlas llenas de amor y realidad”, recordó.

Luciano Supervielle corriendo los 5K que organiza la Asociación Down del Uruguay junto a su hijo Julián

Su foto familiar, con Nina y Julián lo llena de orgullo: “Cuando interactúo con mis hijos no veo una situación anormal, siento mucho amor porque me doy cuenta y soy consciente que puede ser algo que movilice a las demás personas”.

“Uno de los grandes regalos que me han dado mis hijos es ganar  en empatía y eso me ha obligado a sensibilizarme con problemáticas que exceden a las de ellos”, expresó.

Y es que Luciano forma parte y apoya en cada acción de la Asociación Down Uruguay y de la Asociación de Acondroplasia de su país. En ambas organizaciones participa de manera activa y constante de campañas de visibilización.

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“Creo que soy una mejor persona desde que nacieron mis hijos, sobre todo por hacer el esfuerzo de empatizar y ponerme en el lugar del otro y ser más solidario”, reflexionó.

En medio del duelo que tuvo que llevar adelante por la pérdida de Eloísa y la pandemia, Luciano encontró “la motivación más grande” en sus hijos y verse frente a ellos como un espejo. “Si ellos me veían mal no iban a estar bien”, planteó.

“La motivación de mejorar estuvo siempre en mí, si no los tenía hubiese sido peor, eran mi motor ”, reconoció.

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Si bien es una figura pública, con una historia que puede inspirar a muchos, señala que le gusta hacerlo desde la honestidad: “Cada vida es única y a pesar de todo, siento un gran agradecimiento al entorno y al apoyo  que he tenido, una de las mejores decisiones fue compartir, no cerrarme”.

“En mi vida el Síndrome de Down fue un desafío pero hay un punto donde deja de ser una preocupación y lo normalicé. Son cosas que llevan su duelo y su tiempo, hay que procesarlo y luego cada uno lo abraza a su manera. Me siento una persona feliz y encuentro  la belleza en las pequeñas cosas de la vida, cerró.

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