Mignone, titular de IDEA: “Somos campeones del mundo en impuestos distorsivos”
El presidente del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina dijo a Cadena 3 que “falta terminar el proceso de estabilización de la economía”. Este miércoles, comienza el tradicional evento en Mar del Plata.
14/10/2025 | 22:15Redacción Cadena 3
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Audio. Mignone, presidente de IDEA: “Somos campeones del mundo en impuestos distorsivos”
La Argentina Hoy
El coloquio de IDEA se titula "Juega Argentina. A competir, a producir y a innovar". ¿Por qué eligieron la idea del juego como una responsabilidad pendiente del país: competir, producir e innovar?
Creemos que estamos transitando un mundo complejo que demanda lo que Argentina tiene: talento, condiciones sociales y de paz, energía, minería y alimentos. Tenemos el equipo preparado, buenos jugadores, pero no hemos sabido salir a jugar. El título busca transmitir que, con una macroeconomía que comienza a ordenarse, lo que nos permite empezar a planificar a mediano plazo, y con las oportunidades que el mundo nos está otorgando, solo nos faltan dos cosas. Primero, entrenar nosotros puertas adentro. Venimos de una economía dislocada donde la persona más importante en la empresa era el CFO (gerente financiero), y no el gerente de producción. Con una economía con inflación a la baja y más estable, el gerente de producción empieza a tener más relevancia. Tenemos que trabajar en nuestras empresas, revisar nuestros modelos de negocio, nuestros procesos y nuestra tecnología. Esto es una condición necesaria para poder competir en el mundo, para ganar competitividad. Y, segundo, debemos demandar aquellas acciones que el Estado tiene que dar para nivelar la cancha. No podemos jugar en una cancha inclinada porque tenemos el doble de impuestos que nuestros competidores o porque tenemos condiciones laborales que no permiten tener la productividad que tiene el resto del mundo. Argentina ha caído un 18% en productividad por empleado en los últimos 15 años, mientras que el mundo creció 14%.
Se está acomodando la macroeconomía con un gran esfuerzo social, lo que nos da las condiciones para animarnos a entrar en el mundo de la competencia verdadera. ¿Cree que el empresariado se animará a arriesgar y a producir en este contexto, considerando que esto exige un fuerte cambio cultural y mentalidad?
Eso que usted menciona, el lanzarse a la espera de que venga otro trapecista, se llama confianza. Argentina perdió justamente la confianza en los últimos años, y recuperar la confianza es gran parte de lo que tenemos que construir para poder lanzarnos con total tranquilidad. El empresariado, independientemente de las realidades políticas y los distintos gobiernos, ha seguido trabajando, invirtiendo, y tratando de sobrevivir en una Argentina con reglas de juego que cambiaban permanentemente. Para regenerar esa confianza que se necesita, lo que tenemos que hacer es generar reglas de juego claras y, de una vez por todas, sentarse a discutir los temas que le interesan al país de una manera responsable. No se puede construir política económica de largo plazo con un Congreso que discute cosas que no le interesan a nadie, enfocándose en lo electoral y no en los intereses de mediano plazo del país.
Existe una coincidencia entre economistas y empresarios sobre la necesidad de reformas estructurales: laboral, impositiva y previsional. ¿Qué prioridad le daría a estas reformas para el nuevo Congreso que va a surgir? ¿Por dónde debería empezar?
Yo creo que las más necesarias son la impositiva y la laboral. Se puede dar una reacción rápida en la economía. La reforma impositiva es necesaria y va muy de la mano con la laboral por el concepto de la informalidad, ya que la informalidad impositiva es hermana de la informalidad laboral. Hay que corregir ambas para tener una base por dos razones: una por una cuestión de equidad, para que no exista la competencia desleal, y la otra para poder expandir la base de contribuyentes. No puede suceder que quienes pagan impuestos terminen pagando el doble. Además, hay que abordar con urgencia lo impositivo, sobre todo con los impuestos distorsivos. Un impuesto distorsivo genera costos de producción, incrementa el precio del producto o servicio y nos hace perder competitividad frente al mundo. Lo que decimos es que hay que eliminar los impuestos distorsivos, ya sea eliminándolos o modificándolos por un mejor impuesto. Un impuesto a las ganancias o el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es mucho mejor impuesto que Ingresos Brutos, débitos y créditos bancarios, retenciones a la exportación o tasas municipales, que son aquellos que nosotros llamamos impuestos superdistorsivos. Argentina es, con diferencia, campeona mundial en recaudación de impuestos distorsivos en proporción a su producto.
En industrias con alta movilidad, como la economía del conocimiento, los impuestos y tasas municipales tienen un impacto muy fuerte, al punto de generar la salida de empresas. ¿Cómo afecta este sistema impositivo local a la productividad?
