La historia real del piloto que fue succionado fuera del avión y sobrevivió
El hecho sucedió el 10 de junio de 1990, en el vuelo 5390 de British Airways, quien despegó desde Birmingham, Reino Unido, con destino a Málaga, España.
28/10/2025 | 20:01Redacción Cadena 3
El 10 de junio de 1990, el vuelo 5390 de British Airways despegó desde Birmingham, Reino Unido, con destino a Málaga, España. Nada hacía prever que, apenas 13 minutos después del despegue, el avión se convertiría en escenario de uno de los incidentes más impactantes en la historia de la aviación: el capitán Tim Lancaster sería succionado fuera de la cabina, quedando colgado del parabrisas a más de 5.000 metros de altura, mientras su tripulación luchaba por salvar su vida y mantener el control de la aeronave.
A bordo viajaban 81 pasajeros y cinco tripulantes, además del copiloto Alistar Atcheson. Todo parecía rutinario hasta que, en pleno servicio de desayuno, una explosión estremeció el avión. Los pasajeros pensaron que se trataba de una bomba. En realidad, el parabrisas del lado del comandante se había desprendido. La despresurización fue instantánea.
El capitán expulsado al vacío
El cuerpo de Lancaster fue literalmente succionado hacia afuera. Quedó doblado sobre el fuselaje, con la mitad del cuerpo fuera del avión, golpeando con violencia la ventana exterior. En ese momento, Nigel Ogden, un asistente de vuelo que se encontraba en la cabina, reaccionó por instinto: se lanzó hacia el capitán y logró aferrarlo de las piernas, impidiendo que fuera completamente expulsado hacia las turbinas.
“El viento era insoportable. Sentía que me arrancaba los brazos. El cuerpo de Tim pesaba como 200 kilos por la presión del aire”, recordaría años después Ogden. “Nunca olvidaré esa imagen mientras viva”, añadió, visiblemente afectado.
Mientras tanto, el copiloto Atcheson trataba de estabilizar el avión, que se precipitaba a casi 650 kilómetros por hora. Otro miembro de la tripulación, John Heward, sujetó a Ogden por el cinturón para evitar que también fuera arrastrado, y juntos resistieron el vendaval helado de –17 °C que se colaba en la cabina.

18 minutos eternos
El copiloto logró comunicarse con la torre de control, aunque la magnitud del suceso era difícil de asimilar. “Es una de esas cosas que pasan en las películas, pero no en la vida real”, dijo uno de los operadores al recibir el llamado. Sin mapas ni manuales —todos habían sido arrastrados por el viento—, Atcheson tuvo que confiar en su memoria para intentar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Southampton, al sureste de Londres.
La escena dentro de la cabina era dantesca. La tripulación, cubierta de sangre, preparaba a los pasajeros para lo peor. Muchos rezaban, otros lloraban. Contra todo pronóstico, el avión aterrizó con una suavidad sorprendente, tras 18 minutos de agonía que parecieron eternos.

Cuando los paramédicos ingresaron a la cabina, el cuerpo de Lancaster seguía sostenido por su tripulación. Para asombro de todos, estaba vivo. Apenas balbuceó una frase: “Quiero comer”.
El capitán sufrió fracturas en un brazo, la muñeca y el pulgar, además de congelación y cortes múltiples. Ogden, el tripulante que le salvó la vida, presentó lesiones en el hombro, el rostro y un ojo. Cuatro pasajeros fueron atendidos por crisis de pánico y shock.

La causa: un error humano
Dos años más tarde, la investigación reveló que el accidente se debió a un error de mantenimiento: los tornillos utilizados para reemplazar el parabrisas, instalados apenas dos días antes del vuelo, no eran del tamaño adecuado. Pese a las advertencias, fueron ajustados manualmente sin seguir las especificaciones técnicas.
El informe final concluyó que la valentía y coordinación de la tripulación evitaron una tragedia. Todos fueron condecorados con la “Queen’s Commendation for Valuable Service in the Air”, uno de los reconocimientos más altos en Reino Unido.
Tim Lancaster regresó a pilotear cinco meses después y continuó volando hasta su retiro en 2008. Ogden, en cambio, decidió dejar la aviación. “Pienso en ello todos los días. Me afectará hasta el final de mis días”, confesó.
El vuelo 5390 quedó grabado en la memoria de la aviación mundial no solo por su dramatismo, sino porque demostró hasta dónde puede llegar la sangre fría, la disciplina y la humanidad de una tripulación enfrentada —literalmente— al borde del abismo.
Lectura rápida
¿Qué ocurrió en el vuelo 5390 de British Airways? El capitán Tim Lancaster fue succionado fuera de la cabina tras la despresurización del avión debido a la pérdida del parabrisas.
¿Quiénes estaban a bordo del vuelo? A bordo viajaban 81 pasajeros y cinco tripulantes, incluyendo al copiloto Alistar Atcheson y al asistente de vuelo Nigel Ogden.
¿Cuándo sucedió el incidente? El incidente ocurrió el 10 de junio de 1990, 13 minutos después del despegue.
¿Dónde tuvo lugar el aterrizaje de emergencia? El aterrizaje de emergencia se realizó en el aeropuerto de Southampton, al sureste de Londres.
¿Por qué sucedió el accidente? La investigación reveló que el accidente fue causado por un error de mantenimiento, ya que los tornillos del parabrisas no eran del tamaño adecuado.





