Europa reconsidera relaciones con China ante presiones de Trump y desafíos globales

BARCELONA (AP) — La Unión Europea enfrenta tiempos difíciles tras las constantes críticas de su tradicional aliado, Estados Unidos. Los recientes desafíos planteados por el gobierno de Donald Trump, que incluyeron la amenaza de adquirir Groenlandia, aranceles a sus productos y un acercamiento a Moscú, han llevado a varios líderes europeos a contemplar la posibilidad de reducir su dependencia de EE.UU.

China, en este contexto, observa con interés la situación. La potencia asiática busca una Europa menos vinculada a Washington, viéndolo como una oportunidad para fracturar la unidad occidental. Cabe recordar que en los últimos años, la UE ha seguido una postura alineada con Washington, imponiendo aranceles sobre vehículos eléctricos chinos y sancionando a funcionarios por violaciones de derechos humanos.

En medio de una guerra comercial con EE.UU. que parece no tener fin, Pekín se posiciona como un socio atractivo para el bloque europeo con el fin de contrarrestar el impacto de los aranceles impuestos por Trump y sostener su influencia global.

Para los líderes europeos, reunidos en Bruselas para discutir la relación con China en medio de una serie de cuestiones globales, la gestión de estos vínculos no resulta sencilla. Una cumbre programada en julio en China, que conmemora 50 años de relaciones diplomáticas, podría ofrecer una oportunidad para vislumbrar un nuevo entendimiento entre ambos actores.

Los lazos económicos entre la UE y China son significativos, con un comercio bilateral que se eleva a 2.300 millones de euros (2.700 millones de dólares) diarios. China se posiciona como el segundo mayor socio comercial de la UE, luego de EE.UU., y ambos actores reconocen la importancia de mantener relaciones estables para el crecimiento económico global.

Sin embargo, Europa, que presenta un notable déficit comercial con China de aproximadamente 300.000 millones de euros en el último año, se siente vulnerable, especialmente al depender de recursos críticos que se utilizan en distintos sectores industriales. Ante esto, Bruselas espera que Pekín cumpla con sus promesas de flexibilizar restricciones a la inversión extranjera.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha señalado que China ha distorsionado el mercado global al promover subsidios masivos y menospreciar los derechos de propiedad intelectual. La inquietud predominante en la UE es que las políticas comerciales de Trump podrían llevar a un aumento en la importación de productos chinos, exacerbando su déficit comercial.

Expertos advierten que esta dependencia podría aumentar el poder de negociación de Beijing, y el analista Alicia García-Herrero considera que Europa se encuentra en una relación asimétrica que Pekín podría aprovechar.

De cara a la cumbre, los analistas anticipan que Beijing demandará a la UE que levante aranceles sobre vehículos eléctricos chinos o que reabra el Acuerdo Global de Inversiones. Cualquiera de estas acciones enviaría un mensaje claro a EE.UU.

A pesar de estas tensiones, la cumbre en sí podría ser significativa, ya que Von der Leyen busca conectarse con el presidente chino, Xi Jinping. Existe la expectativa de que el trato recibido por la líder europea sea más favorable que en su anterior visita.

Sin embargo, las relaciones entre la UE y China enfrentan retos significativos, particularmente a raíz de la guerra en Ucrania y el enfoque de Pekín hacia Rusia, que han traído desconfianza en el bloque europeo. Las recientes detenciones de empleados de Huawei en Bruselas por soborno son otro recordatorio de la complejidad en estas relaciones.

Además, EE.UU. ha expresado su preocupación por un acercamiento de Europa a China, sugiriendo que podría perjudicar la posición de Washington en la relación con Pekín.

Según analistas, una colaboración más estrecha entre Europa y China podría debilitar las posibilidades de oposición a la influencia china, y se advierte que para competir efectivamente, es indispensable la unión de EE.UU., la UE y Japón en los foros internacionales.

Los desafíos en la relación se presentan en un marco de comercio, defensa, derechos humanos y ciberseguridad, dejando entrever que, aunque surjan propuestas de diálogo, la cooperación requerirá un enfoque equilibrado y estratégico.

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