En la industria del conocimiento, una de las razones para instalarse en una ciudad tiene que ver con el nivel de tasas municipales o ingresos provinciales, y la conectividad. Sin lugar a dudas afectan, porque el problema es que tanto la tasa municipal como Ingresos Brutos pretenden cobrar sobre el total de los ingresos, independientemente de dónde se preste el servicio, y generan un efecto cascada. Yo he denominado a la tasa municipal “la rueda de la felicidad de los intendentes”. El intendente, en lugar de cobrarle a su votante por el servicio que le presta, le cobra a las empresas por lo que producen, sin pensar en la consecuencia que genera: un precio más caro. Al final, el vecino termina pagando un precio más alto del bien o servicio que recibe con un impuesto escondido.
El presidente ha exhortado en varias oportunidades a los empresarios a que se animen a invertir. ¿Por qué los empresarios argentinos no se atreven todavía a aumentar la tasa de inversión, que es lo que señala la tendencia creciente de una economía?
El proceso de inversión es un proceso evolutivo. Si bien la macroeconomía se va ordenando, todavía falta. El año pasado hubo un incremento en la inversión con los recursos disponibles en el país, lo que se observó fundamentalmente en el sector bancario, ya que el sector público se retiró como tomador de préstamos y fue reemplazado por el sector privado. Este proceso se interrumpió por la volatilidad de tasas en julio o agosto con el desarme de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez). Aunque se está volviendo a recuperar, todavía sigue siendo bajo. Aún falta otro componente que Argentina no ha logrado: el acceso al crédito internacional. Mientras el riesgo país siga en el orden de los 900 puntos o arriba de 700, es muy difícil acceder a ese financiamiento. Todavía falta terminar el proceso de estabilización de la economía, y es ahí donde entran en juego las reformas estructurales que mencionábamos. Esas reformas no son un capricho de nadie, son un paso más en un proceso que nos permita tener una economía mucho mejor sustentada.
Más allá de las diferencias típicas de una campaña electoral, ¿entiende que hay suficiente consenso entre el oficialismo y algunos potenciales aliados (funcionarios, gobernadores, etc.) para llevar adelante las reformas estructurales de las que hablamos (laboral, impositiva, previsional)?
Yo creo que sí. En la discusión con una parte de los gobernadores, este tema está presente y hay más acuerdo que diferencias. El problema es que en los momentos electorales se marcan más las diferencias. Lo que se espera es que pasado el ruido electoral se puedan sentar con mayor madurez. Nosotros estamos dispuestos a participar de esas discusiones y por eso construimos esta agenda. Creemos que, por otro lado, los gobernadores hoy son los principales beneficiarios de estas reformas, porque los recursos que Argentina tiene para ofrecerle al mundo están principalmente basados en las provincias. La economía que viene ya no está concentrada en el AMBA, sino que está mucho mejor distribuida. Si los gobernadores entienden esa posibilidad y que la economía del futuro está basada en sus provincias, las reformas hay que discutirlas. Nadie pretende la reforma ideal, acá hay que avanzar, si hay que avanzar por capas, avancemos, lo que tenemos es que avanzar.
Usted planteó la necesidad de una discusión impositiva que incluya una discusión sobre los fondos coparticipables. Las provincias más productivas de Argentina son las que más aportan al sistema y, proporcionalmente, las que menos sacan. ¿Cree posible que se abra una discusión en profundidad sobre cómo se recauda y cómo se reparten los impuestos en el país?
La discusión sobre la coparticipación debería incorporarse. Hasta ahora, el elemento que se usó fueron los denominados pactos fiscales, donde las provincias acordaban con el gobierno nacional ciertas modificaciones en la distribución de recursos. Sin embargo, tienen un mandato constitucional que todos han decidido ignorar por 20 o 30 años. Ese debate hay que hacerlo de manera madura. No se le puede sacar el piso de recursos que tienen, pero el resto de los recursos por encima hay que discutirlos con una legislación. La actual ley de coparticipación tiene coeficientes fijos que ya no tienen nada que ver con la realidad de las provincias. Por ejemplo, esos coeficientes se construyeron sin Vaca Muerta, ni la potencialidad de la minería de San Juan, ni el litio. Si queremos resolver el tema de fondo, hay que encarar la Ley de Coparticipación Federal. Si el avance tiene que ser por etapas, avancemos por etapas, pero avancemos.
Para finalizar, ¿qué libro recomendaría como aporte a la biblioteca virtual de "La Argentina, hoy"?
Recomiendo el libro "El combate perpetuo", escrito por Marcos Aguinis, que es la vida novelada del almirante Brown. Es un libro que habla de la resiliencia y de la capacidad que tiene el ser humano de construir cuando tiene un objetivo claro.
Entrevista de Sergio Suppo.





