El cardenal Robert Prevost asumió como papa León XIV, el primer pontifice estadounidense de la Iglesia
Robert Prevost fue electo como papa León XIV, convirtiéndose en el primer pontífice estadounidense. Con ascendencia española y ciudadanía peruana, su historia es notable en el Vaticano.
08/05/2025 | 14:56Redacción Cadena 3
La elección de Robert Francis Prevost Martínez como papa León XIV el pasado jueves, marca un hito significativo en la historia de la Iglesia Católica, dado que se convierte en el primer pontífice estadounidense. Nacido en Chicago hace 69 años y con un trasfondo diverso que incluye raíces francesas y españolas, Prevost también cuenta con la ciudadanía peruana, estableciéndose como un símbolo de la inclusión dentro de la Iglesia.
Durante su trayectoria, Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y completó su formación académica en la Universidad de Villanova, donde se graduó en Ciencias Matemáticas, y en la Universidad Angelicum de Roma, donde obtuvo un doctorado en Derecho Canónico. Su vida eclesial estuvo profundamente influenciada por su paso por Perú, donde llegó en 1985 como misionero agustino, desempeñándose en varios roles de liderazgo en la diócesis, entre ellos como canciller y director de vocaciones.
El papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo en 2014, y en 2018 se integró a la Conferencia Episcopal Peruana. En 2023, Prevost fue designado como prefecto del Dicasterio para los Obispos, organismo clave en la selección y supervisión de obispos a nivel global. Esta experiencia plural le otorga una perspectiva única que seguramente influirá en su papado.
Prevost eligió el nombre de León XIV en honor a San León Magno y al papa León XIII, conocido por su encíclica Rerum Novarum. Con su elección, León XIV subraya la continuidad con el enfoque pastoral de Francisco, compartiendo una visión centrada en la justicia social, el cuidado de los migrantes y el compromiso con los más necesitados. Esta elección no solo representa un cambio generacional en el liderazgo de la Iglesia, sino también una reafirmación de valores inclusivos y contemporáneos que podrían redefinir la dirección eclesiástica en el futuro.




