El regreso de Atlas
Por Adrián Simioni.
26/04/2022 | 14:44Redacción Cadena 3

La biblia del emprendedor que a fuerza de riesgo, talento, esfuerzo y ambición termina generando un bienestar para la sociedad se llama La rebelión de Atlas. Es un libro escrito en 1957 por Ayn Rand, una rusa de familia judía que estudió filosofía y terminó como escritora en Estados Unidos luego abandonar Rusia cuando Stalin comenzaba a consolidar su poder.
La rebelión de Atlas, pésimamente traducido al español, es una reacción a un mundo en el que el Estado comenzaba a colonizar el mercado y en el que la ideología socialista destruía la doctrina clásica del individualismo liberal. Rand cuenta en esa apasionante novela que también es un ensayo filoso, el lock out que empresarios terminan haciendo contra los burócratas. Y cómo la falta de ese nervio emprendedor lleva al planeta a una decadencia sin final.
Pese a los pronósticos de Rand -y por suerte- el mundo sigue generando Atlas. Ejemplos chicos, locales y frescos: apenas empezó la pandemia Argentina se pudo abastecer con rapidez alcohol en gel y respiradores porque en Córdoba había tres Atlas que, sin que nadie se los hubiera pedido, a su propio riesgo, sabían fabricar esos bienes y quisieron y pudieron multiplicar su producción en días. Algún día debiéramos agradecerles con contundencia. Si no todavía estaríamos esperando la planificación de algún burócrata.
La sociedad estadounidense no deja de fabricar nuevos Atlas. Desde Bill Gates a Steve Jobs. Pero esta semana acaba de reclamar la corona de ese mito Elon Musk, un sudafricano que se recibió de físico y que no ha parado de crear empresas: desde Pay Pal, que revolucionó los sistemas de pago, hasta Tesla, que está imponiendo el auto eléctrico, pasando por SpaceX, que promete transformar el transporte aéreo. Musk acaba de comprar Twitter, una empresa carísima que apenas gana plata cuando no la pierde, con el fin declarado de garantizar la libertad de expresión en la red que Musk considera la plaza pública de la era virtual, el lugar de la participación y la discusión política por antonomasia. Musk quiere impedir que un directorio de burócratas sin agallas ni propósitos termine entregando Twitter a la cárcel de la corrección política y la hegemonía del progresismo bienpensante.
Vamos a ver si es verdad. Si le sale. Si cumple. Ayn Rand, la escritora, estaría orgullosa de él. Es el regreso de Atlas.