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Marcus Rashford, el verdadero jugador del pueblo

Con 23 años, la figura del Manchester United se enfrentó a una decisión del gobierno británico y es el líder de un movimiento que defiende a los niños en situación de pobreza. Conocé su historia.

07/11/2020 | 13:29Redacción Cadena 3

  1. Audio. Marcus Rashford, el verdadero jugador del pueblo

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Más allá de ser el deporte con más aficionados en el mundo, el fútbol es una atractiva vía de escape para miles de chicos en contextos muy difíciles, marcados por la pobreza y la falta de oportunidades. No es casual que tantos futbolistas profesionales compartan esos rasgos en sus historias: un origen humilde, años de sacrificio y la pelota como motor del cambio en sus vidas. El joven delantero del Manchester United, Marcus Rashford, no es la excepción a la regla.

Con apenas 23 años, es el dueño de la camiseta número “10” en el Manchester y en su selección, su pase está valuado en 80 millones de euros y se salvó económicamente por el resto de sus días, pero jamás olvidó sus raíces. Por ese motivo fue uno de los primeros en alzar la voz a mediados de este año, cuando en plena pandemia el gobierno británico anunció que recortaría los vales de comida gratis en las escuelas públicas. El goleador del United, que había sido beneficiario de esos planes durante toda su infancia, sintió que no podía quedarse de brazos cruzados.

Fue la cara visible de un movimiento que luchó en defensa de un programa que ayudaba a miles de niños y niñas en todo el país. Cuando el portavoz oficial comunicó que el primer ministro Boris Johnson había oído el reclamo y daría marcha atrás con su decisión, Rashford entendió que el fútbol era una herramienta más poderosa de lo que imaginaba. Su mejor arma fue su historia de vida, que narró en una sincera carta y lo convirtió en el jugador del pueblo.

La carta de Rashford

Recuerdo la noche del 27 de mayo de 2016, en el estadio del Sunderland, después de batir el récord al jugador más joven en hacer un gol con la selección mayor. Miré a la multitud ondeando sus banderas en las tribunas y me sentí sumamente orgulloso, no solo por mí, sino por todos los que me habían ayudado a llegar a ese momento, y a cumplir mi sueño de jugar para Inglaterra.

Sin la amabilidad y generosidad de la comunidad que tenía a mi alrededor, no existiría el Marcus Rashford que ven hoy: un hombre negro de 22 años lo suficientemente afortunado como para hacer una carrera jugando al deporte que ama.

Mi historia para llegar aquí es muy común entre las familias inglesas: mi madre trabajaba a tiempo completo por el salario mínimo, para asegurarse de que siempre tuviéramos un plato de comida, pero no era suficiente. El sistema no fue creado para que familias como la mía tuvieran éxito, sin importar lo mucho que trabajara mi madre.

Dependíamos de clubes sociales, comidas gratis en la escuela y la amabilidad de vecinos y entrenadores. Conocíamos muy bien los comedores populares, y recuerdo que íbamos allí cada año para buscar nuestra cena navideña. Recién ahora entiendo el enorme sacrificio que hizo mi madre al enviarme a vivir en una pensión a los 11 años, una decisión que nadie tomaría a la ligera.

Este verano deberíamos haber jugado con la selección, mientras padres e hijos celebraban nuestros goles. Sin embargo, el estadio de Wembley podría llenarse más de dos veces con los 200 mil niños que tuvieron que saltarse comidas durante la cuarentena, porque sus familias no tenían dinero. Hace diez años, yo habría sido uno de ellos. Me pregunto si alguna vez estarán lo suficientemente orgullosos de su país como para ponerse la camiseta de Inglaterra y cantar el himno nacional desde las tribunas.

Rashford y su madre

Cuando empezó la cuarentena y las escuelas cerraron temporalmente, me asocié con una organización para darle comida a los más necesitados. Si bien la campaña distribuye 3 millones de platos a la semana en todo el Reino Unido, reconozco que no es suficiente. Esto no se trata de política; se trata de humanidad. Mirarnos en el espejo y sentir que hicimos todo lo posible para proteger a aquellos que, por cualquier razón o circunstancia, no pueden protegerse a sí mismos. Dejando a un lado las preferencias políticas, ¿no podemos estar todos de acuerdo en que ningún niño debería irse a la cama con hambre?

Recibí miles de testimonios de personas que la están pasando mal. Escuché a padres que están luchando contra la depresión, que no pueden dormir, que están preocupados por cómo van a ayudar a sus familias después de haber perdido sus trabajos. Directores de escuela que están cubriendo personalmente el costo de alimentos para las familias vulnerables de su comunidad. Madres que no pueden pagar el aumento de las facturas de electricidad durante el aislamiento, y padres que dejan de comer para que sus hijos puedan hacerlo. Esto es Inglaterra en 2020...

He leído tweets durante las últimas semanas en los que algunos culpan a los padres de tener hijos que no pueden mantener. Ese mismo dedo podría haber apuntado a mi madre, pero crecí rodeado de cariño. El hombre que ves parado frente a ti es producto de su amor y cuidado. Tengo amigos de clase media que nunca experimentaron un pequeño porcentaje del amor que recibí de mi mamá: una mujer soltera que sacrificaría todo lo que tenía por nuestra felicidad. Estos son los padres de los que estamos hablando. Padres que trabajan todas las horas del día por un salario mínimo, y que hoy ni siquiera tienen eso.

Rashford es voluntario en organizaciones benéficas

¿Sabes cuánto coraje se necesita para que un adulto diga: "No puedo más" o "No puedo mantener a mi familia"? Hombres y mujeres están pidiendo nuestra ayuda y no los escuchamos. Familias como la mía confiaban en los clubes sociales durante las vacaciones de verano, porque les daban a los niños un espacio seguro y una comida al día. Hoy no tienen esa opción. Si se quedaban sin trabajo, habrían ido al centro de empleo el lunes a primera hora, para encontrar algo que les permitiera mantener a sus familias. Hoy no hay respuestas.

El Gobierno tomó un enfoque de "lo que sea necesario para cuidar la economía”. Les pido que extiendan ese mismo pensamiento para proteger a todos los niños vulnerables en Inglaterra. Escuchen sus súplicas, los ojos de la nación están puestos en ustedes: cambien de idea para que proteger a los más vulnerables sea su prioridad absoluta.

Como un hombre negro de una familia de bajos ingresos en Manchester, yo podría haber sido una estadística más. En cambio, gracias a los cuidados de mi madre, mi familia, mis vecinos y mis entrenadores, las únicas estadísticas con las que estoy asociado son los goles y los partidos internacionales. Sería injusto con mi familia, con mi comunidad y conmigo mismo si hoy no levantara mi voz para pedir ayuda.

Atentamente, Marcus Rashford.

La carta original fue publicada por el futbolista el 14 de junio de 2020 en sus redes sociales.

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