Pedaleó 30 km por el sueño de su hijo: jugar un torneo de fútbol
Santo David Morales, de 44 años, protagonizó un acto de amor en Fiambalá que nos recuerda el valor del sacrificio y la esperanza.
12/05/2025 | 11:50Redacción Cadena 3
En un mundo donde las noticias suelen teñirse de sombras, hoy brilla una historia que nos devuelve la fe en lo humano. Es la historia de Santo David Morales, un hombre sencillo de 44 años, ordenanza de la Escuela Secundaria N° 17 en Fiambalá, una ciudad del interior de Catamarca.
Pero más allá de su trabajo, David es padre, y ese rol lo define como nada más. Vive en el humilde barrio Pampa Blanca, en la localidad de Tatón, junto a su esposa Agustina Isabel Vega y sus dos hijos: Cristian Alejandro, de 12 años, y Alexander Benjamín, de 9.
Este sábado, mientras el sol abrasaba los caminos de tierra de Catamarca, David hizo algo que quedará grabado en el corazón de muchos. Sin auto ni moto, tomó su vieja bicicleta, cargó a Alexander con una botella de agua en una bolsa de nylon, y pedaleó 30 kilómetros —ida y vuelta— desde Fiambalá hasta Saujíl. ¿El motivo? Que su pequeño pudiera jugar un partido en el Torneo Municipal de Fútbol Infantil Mixto, luciendo con orgullo la camiseta del Club Sportivo de La Ramadita.
Alexander, un niño de tercer grado que ama el fútbol y andar en bicicleta, llegó al campo de juego con una sonrisa que no se borró en todo el día. El partido terminó 0-0, pero para él fue una victoria. “Venía contento, jugó, y vino re contento”, contó David a Cadena 3, con la voz cargada de emoción. “Se porta bien, gracias a Dios”, añadió, reflejando el orgullo que siente por su hijo.
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En el trayecto, Denis Bayón, un exfutbolista de Primera División y actual integrante del equipo de veteranos del Club Defensores, se cruzó con ellos. Al ver a David pedaleando bajo el sol inclemente con Alexander, se detuvo, conmovido. “Ese padre no necesita lujos, tiene el mayor de los tesoros: un corazón que late por su hijo”, dijo a Multimedios Abaucán, con lágrimas en los ojos. En un gesto espontáneo, Denis le regaló a Alexander un pantalón corto de su club, un pequeño tesoro para un niño que sueña con el fútbol.
La historia no tardó en viralizarse. Las fotos de ese padre y su hijo, tomadas con respeto y ternura, recorrieron las redes, tocando el alma de una comunidad entera. Sergio Araya, presidente del Club Sportivo de La Ramadita, explicó que, aunque el club y la Municipalidad de Fiambalá ofrecen transporte para los niños, David prefirió ir por su cuenta ese día debido a compromisos familiares. “Nunca falta, siempre está para su hijo. Eso es lo que vale”, destacó Araya con admiración.
David no tiene bienes materiales que lo respalden, pero su amor por sus hijos es inmenso. “Al partido no se lo iba a perder por nada del mundo”, afirmó. Para Alexander, este día fue mucho más que un empate en la cancha; fue una aventura inolvidable, un recuerdo que llevará siempre en el corazón. “Es una aventura de la que Alexander no se va a olvidar más”, cerró David, agradecido por el reconocimiento de su comunidad.
Quizá algún día veamos a Alexander brillar en un estadio lleno, pero hoy, la imagen que nos queda es la de un padre y su hijo pedaleando juntos por un camino polvoriento, con el amor como único motor y el fútbol como sueño compartido.
Historias así nos recuerdan que el verdadero triunfo no está en los trofeos, sino en los gestos que transforman vidas.
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