Ignacio Aguirre, un educador sobre el SIDA: “Su aliada es la discriminación”
El fundador de la ONG ACES (Adolescentes contra el SIDA), creada hace 33 años en Jesús María, contó a Cadena 3 los desafíos que tuvo para llevar adelante su obra, que apunta a la prevención e integración.
17/12/2025 | 20:59Redacción Cadena 3
-
Audio. Ignacio Aguirre, un educador sobre el SIDA: “Su aliada es la discriminación”
La Argentina Hoy
Usted fue reconocido como el Cordobés del Año en un concurso, reflejo de un trabajo que me gustaría que recuperemos para traerlo al presente, ya que usted y su grupo de trabajo, ACES (Adolescentes contra el SIDA), siguen luchando y haciendo prevención de forma incansable.
Estoy muy contento de reencontrarme con usted. Siempre lo voy a recordar, porque participó de algo que significó un antes y un después en la historia de nuestra ONG, ACES. Estamos hablando de 33 años.
Usted es bioquímico de Jesús María. Aunque todavía no existe una cura definitiva para el SIDA, hay tratamientos fantásticos que neutralizan la enfermedad. ¿Cómo surgió la idea de reunirse para que los jóvenes aprendieran a cuidarse y prevenir la enfermedad?.
La mayoría de las organizaciones no gubernamentales que trabajamos con la problemática del SIDA compartimos una raíz común: nos tiene que afectar alguien cercano, un familiar o un amigo. A mí me pasó eso, yo perdí un amigo a causa del SIDA. Tiempo después me encontré con su esposa, que es médica, y me contó que él estaba muriendo. Fue un golpe duro, sobre todo porque yo era de las personas que creía que el SIDA solo afectaba a las trabajadoras sexuales africanas o a los homosexuales masculinos de Estados Unidos, pero sin embargo, sí existía en Argentina, Córdoba y Jesús María.
Usted tiene una base profesional como bioquímico. ¿Cómo unió su conocimiento profesional con el drama personal que lo tocó tan de cerca para ponerse en marcha hace 33 años?.
Yo fui docente de una escuela secundaria durante 35 años. Era profesor del último año, con alumnos de 16, 17 y 18 años. Tenía la costumbre de hablar con ellos sobre temas que les interesaban, como el consumo de drogas, la relación con sus padres o el inicio de la vida sexual activa. Esto me facilitó el diálogo. Al leer sobre experiencias en África y Estados Unidos, pensé que sería bueno que los jóvenes hablaran con los jóvenes, porque en esa etapa se le cree mucho más al mejor amigo que a los padres o a los profesores.
La iniciativa fue educar a los jóvenes sobre la problemática del VIH/SIDA para que ellos difundieran la información, incluyendo cómo evitar el contagio y dónde está el riesgo.
Exactamente. El objetivo no sólo era hablar sobre el contagio, sino también sobre lo que rodeaba y sigue rodeando a la enfermedad, cuyo principal aliado es la discriminación.
/Inicio Código Embebido/
Salvar vidas. Hugo Pizzi: “Las vacunas y el agua potable nos sacaron de la Edad Media”
En diálogo con Cadena 3, el médico infectólogo calificó de “bochornoso” el evento antivacunas organizado por la diputada chaqueña del PRO, Marilú Quiroz. Advirtió que la inmunización bajó al 42% en algunas dosis del calendario.
/Fin Código Embebido/
Usted tuvo que enseñar que el preservativo es una barrera apta para la contención del contagio de SIDA.
Claro que podíamos, pero muchos profesores no querían entrar en conflicto con la familia hablando de cuestiones de la sexualidad. Hoy la situación es más grave, ya que el celular permite a los jóvenes entrar en contacto con muchas cosas sin que sus familiares o profesores lo sepan.
El premio "Cordobés del Año" marcó un antes y un después en su trabajo.
