Día de la Lucha contra el Bullying: por qué no se habla y cómo abordar el tema
La psicopedagoga y especialista en convivencia escolar y ciudadanía digital, Mariana Savid Saravia (MP. 13-5610) habló de esta problemática en diálogo con Cadena 3.
02/05/2025 | 14:37Redacción Cadena 3
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Audio. Día de la Lucha contra el Bullying: por qué no se habla y cómo afrontar el problema
Ahora país
El Día Internacional de la Lucha Contra el Bullying, que se conmemora cada 2 de mayo, resalta la gravedad del problema en los colegios. Se trata del acoso físico o psicológico que los compañeros de escuela hacen a otro alumno.
No es la única forma posible de violencia dentro de una escuela. En un centro educativo también pueden darse otras formas de violencia, como las peleas esporádicas, la tensión entre grupos rivales, distintas formas de disciplina física, vandalismo o los ataques en escuelas, entre otras.
Sin embargo, puede existir relación entre estos hechos, ya que en todos los casos es necesario un entorno que, de alguna forma, esté normalizando la violencia como respuesta a problemas cotidianos.
El bullying puede surgir dentro de la escuela, pero no se limita al entorno escolar: puede prolongarse fuera de las horas lectivas, ya sea en el entorno del colegio, en el barrio o a través de dispositivos como móviles u ordenadores, produciéndose entonces ciberacoso, que es un tipo específico de bullying.
La psicopedagoga y especialista en convivencia escolar y ciudadanía digital, Mariana Savid Saravia (MP. 13-5610) afirmó en diálogo con Cadena 3 que "el bullying no es algo que hayamos tratado con éxito, sino que crece".
La especialista destacó que "necesitamos recuperar el sentido profundo de comunidad y responsabilidad compartida". Observó casos en consultorios y contó que "no es un problema entre chicos, sino un síntoma de algo mucho más grande que nos interpela a todos como sociedad".
Savid Saravia remarcó la importancia de contar con "adultos presentes, sensibles, comprometidos" que no miren para otro lado. "Avanzar significa dejar de actuar como bomberos apagando fuegos cuando el daño ya está hecho".
La experta dijo que es necesario "invertir en formación para docentes y personal no docente, acompañar familias, escuchar con empatía" y construir escuelas donde el respeto sea un valor vivido cotidianamente.
También invitó a reflexionar sobre cómo se habla en casa y en redes sociales, ya que "los chicos imitan y también se aprende el respeto". Savid Saravia sostuvo que "hay que hablar de bullying, aunque incomode, y nombrarlo para poder transformarlo".
La falta de preparación en las instituciones educativas es un obstáculo. "Las autoridades pueden no darse cuenta de lo que está sucediendo, lo cual agrava más la situación", explicó.
En ese marco, propuso un enfoque práctico para construir proyectos anti-bullying, destacando la necesidad de "estructuras visibles en las escuelas" y de un coordinador de convivencia escolar especializado.
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Finalmente, resaltó la urgencia de ayudar a los adolescentes: "Si sufrís bullying, habla. Si sos espectador, actúa. Y si sos un adulto, acompaña y escucha sus juicios".
Toda forma de violencia en las escuelas es una vulneración de varios derechos de la infancia, entre ellos el derecho a la educación y a la protección. Estos derechos resultan especialmente dañados en el caso de las víctimas, pero también pueden verse perjudicados de diferentes formas en el caso de los agresores y los testigos. Ningún niño o niña puede desarrollarse adecuadamente en un entorno donde se toleran las agresiones.
Los efectos sobre las víctimas dependen mucho de sus circunstancias personales, su capacidad de afrontamiento y su resiliencia. En general, una situación de acoso prolongada y sistemática, tanto en niños como en adultos, puede llevar a desarrollar cuadros de estrés agudo, ansiedad, depresión, sentimientos de aislamiento e inadecuación, pobre autoconcepto, falta de autoestima, desarrollo de una visión del mundo distorsionada y otros problemas emocionales y cognitivos. En casos extremos, la víctima puede llegar a quitarse la vida.
Según indicó Unicef, los acosadores también sufren consecuencias negativas del acoso, ya que su desarrollo emocional y social puede llegar a ser disfuncional y provocarles dificultades de adaptación social y estigma, así como las consecuencias legales derivadas de una posible denuncia.
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Además, no es infrecuente que algunos estudiantes tengan un doble rol de víctima y acosador: o bien han sido víctimas de bullying o bien viven otras formas de violencia en su entorno.
Los testigos y colaboradores también sufren: por un lado, pueden experimentar ansiedad y miedo al identificarse con la víctima y su indefensión, por otro, desensibilizarse respecto a la violencia y perder la capacidad de empatía y solidaridad que necesitan para desarrollarse como seres humanos. Además, pueden experimentar vergüenza, culpabilidad y sentimientos de impotencia.
Las consecuencias negativas, detalló Unicef, no se limitan a los protagonistas del acoso, ya que se extiende a las familias, al centro y tiene consecuencias para la sociedad en el futuro. Una forma en la que perjudica a los centros educativos es a través del deterioro del clima escolar, que tiene impacto sobre la calidad educativa, el bienestar del alumnado y la satisfacción de las familias.
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Por eso, la educación en valores de respeto, paz y tolerancia es clave desde edades muy tempranas. Una buena base actitudinal y comportamental es muy importante para que los cambios emocionales de la adolescencia y las presiones sociales que se experimentan a esa edad no se conviertan en el caldo de cultivo para situaciones de acoso.
Para el logro de un clima escolar que fomente actitudes colaborativas y de crecimiento académico y humano, el papel de toda la comunidad educativa es fundamental: implicar a padres, madres, al alumnado y al personal no docente permitirá generar el entorno de confianza necesario para reconducir situaciones que puedan desembocar en acoso, así como otras formas de violencia escolar.
La reflexión sobre el entorno social es también necesaria: el que algunos colectivos sufran más violencia y acoso no nos habla sobre cómo son las víctimas, sino de la sociedad en la que viven. El machismo, la xenofobia, el clasismo y otras formas de discriminación son temas que es necesario tratar en las aulas y las familias para poder prevenir el bullying y otras formas de violencia.
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