Consejos para lavar y cuidar tus almohadas de plumas

Las almohadas son un elemento esencial en nuestro descanso, pero requieren limpieza periódica para mantener su frescura. Con el tiempo, los aceites y la suciedad de la piel y el cabello pueden acumularse en las almohadas, incluso si se utilizan fundas. Por ello, es importante saber cómo lavarlas adecuadamente.

Según los expertos del Good Housekeeping Institute Cleaning Lab, las almohadas de plumas pueden lavarse en la lavadora y secarse en la secadora, pero es fundamental seguir ciertas precauciones para evitar que se dañen. A continuación, se detallan los pasos para lavar correctamente tus almohadas de plumas.

Cómo lavar almohadas de plumas
La buena noticia es que puedes colocar estas almohadas en tu lavadora. Se recomienda utilizar una máquina de carga frontal o superior sin agitador, es decir, sin el gran eje central que se encuentra en algunas máquinas, diseñado para rotar el agua y la ropa. Si solo tienes una lavadora de carga superior con agitador, coloca las almohadas en la tina de forma vertical, lo que reduce la posibilidad de que se enreden y se dañen.

Antes de iniciar el lavado, verifica que no haya cortes ni rasgaduras en la funda de la almohada. Para un lavado equilibrado, carga dos almohadas a la vez y utiliza solo una pequeña cantidad de detergente. Se sugiere el uso del detergente líquido Gain, que cuenta con el respaldo del Good Housekeeping Seal. Ajusta la máquina en el ciclo delicado y realiza un segundo enjuague para asegurar que no queden residuos de detergente.

Cómo secar las almohadas
Una vez que hayas lavado las almohadas, colócalas en la secadora. Es recomendable añadir algunas pelotas de tenis limpias o pelotas de secado para ayudar a que las almohadas mantengan su forma y se sequen de manera uniforme. Selecciona un ciclo de secado a baja temperatura y verifica periódicamente el estado de las almohadas para evitar que se sobrecalienten.

Además de la limpieza, es importante saber cuándo es el momento de reemplazar tus almohadas de plumas. Generalmente, se recomienda cambiarlas cada 1 a 2 años, dependiendo del uso y el desgaste. Si notas que tus almohadas han perdido su forma o no ofrecen el mismo soporte que antes, es hora de considerar una nueva compra.

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