La cuestión era cómo facilitar el camino de la información a los jóvenes sin generar conflictos con el mundo adulto, aunque yo entré mucho en conflicto con ellos. Después del premio, hubo mucha gente que reflexionó sobre el castigo. Yo me empeñé en que la comunidad de Jesús María y alrededores supiera que, si bien el premio me lo dieron a mí, ese premio era de ACES.
Además del reconocimiento provincial, ¿las campañas de prevención en los medios, orientadas a la importancia del uso del preservativo en relaciones no monogámicas, ayudaron a que los jóvenes aprendieran, a pesar de que a veces es vergonzoso hablar de estos temas?
Sin lugar a dudas, ayudó, y el tema sigue siendo vergonzoso. Los prejuicios son brutales. Es por eso que, después de 33 años, ACES nunca pudo ingresar al Seminario Menor y solo pudo entrar una vez al Colegio del Huerto, ambas escuelas secundarias religiosas. Creer que hablar de estas cuestiones empuja a los chicos a tener sexo es un despropósito sin fundamento. Está demostrado que el joven que recibió educación sexual comienza su vida sexual activa más tardíamente y con más cuidados.
Además, lograron entrar a otros muchos lugares. ¿Cómo evolucionaron estos 33 años?
Entramos a muchísimas escuelas. Tuve el honor de ser elegido presidente de la Sociedad Argentina de Sida de Córdoba, lo que me abrió muchas puertas. Ya no era el "profecito" que les llenaba la cabeza a los chicos de Jesús María; ya había un sustento y un apoyo más que importante. Pude ir con los chicos a congresos científicos, donde los profesionales y docentes veían a los jóvenes actuar en una obra de teatro explicando todas estas cuestiones.
La clave de la ONG es que no era el adulto quien daba la charla, sino sus compañeros. ¿Cómo formó a esos jóvenes para que fueran a las escuelas a hablar sobre prevención?
Desde aquel tiempo nos juntamos todos los viernes para compartir información. Antes de ir a una escuela, los jóvenes que iban a hablar se paraban delante de sus compañeros a dar la charla. Esos mismos compañeros hacían correcciones, y de esa manera se fue elaborando el discurso. Hubo toda una construcción del mensaje que tenía por objetivo la salud de ellos.
¿Cuánto aprendió usted enseñando?
Aprendí y sigo aprendiendo muchísimo, porque los jóvenes que van a la ONG tienen una mirada muy especial y se sienten libres para poder hablar. Un dato importante es que alumnos de la Universidad Siglo 21, de Jesús María y de muchos del norte realizan su práctica solidaria con nosotros todos los viernes.
¿Lleva la cuenta de cuántos jóvenes han pasado por ACES? Nunca pensó en dejar el trabajo.
Han pasado entre 3.500 y 4.000 jóvenes. Nunca pensé en dejarlo. Creo que no hacerlo es abrir la puerta a muchos problemas, porque si bien hablamos de SIDA, también tocamos temas que lo rodean, como el consumo de drogas y la relación con el mundo adulto. Recuerdo la anécdota de un padre que vino a agredirme porque su hija había contado en casa lo que le habíamos enseñado. La hija le respondió que había aprendido eso porque no quería quedar embarazada, quería estudiar y casarse cuando ella lo decidiera, no cuando la biología lo decidiera.
Además del SIDA, el consumo de drogas ha avanzado lamentablemente. ¿Cómo se vinculó y se relaciona ACES con ese problema?.
Fue algo que nos tocó a todos. La frontalidad que tuve y sigo teniendo al respecto ha ayudado mucho. A los chicos les decimos: "Detrás tuyo hay un montón de gente que sufriría mucho si algo te pasa". Las drogas te están quitando vidas todos los días un poquito, y te quitan uno de los tesoros más grandes que tenemos, que es la libertad. Uno no podrá decidir por sí mismo, porque terminan decidiendo las drogas. Estoy muy asustado con el tema de la droga.
El advenimiento de nuevas drogas genera mucho temor. ¿Encontró muchos 'Nachos Aguirres' dedicados a esta labor después de empezar a trabajar en ACES?.
Esa ha sido una frustración bastante grande. En cada charla ofrecimos nuestros materiales y enseñanzas, disponibles por teléfono o correo, pero no hemos tenido muchos ACES. Los pocos que han surgido han tenido una vida muy corta y efímera.
Entonces, no hay mucha gente que trabaje en prevención de salud desde las bases como lo ha hecho usted durante tantos años.
No, que yo sepa. Recientemente, hablando con la Fundación Huésped, la más antigua del país en este tema, me contaron que cumplen 35 años. Nosotros cumplimos 33 años, por lo que estamos cerca de alcanzarlos en longevidad.
La Fundación Huésped nació en Buenos Aires y suele considerarse nacional, como si su trabajo en Jesús María no lo fuera.
Seguro. Además, la fundación está vinculada con un centro de asistencia importante, y han podido hacer prevención con médicos y psicólogos, aunque no tienen grupo de adolescentes. Para nosotros fue más complicado, porque el hecho de hablar para los chicos desde los chicos generó un rechazo muy triste por parte de la sociedad. No obstante, seguimos insistiendo y todavía estamos de pie.
¿Es más difícil educar para prevenir el contagio que enseñar a aceptar e integrar al enfermo de SIDA?.
Justamente creo que el trabajo más difícil ha sido luchar contra la discriminación, que es probablemente la causa fundamental por la que el SIDA ha crecido en el mundo. Es muy difícil entender cómo un joven de 20 años tiene que ir al Hospital Rawson a pedir su medicación y ocultarla de su familia por temor a la respuesta de ellos. No ha sido tan difícil educar a otros chicos, que terminan asintiendo y agradeciendo. Me ha pasado ir a dar charlas a escuelas primarias con niños de 11 o 12 años y ver que hacen fila para darme un beso. Eso no tiene precio, ya que nunca gané una moneda con este trabajo.
Su trabajo enseña tanto a cuidarse como a integrar a las personas.
Yo sigo creyendo, y esto lo he transferido a todos los chicos, que la peor de las respuestas sociales es la discriminación. El día que no haya más discriminación, la realidad con respecto al SIDA y a otras problemáticas sexuales va a ser totalmente distinta. Un Premio Nobel de la Paz escribió que la causa fundamental del crecimiento de la pandemia del VIH/SIDA es la discriminación.
¿Me equivoco si digo que muchos de esos jóvenes, que ahora son adultos, le agradecen su enseñanza cuando lo encuentran?.
No se equivoca. Me pasa frecuentemente. Una vez, una joven que había pasado por ACES me agradeció porque se dio cuenta de que le estaba explicando a su hija de 15 años lo que yo le había explicado a ella, y que ella a su vez le había explicado a sus viejos. En ese momento caímos en cuenta de que son tres generaciones atravesadas por nuestra incidencia. He tenido muchas más satisfacciones, momentos gratos y alegrías que malos ratos.
Usted, además, es bioquímico. ¿Cuántas horas y días a la semana dedica a ACES?
Me acabo de jubilar. Es muy difícil decir cuántas horas he destinado, pero lo único que puedo decir es que esas horas me han llenado el corazón y el alma. Me han dejado la sensación de que uno puede irse de este mundo con mucha satisfacción si fue útil, y me he sentido útil.
Espero que siga siendo útil por mucho tiempo.
Espero fervientemente que sí. Quiero invitar a todos a la "Marcha de las 1.000 Remeras" que hacemos en Jesús María el primero de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. El desafío anual es encontrar nuevos mensajes para que la remera sea el principio de un diálogo que eduque a quien no sabe.
Para finalizar, ¿qué libro recomendaría a los oyentes?
Recomendaría el libro "Encuentra a tu persona vitamina", de Marián Rojas Estapé. Aunque acabo de empezar a leerlo, me ha impactado gratamente por su enfoque en las relaciones humanas, el afecto y el amor.
Entrevista de Sergio Suppo.





